Esto es lo que piensan muchos miembros de las organizaciones cuando son ascendidos a puestos de responsabilidad, demostrando una total falta de memoria a corto plazo de lo que eran hasta hace unos días.
De pequeño mi padre me contaba una historia que se me quedó gravada y que encaja perféctamente:
Iban dos mendigos por un camino y uno le pregunta al otro que haría si fuese rico, a lo que contesta que se compraría una casa, un gran coche, iría a los mejores restaurantes,… Al terminar le pregunta al otro que es lo que haría él, a lo que el primero le contesta que lo primero sería también compra una casa, comprar ropa nueva,…. Y el segundo le vuelve a preguntar: ‘No darías nada a los pobres que hay en la calle’ a lo que el primero contesta: ‘Nada, ni agua’.»
Moraleja: ‘No pidas a quien pidió, ni sirvas a quién sirvió’.
Pues esto es ni más ni menos lo que ocurre a muchos profesionales cuando les llega el turno del codiciado ascenso.
¿Qué caracteriza a este tipo de profesionales?
1º Amnesia total a corto plazo. No se acuerdan en absoluto de lo que eran hace unos días. Reniegan de su existencia anterior como si de un gran pecado fuese. Los galones de ‘Capitán General’ de la organización son como el Red Bull, ‘que da alas’. Parece que nunca han tenido una experiencia laboral anterior en esta organización que ha marcado su paso.
2º Menosprecio por sus anteriores congéneres. Llamaremos así a los antiguos compañeros que compartían mismo nivel de responsabilidad. Son poco menos que ‘chusma’. Aunque sólo haya un peldaño en el escalafón jerárquico sus antiguos compañeros son unos ‘apestados’.
3º Elevación del ego a la máxima expresión. Ven su ascenso como un justipremio que les sirve de salvoconducto para hacer lo que quieran porque consideran que siempre lo van a hacer bien. La autocrítica y la incapacidad ante algún problema no es posible para ellos.
4º Atesoran unos conocimientos fuera de lo normal. Es decir, aunque sea el primer día en el nuevo puesto, parece que han nacido para desempeñarlo, porque no se como, pero saben perféctamente desarrollar su cometido sin errores. No admiten consejos, por algo son los ‘Capitanes Generales’.
5º O conmigo o contra mi. Adoptan una actitud de dualidad total. O estás conmigo y me das la razón en todo o resulta que eres un envidioso porque el ha ascendido y tú no, por eso lo críticas.
¿A qué nos conduce todo esto?
A la aparición de los jefes y no de verdaderos líderes.
El jefe amedranta al subordinado, lo menosprecia y no le tiene en cuenta sus posibles opiniones, por decir de alguna forma concreta, ‘lo ningunea’.
El líder busca en todo momento el respeto de sus antiguos compañeros, no el miedo. Busca más la colaboración y las opiniones de todos, que la toma de decisiones unilaterales basadas exclusivamente en los ‘galones’.
El jefe pasa de tener compañeros, con inquietudes, necesidades y motivaciones, a ver recursos que debe de utilizar para conseguir sus propios objetivos.
El líder pasa a tener colaboradores, asesores a los que escucha y respeta, generando un fuerte nexo de respeto mutuo, sabe delegar tareas y responsabilidades, todo en aras de la consecución de los objetivos del grupo que lidera, no de los suyos exclusivamente.
Con esto no digo que todo el mundo opte por una postura o por la otra cuando es ascendido. Esto serían los casos extremos, ya que como todo en esta vida existen diferentes grados de actuación entre un caso y el otro.
1 comentario