El jefe estresante, ‘typical spanish’

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Si el mes pasado ya toque el tema en el post titulado ‘Como es de estresante tu trabajo’ desde el punto de vista de como cualquiera de nosotros podía evaluar lo que genera estrés en su trabajo e identificar y cuantificar si lo esté sufriendo, hoy he escogido el ‘otro lado de de la mesa’: que los ‘jefes’ sepan cuantificar lo que se pierde por el estrés que su mala gestión o ‘liderazgo’.

Si algo estresa a un trabajador (por decirlo de una forma suave y educada) es tener un mal jefe. Lo más doloroso del caso es que en muchas empresas está formas de dirigir se consideran las adecuadas y las correctas para ‘la motivación’ de sus miembros.

No hace mucho alguien me dijo que el dueño de Mango puso a toda su plantilla de la fábrica en Cataluña y encima de una mesa ‘arengó’ a las masas diciendo que quien no trabajase al 200% de sus rendimiento mejor que e fuera para casa.

¡¡Y que gentuza como esta sea considerada al élite empresarial de este pais!! ¡¡Así nos va!!

Cómo es de estresante tu trabajo (#infografia)

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Es algo que podría resultar algo llamativo teniendo en cuenta el número de parados, a muchos de los cuales les gustaría sentir este estrés, pero lo cierto es que unos por tenerlo y otros por lo contrario, el estrés está a la orden del día.

Hoy apoyándonos en una infografía realizada con datos facilitados por la America Psychological Association vamos a intentar medir que es lo que motiva la aparición del estrés en un trabajo, o mejor dicho, en los cometidos inherentes a un puesto de trabajo.

Situaciones frente a superiores, a compañeros de trabajo, ante clientes,…., desplazamientos que se deban de realizar, horarios partidos,…., muchas son las carcaterísticas de diferentes puestos de trabajo que provocan estrés y lo peor, como este se refleja posteriormente en la salud.

Por norma general cada no sabe si su trabajo es estresante o no pero, ¿sabría cuantificar ese estrés? Porque eso es lo necesario si lo que se quiere es comparar diferentes profesiones y los grados de estrés que se pueden alcanzar en cada una.

Miremos los datos de la infografía.

5 Claves para evitar quedarse cansado de la social media

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Cómo poder evitar la posible desidia y el cansancio al usar la social media:

1. Ten un plan de….
No necesitas una estrategia de contenido compleja, con pasos de acción específicos para acometer. El sentido general u objetivo general, será suficiente para ayudar a evitar un el excesivo estrés de un plan de actuacónes exigente.

Una vez que hayas decidido sobre cual es tu objetivo general , escribirá unas pocas acciones diarias que necesitas para avanzar hacia él. No nos gusta el planificar tanto la social media, pero es la forma de evitar que algunos se acaben cansando de su uso.

2. Seguimiento de su tiempo
¿Sabes cuánto tiempo ‘gastas’ en utilizar social media?

La famosa dedicación. Saber lo que uno quiere conseguir y planificarlo en el tiempo permitirá el evitar estreses innecesarios como son las prisas por llegar lo antes al objetivo general marcado.

Lo importante…. para ayer

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Imaginaros que os encontrais en una sala de guardia de un hospital, frente a un gran letrero que dice: “Los pacientes serán atendidos por estricto orden de llegada”. Ingresa un joven accidentado con leves raspaduras en sus rodillas por haberse caído de una motocicleta, y diez segundos después un caso grave de infarto de miocardio. Siguiendo las indicaciones del letrero, el médico de guardia le da prioridad y atiende al joven, haciendo esperar al infartado, solo por cumplir con las instrucciones del letrero. Parece todo muy insólito ¿no es cierto?

Sin embargo, ¿cuántas veces en nuestros negocios prestamos atención a las “raspaduras de rodilla” y dejamos para más tarde ocuparnos de los “infartos”? , sólo por dedicarle más tiempo a lo fácil, a lo más leve, a lo más llevadero.

Y lo realmente importante y serio – en este caso sería el “infarto” – lo postergamos porque resolverlo nos resulta una tarea fastidiosa, estresante y a la cual hay que ponerle mucha atención y energía. Es decir, que con bastante frecuencia priorizamos aquello que es placentero o atractivo – o que nos resulta menos trabajoso – posponiendo lo efectivamente importante.

Esa actitud la adoptamos a menudo inconscientemente, por no detenernos unos minutos a analizar la importancia de cada situación y otorgarle la prioridad que cada caso merece para el cumplimiento de nuestros objetivos.

Quizá no sea exactamente lo que nos ocurre a nosotros, pero es probable que haya alguna similitud. Evaluaremos unas simples soluciones para elaborar una agenda efectiva. Si seguimos esa agenda, no tendremos que esforzarnos tremendamente al fin del mes, para poner al día las labores postergadas.

Si logramos mantener la homogeneidad de nuestra tarea registrada en la agenda, el esfuerzo será bien distribuido a lo largo de la semana y del mes, y de tal forma nos ahorraremos sufrir el estrés de los apurones de los últimos días. Y es sabido que el estrés producido por las urgencias, denominado “síndrome de DDMC» (el Dia a Dia Me Come), es una de las formas más comunes de dilapidarlo.

Primero: Hacer una lista por escrito de todas las actividades semanales relacionadas con nuestro negocio: capacitaciones a tomar, llamadas telefónicas, reuniones con nuestro equipo, contactos con prospectos, seguimiento de los mismos, presentación de productos y del plan de negocios, visitas de posventa.

Segundo: Realizada la lista anterior, analizar dichas actividades programadas, separándolas en diferentes columnas según la importancia y prioridad asignada, de la siguiente manera:

Análisis de la importancia:

Muy importante: deben realizarse sin falta
Importantes: deberían hacerse
No tan importantes: son útiles pero no imprescindibles
Sin importancia: pueden dejarse para más adelante

Análisis de la urgencia:

Muy urgentes: deben hacerse ahora
Urgentes: deben hacerse pronto
No urgentes: pueden hacerse en el mediano plazo
El tiempo no es factor: pueden hacerse cuando estemos menos exigidos de tiempo

Análisis de la delegación de actividades:

Debo hacerlo yo
Puede delegarse en A: otro vendedor o distribuidor que esté capacitado para la tarea.
Puede delegarse en B: actividad de poca responsabilidad para alguna persona nueva en el negocio que necesite aprender.
Puede delegarse en C: tal vez alguna persona que esté detenida por falta de motivación y requiera un estímulo.

Análisis de relaciones:

Personas con quienes debo comunicarme todos los días: integrantes de mi equipo de ventas, coordinadores zonales, clientes que requieren atención, seguimiento a prospectos ya contactados anteriormente.

Personas con quienes debo contactarme frecuentemente: usuarios o clientes que requieren servicios, prospectos a quienes presenté el producto o el plan de negocios y les dejé material informativo de seguimiento.

Personas con quienes debo comunicarme regularmente: entrenadores, miembros de mi equipo que requieren ayuda técnica, miembros de mi equipo que necesitan ser estimulados.

Tercero: Efectuada la lista semanal de actividades y analizadas según su importancia, urgencia, factibilidad de delegar algunas tareas y las frecuencias de los contactos con las relaciones habituales, se facilitará la elaboración de una agenda homogénea y eficaz. De allí a componer la agenda mensual, hay tan solo un paso.

Es preciso tener cierto grado de flexibilidad en nuestras agendas, dejando pequeños espacios de tiempo libre entre una y otra tarea o compromiso, suficientes como para poder solventar cualquier imprevisto que se presente.

Creo que es fácil advertir que si hacemos una buena programación de cada semana, y la trasladamos a la programación mensual, toda nuestra tarea se verá enormemente facilitada.

Recuerde que el síndrome DDMC, es – a menudo – uno de los factores que mayor tiempo nos hacer perder. Es la angustia que genera el hecho de correr todo el día y llegar siempre a destiempo, dejando de cumplir el 50% de las tareas previamente programadas.

Con este sencillo método podremos bajar sensiblemente nuestro nivel de estrés, podremos cumplir nuestros objetivos con mayor eficacia y seguramente conseguiremos mejores resultados con menor esfuerzo y desgaste inútil de energías. Finalmente, disfrutaremos de un tiempo extra para nosotros mismos:
recreación, lectura, esparcimiento, deporte, amigos.

Además priorizaremos lo importante y cumpliremos con lo urgente, siempre enfocados y avanzando en el sentido de nuestros objetivos y metas de negocios.

El tiempo – no lo olvidemos – es la esencia de la vida. Es la materia prima de nuestras existencias, y siempre tendrá una importancia singular, cualquiera fuese nuestra actividad. Veamos el siguiente ejercicio, muy conocido pero no por ello menos eficaz para valorar su significado:

Si quieres saber el valor de un mes, pregúntaselo a una embarazada.

Si quieres saber el valor de una semana, pregúntaselo a un productor agropecuario que espera ansioso la lluvia, o se le pasó el tiempo de la cosecha.

Si quieres saber el valor de un día, pregúntaselo a un estudiante que debe dar un examen.

Si quieres saber el valor de un minuto, pregúntale a quien perdió un vuelo.

Si quieres saber el valor de un segundo, pregúntaselo a un corredor de Fórmula 1.

Si quieres saber el valor de una décima de segundo, pregúntaselo a un atleta que en los juegos olímpicos ganó la medalla de plata.

Y en cuanto a los postergadores, a quienes obsesivamente dejan todo para más adelante, no olviden que mañana es el día más ocupado de la semana, a pesar de que no conozco calendario alguno que contenga ese día: mañana.

El estres en los miembros de la organizacion

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No es difícil identificar el estrés en los empleados. Quienes sufren de este mal comienzan a reportarse enfermos con más frecuencia, su temperamento explota más a menudo, y se les nota en la cara. El estrés en el trabajo cuesta a las empresas muchos euros al año, en ausentismo, rotación de personal, menor productividad y mayores costos médicos, entre otros.

La respuesta frecuente de las empresas ante el estrés de sus empleados es atacar los síntomas, con beneficios adicionales como almuerzos gratis, masajes o membresías en gimnasios. Pero estos son remedios para salir del paso, que no atacan los verdaderos problemas estructurales que encuentran los individuos en su trabajo: incomatibilidad vida personal y laboral, no reconocimiento de sus meritos en el trabajo, …

En ocasiones, es relativamente sencillo atacar el problema. Pueden ser acciones tan simples como limitar las reuniones a 30 minutos, mejorar el proceso de orientación a nuevos empleados, o visitas periódicas del supervisor a cada persona para asegurarse que todo esté bien.

Algunas empresas grandes, empiezan a utilizar herramientas como es el feedback 36Oº, que les ayuda a descubrir las posibles causa del estres de los miembros de su plantilla. Mas que nada lo hacen como prevencion de gastos, no por preocuacion de su plantlla, pero por lo menos algo es algo.

Lo importante es comenzar una conversación con los empleados sobre el estrés – de dónde viene y cual es la parte más molesta de sus trabajos. Es una conversación simple pero valiente. Es especialmente recomendable para empresas pequeñas, puesto que tienen menos personas con las que conversar.

La necesidad de atacar las fuentes de estrés en el trabajo seguramente aumentará con el tiempo, a medida que avance la tecnología, se profundice la globalización y se persiga con más insistencia la innovación. Dar los primeros pasos hoy puede traer grandes resultados en el futuro.

Contra el estrés, pensamiento positivo.

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Contra el estrés, pensamiento positivo.

No podemos influir en la mayoría de las situaciones externas que nos ocurren a diario, pero sí podemos aprender a enfrentarnos a ellas de forma diferente, con “pensamiento positivo”.

Los estudios han demostrado que las personas que mejor resisten el estrés presentan un rasgo común: el optimismo. Pero ¿cómo convertirnos en personas optimistas? A continuación contamos seis estrategias que nos ayudarán a ser más optimistas:

1.Reconocer el pensamiento negativo: Hay personas que tienden a fijarse únicamente en los aspectos negativos, reales o no, de cada situación. Las situaciones estresantes que se mantienen en el tiempo aumentan la tendencia de las personas a focalizarse en los aspectos negativos. Hay que hacer un esfuerzo consciente por analizar si nos estamos concentrando sólo en lo malo.

2.Y evitarlo… En el momento en que nos descubrimos dando vueltas a una imagen negativa debemos actuar: detener nuestro pensamiento y racionalizar si todo lo que nos hemos dicho es real o fruto de la tendencia a verlo todo negro. Evitaremos pensar en términos de “todo o nada”. El hecho de que en un momento concreto algo no haya salido como esperábamos, no significa que siempre, todo, vaya a salir mal.

3.La imaginación al poder. Ante una situación que previsiblemente podrá causarnos estrés, debemos anticiparnos mentalmente e imaginarnos saliendo airosos de ella. En el caso de nuestro empleado, debería hacer ejercicios visualizando todos los pasos que debe dar para realizar una exposición en público y ver mentalmente cómo supera triunfante cada uno de esos pasos. Inconscientemente las personas estamos siempre imaginando cómo será nuestro desempeño en situaciones nuevas, pero muchas veces, hasta en el pensamiento, nos imaginamos fracasando en el intento.

4.Resaltar lo positivo. La mejor manera de hacerlo es por escrito. Una lista con todo lo bueno y otra con lo malo. Se trata de ayudarnos a reflexionar acerca de los cambios que necesitamos realizar en nuestra vida. En situaciones de estrés, tendremos que hacer un esfuerzo para encontrar los aspectos positivos. La propia situación en la que nos encontramos nos impide ver cosas positivas a nuestro alrededor. Ante el estrés tendemos a generalizar lo malo a todas las áreas de la vida.

5. Aprender a valorarnos mejor a nosotros mismos. Quienes desde niños se han sentido valorados incondicionalmente por sus padres o por personas próximas, en general, son más optimistas. Nunca es tarde para que actuemos igual con nosotros mismos. Debemos aprender a ser más indulgentes con nuestros propios errores y buscar lo positivo también en nuestra conducta.

6.El método Coué. Este psicoterapeuta francés desarrolló la estrategia de la autosugestión que consiste en repetirnos diariamente frases positivas acerca de nosotros mismos: “soy una persona valiosa”, “no me rindo ante las dificultades”, “puedo lograrlo”, etc.