Precauciones a tomar para entrar en los social media

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Anteriormente en este blog ya comentamos cuales deberían de ser las precauciones, o mejor dicho, las premisas que deberían de guiar nuestra entrada en los social media, pero en esta ocasión vamos a analizar las posibles precauciones que deberíamos de tomar en caso de que queramos meter nuestra marca en los medios de comunicación social.

Cualquier marca estaría contentísima si pudiese tener bajo control cualquier canal de comercialización y/o de comunicación. De esta forma los vendedores de la marca podrían controlar a la perfección qué y a quién se transmiten los mensajes, así cómo y cuándo velar por la reputación de la marca.

Pero lo que ocurre en realidad no es eso, sino que la entrada de cualquier marca en los social media si no se realiza de la forma adecuada, puede resultar en una chispa que acabe de ‘quemar’ a una marca antes de poder decir que está de lleno en los social media.

Los temores y lo que implican

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Temor es un sentimiento de inquietud y miedo que provoca la necesidad de huir ante alguna persona o cosa, evitarla o rechazarla por considerarla peligrosa o perjudicial (temor a lo desconocido).

Según la RAE: Pasión del ánimo, que hace huir o rehusar aquello que se considera dañoso, arriesgado o peligroso.

Los temores son el inicio de muchas de nuestras creecias negativas. A veces, el temor es bueno. Compara la ansiedad que se siente cuando tienes que hablar frente a un auditorio con lo que le dice el estómago cuando conoces a la pareja de sus sueños. El significado que asocia a esos sentimientos puede producir un resultado negativo.

El éxito de muchos deportistas actualmente ha sido el aprender a canalizar su temor natural transformándolo en la excitación previa necesaria para tener un rendimiento exitoso.

No temer a nada no es tan bueno como parece. A la mayoría de la gente le encanta la emoción del riesgo y responde a los desafíos. De manera que, a pesar de que la sensación no es agradable, es posible que la mente y el cuerpo prefieran el estremecimiento del miedo a la situación de calma en la que parece que nada interesante fuera a pasar.

El temor es sintoma de tensión, de necesidad de prepararse, en definitiva, de proactividad y no de pasividad, con lo que, en la mayyoria de las ocasiones, sentir temor es bueno, porque hace que pongas todos tus sentidos en funcionamiento.

No es casual que Goleman, en su primer libro, “La inteligencia Emocional. Por qué es mas importante que el cociente intelectual” (1995) incluye un apéndice sobre “El circuito nervioso del temor”, donde plantea “el temor tiene una importancia especial, es fundamental para la supervivencia, tal vez más que ninguna otra emoción”. Pero, más adelante, precisa que “en los tiempos modernos, los temores fuera de lugar son la plaga de la vida cotidiana y nos provocan preocupación, angustia y una variedad de inquietudes

El temor se convierte en obstáculo cuando uno permite que, bajo su influencia, limite la acción. Si consigue administrar sus temores se encuentra en una posición fuerte que le permite encaminarse en dirección al éxito.

Como vencer el temor que lleva a aplazar las decisiones

«La mejor decisión que podemos tomar es la correcta, la segunda mejor es la incorrecta, y la peor de todas es ninguna.» – Theodore Roosevelt

Con frecuencia la tendencia a aplazar las decisiones es una máscara que oculta algún temor. Es probable que postergues una acción porque temes fallar o tener éxito, o tal vez tienes miedo al ridículo o al rechazo. Reconocer este temor puede ayudarte a vencer la tendencia a dilatar la acción. La clave para eliminar de raíz esta actitud está en descubrir que hay detrás de ella y buscar las estrategias que te permitan erradicarla.

Estos son ejemplos de lo que posiblemente tu dices cuando justificas “dejar para mañana lo que debes hacer hoy!.

· “Soy perfeccionista y tardo más que otros en terminar las cosas”.

· “No es justo que me toque hacer esto”.

· “Soy incapaz de hacer esto bien”.

· “Es demasiado difícil”.

· “No tengo tiempo”.

· “No tengo el conocimiento necesario para hacer esto”.

· “No quiero fallar”.

A veces el temor que se esconde tras los aplazamientos es fácil de detectar. Si evitas terminar algo porque te consideras perfeccionista, es probable que el temor se deba a que si el resultado no es óptimo, temas que la gente se ría de ti. “No tengo el conocimiento necesario” tal vez significa que podrías buscar ayuda pero no te atreves a hacerlo porque temes parecer ignorante. Hay otros temores más difíciles de localizar. “No tengo tiempo” puede ser el resultado de tu temor a no ser capaz o a no poder completar la tarea.

¿Qué sucede cuando postergas una acción?

Cada situación en la que postergas la decisión estás reforzando el hábito de la inactividad en vez de actuar, siendo esto lo que acaba alimentando tus temores. De vez en cuando es útil preguntarse lo siguiente:

· ¿Qué estoy aplazando actualmente?

· Soy lo bastante bueno e idóneo, incluso cuando algo no me sale bien.

· Siempre tengo éxito cuando intento hacer las cosas bien y con buenas intenciones.

· Evitar el fracaso significa aislarme de las nuevas posibilidades que de otra forma nunca podría conocer. Le temes al fracaso porque te preocupa fallarles a los demás, recuerda que el amor propio es el mejor punto de partida para ser mejor consigo mismo y con los demás.

“EL HOMBRE SE HACE VIEJO MUY PRONTO Y SABIO MUY TARDE” JUSTAMENTE CUANDO YA NO HAY TIEMPO…..