Primero analizar y luego opinar

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Todos los hombres son iguales», debe de ser una de las frases favoritas en las reuniones de mujeres cuando hablan de sus maridos.

En el mundo de las organizaciones también existen sus tópicos: «El jefe llega a ser jefe por ser como es y haber hecho la pelota», «El trabajador de por sí, es vago», «Si un compañero te puede pisar para ascender, lo hará»,…. Son ideas que ya están enraizadas en la cultura organizacional y en el mundo laboral que puede que sean en ocasiones verdad y en otras ocasiones no, pero que se han estandarizado y se han introducido en la indiosincrasia del mundo empresarial.

Como dijo Stephen Covey, se convierten en «paradigmas» o «barreras mentales» que debemos de destruir. Un jefe por definición no puede ser bueno, ni un empleado puede ser trabajador. Ni más ni menos estamos hablando de nuestro gran amigo «el prejuicio».

Etimológicamente prejuicio viene del Latín praejudicium que significa «juzgado de antemano», ¿y qué es algo juzgado de antemano que mas se puede definir como tal que las creencias o estereotipos?.