No hace mucho en un curso que impartí sobre «Cómo hablar en público» . En uno de los puntos del curso se abrió un debate muy constructivo el cual recordándolo ahora me ha motivado que os escriba este post porque las reflexiones obtenidas y comentadas entre todos fueron excelentes. Espero que os guste.
Cuando planificas una actuación para el futuro, personal o profesionalmente, siempre evalúas los pros y los contras de lo que haces o vas a hacer. Este proceso lo harás más o menos rápido en función de tu «forma de ser», experiencia personal o profesional anterior, importancia de lo que estés pensando afrontar,…..,pero lo que está claro es que procedes a realizar un análisis de la situación que te rodea y como pueden afectar los cambios a tu forma de ser o de estar. Es decir, planificas actos y posibles complicaciones, y en función de ellas decides actuar.
Si eres de los que ves la «botella medio llena», no verás dificultades por ningún lado y si surgen te verás forzado a afrontarlas.
Si por lo contrario, eres de los que ven la «botella medio vacía», empezarás más tarde a actuar y deberás de prestar más atención a la planificación de posibles problemas que pudiesen surgir.
Pues en este artículo lo que quiero que analicéis es el hecho de que siendo necesaria la planificación de tus actos, como el tiempo es limitado, como debo de ser priorizada.
Y os planteo esta cuestión:
«Es posible que si vas con el coche por la carretera puedas pinchar una rueda, ¿pero es probable que pase?. Pensar en cuantas veces habéis pinchado.»
Sin embargo llevas una rueda de repuesto por si acaso pinchas. Pero es posible, si, y probable, no. Somos de los que ven la botella «medio vacia» , los del famoso «por si acaso».
Este es un ejemplo que se debe de extrapolar, porque el hecho de llevar una rueda de repuesto en un coche no molesta (cosa distinta sería si no tuviesemos sitio y debiésemos elegir entre la rueda y otra cosa).
Cuando afrontes cambios personales y/o profesionales, debes de planificar y preocuparte por lo que probablemente pueda pasar, porque posible, relamente lo es todo, cualquier cosa puede pasar y no puedes preveer todo lo que pueda suceder.
Sólo debes de evaluar lo que quieres hacer y lo que probablemente pase y no lo que pueda pasar. Lo que ocurre es que tendemos a decir «es posible que pase» como expresión de que hay muchas posibilidades de que pase y eso no es verdad. Algo posible puede ser improbable o con pocas posibilidades de que suceda. Deberíamos decir «es probable que pase«.
Por ejemplo, si un tren va a 120 km/h y un coche a 150 km/h hacia el mismo destino es probable que llegue antes el coche y es posible que ocurra lo contrario (un pinchazo, un accidente,…., cualquier circunstancia) pero no es lo normal. Probable no es lo mismo que posible. Tú debes de preocuparte por lo probable.
Por lo tanto en vuestra forma de pensar y actuar para afrontar los cambios que os rodean, intentar siempre ver la botella «medio llena». El verla «medio vacía» implica que estás dando mucha importancia a cosas que aún siendo posibles son poco probables. Estás poniendo los problemas tú antes de que puedan ocurrir, con lo que, independientemente de que consigas el objetivo marcado en lo que pensabas hacer, tu productividad o relación esfuerzo/obtención de resultado será menor que si sólo te hubiese preocupado por lo que probablemente pudiese pasar.
Ver la botella «medio llena» siempre es algo más positivo.
Hay una frase (desconozco su origen y autor o autora) que he hecho mía que dice «cuando no puedes decidir si la botella está medio llena o medio vacía, lo único cierto es que lo botella es demasiado grande para el agua que tienes».
Buenos días amigo José Carlos.
Pues eso es una verdad como un templo. No la había oido pero me ha encantado. Solo que no la debamos de entender como ante una decisión de un modo o de otro, es que nos viene grande. En ese sentido creo que todo el mundo puede opinar o decidirse, puede errar o acertar pero es capaz y libre de optar.
Muy buena frase si sr.
Saludos amigo