En situaciones difíciles nuestras fortalezas tienden a convertirse en nuestras debilidades. Bajo estrés, una tendencia natural y saludable a esmerarse y a la organización puede convertirse en compulsiva. Las personas inteligentes con grandes preguntas pueden convertirse en interrogadores despiadados. Aquellos que se enorgullecen de una atención precisa pueden convertirla en mínima y perder la visión global.
Cuando se maneja de forma inadecuada, el estrés actúa como la kriptonita. Hace que nuestros superpoderes se vuelvan en nuestra contra, y, si no tenemos cuidado, incluso nos pueden derrotar. Si bien no podemos evitar el estrés, sí podemos calibrar nuestra reacción ante él.
Aquí hay algunas percepciones sobre cómo responder desde una posición de fuerza.
1. Crear un procedimiento
En situaciones de estrés, a menudo tomamos decisiones más rápidamente y con menos información – la tormenta perfecta para un desastre. La mejor manera de evitar que se desencadene ésta respuesta es tener un procedimiento en su lugar – uno que te obligue a ir paso a paso y a obtener la información que necesitas antes de actuar.
Los grandes equipos de desarrollo y de tecnología tienen una «hoja de emergencia», que explica qué hacer si el sitio web o el sistema se cae. Paso a paso, este procedimiento impide decisiones temerarias y soluciones mal concebidas para el problema. El truco está en aprender de los errores cometidos bajo estrés y, posteriormente, desarrollar un procedimiento a seguir para la próxima ocasión.
2. Mantenerte abierto a los recursos de tu alrededor
Por una buena razón, el estrés te pone a la defensiva. Por desgracia, la actitud defensiva te hace menos abierto y atento a los recursos y la información que te rodea. Cuando me estreso, instintivamente me vuelvo más autosuficiente. ¿Quizá es mi miedo al fracaso lo que me hace bajar la cabeza y tratar de resolver las cosas por mí mismo?
Irónicamente, en los momentos en los que es más importante para nosotros consultar con nuestros compañeros y absorber las opiniones de otros, estamos dispuestos a aislarnos. Para contrarrestar esta tendencia, hago un esfuerzo especial en involucrar a la gente de mi alrededor en momentos de estrés.
3. No retrocedas cuando estés estresado
El estrés es una consecuencia de nuestra lucha contra nuestras tendencias primarias. El instinto de huir del peligro o esconderse de un depredador está, sin duda, en nuestro ancestral ADN – lo que Seth Godin llama nuestro «cerebro de lagarto». Tenemos que atraparnos a nosotros mismos, y tenemos que seguir evolucionando.
Siempre he creído que un buen liderazgo requiere de múltiples transformaciones personales. A medida que tu equipo crece, el mercado cambia y los riesgos aumentan, tienes que mantenerte al día con el ritmo de los cambios. Con más y más responsabilidad, necesitas alcanzar un nuevo nivel de auto-conciencia y mejora continua en la forma de gestionarte a ti mismo y a otras personas bajo estrés.
Para bien o para mal, las decisiones más importantes se toman a menudo en los momentos más difíciles.
Fuente: American Express Open Forum