Qué es la reduflación
La reduflación es de esos términos económicos que no se conocen como tal entre la mayor parte de los ciudadanos pero que cualquier amo o ama de casa lo ve, lo conoce y lo explica a la perfección.
Pero además de informaros de que es, vamos a dejaros el efecto pernicioso que tiene en los «datos manipulados» que facilitan ciertos poderes públicos.
¿Quién no ha visto el paquete de medio kilo de pasta que ahora tiene 450 gr? ¿Y esa pastilla de turrón que ahora pesa 30gr menos lo que es una caída del 10% sobre su peso de hace un año? ¿O aquel bote de detergente o suavizante que cuando llegas a casa y lo abres ves que le falta 5 o 6 cacitos para que esté lleno? ¿O aquella afamada caja de bombobes que antes traía 40 bombones y ahora 20?…. Y podríamos seguir así todo el día.
La reduflación es aquella componente de subida de precios de los productos de la cesta de la compra vinculada al tamaño o peso del producto en el que ha disminuído. Pagar el mismo precio por un producto que ahora no es medio kilo sino que son 450 gramos, sería un incremento de precios por reducción de tamaño. Pero lo malo es que, desde el inicio de la «ola inflacionista», los precios de venta también han subido, con lo cual habría que sumar la subida de precios de la reduflación con la de la inflación y conseguir así determinar el correcto precio gramo o litro de los productos que adquirimos.
Ejemplo: Antes comprábamos por 1€ un paquete de pasta de 500gr. o sea, 0,02€ por gramo. Ahora pagamos 1,20€ por un paquete de 450gr con lo que sale a 0,27€por gramo. Lo que sería una inflación del 20% se traduce realmente en un aumento del 26,7%.
Y aquí es donde vemos la falsedad de la información pública al respecto.
Según el INE, quien es el encargado de analizar la subida de precios de los productos de la cesta de la compra para calcular posteriormente la cifra de IPC que se publica y que, por ejemplo, la de noviembre es la empleada para calcular la subida de las pensiones para el año siguiente, se calculan estos efectos pero no es verdad, porque nunca en la información de como realizan los cálculos indican a que se refieran al precio por gramo. Sencillamente se dedican a analizar la subida de un producto sin tener en cuenta que dentro va menos cantidad.
Por eso, emplear la inflación o subidas de precios (IPC) para revalorizar sueldos o pensiones, es una artimaña política que, aunque suponga en teoría que el ciudadano recupera su poder adquisitivo, realmente tiene que acabar pagando más por menos cantidad.
Pero hay otra componente muy interesante y es el efecto de aumento en la recaudación de impuestos por el Estado. Y es que si realmente al comprar un producto y pagar más por la inflación, el aumento del IVA recaudado por el Estado es mayor, pero además hay que añadir que pagamos un IVA por una cantidad que no es real, con lo cual estamos pagando una cantidad de IVA por un aumento real del producto y otro por una disminución de la cantidad adquirida, con lo cual, las arcas públicas son cómplices de cobrar por algo ficticio, que no existe, con lo cual, meten directamente la mano en el bolsillo de los ciudadanos.
Un sistema permitido, denunciado por asociaciones de consumidores, pero que ningún gobierno se atreve a meter mano porque afecta a la cifra de ventas de las empresas y reduciría su capacidad recaudatoria.