Cuando los esclavos quisieron trabajar en Mango

Loading

Siento mucho meterme en estas cosas, pero es que las circunstancias me obligan a ello.

El viernes pasado en declaraciones públicas realizadas por Isak Andic (bwana de Mango), y en el foro del Instituto de Empresa Familiar (IEF), ha salido una propuesta para solucionar el paro juvenil que me ha dejado boquiabierto.

Quieren proponer un contrato de aprendizaje para los jóvenes desempleados hasta que alcancen los 30 años, que por que sea para los jóvenes, esté exento de pagos a la Seguridad Social, y que, por si fuera poco, pueda negociarse el salario entre empresa y trabajador fuera de cualquier convenio, eso si, nunca inferior al Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

Pero vamos a ver, ¿por qué se le llama contrato de trabajo cuando se quiere decir esclavitud laboral?

¿Cómo se puede pedir en el siglo XXI que un derecho de un trabajador, como es el que la negociación colectiva en una empresa defienda sus derechos, se tire por el retrete por el mero hecho de que los ‘avariciosos empresarios’ quieran seguir mantenienido sus ingentes beneficios?

¿Esto qué es, un broma, un insulto o sencillamente una envidia de los esclavos sureños del siglo XIX americano?