No cabe duda que la comunicación es uno de los mayores puntos conflictivos dentro de las organizaciones, sobre todo cuando se realiza de una forma inadecuada o bien cuando los mecanismos habilitados para ello no son los correctos.
La comunicación dentro de las organizaciones tiene que ir pareja a la estrategia de las mismas. Es decir, de poco vale tener una estrategia, un fin empresarial, sino se transmitir los mensajes a los miembros del grupo. Es más, casi seguro que la estrategia de la organización no llegue a ninguna parte si la comunicación falla.
Pensar y actuar estratégicamente consiste en detenernos a pensar qué queremos transmitir, a quiénes, a través de qué medios y/o acciones, cuándo, dónde, con qué medios y con qué resultados. Cuando hablo de transmitir no me refiero a lo que hacen algunas organizaciones que simplemente se limitan a informar (unidireccionalmente y sin haber trabajado lo que se quiere difundir), si no más bien a comunicar (bidireccionalmente con un mensaje trabajado en función de las variables antes enumeradas).
Para elaborar una estrategia de comunicación es fundamental conocer la estrategia de la organización y como ya dije antes, actuar en consonancia al mismo. Es muy importante que todas las comunicaciones que la organización difunda tata hacia el interior (los empleados) como al exterior (entorno) estén planificadas en conjunto de manera sinérgica, para no comunicar diferentes mensajes hacia fuera y hacia dentro de la organización y para coordinar los tiempos de emisión.
En épocas de crisis como las que estamos viviendo puede ser complicado planificar a largo plazo. Sin embargo, hoy nadie niega que es el Capital Humano el que resulta crítico y estratégico para asumir los retos empresariales y por ende hay que cuidarlo, respetarlo y mantenerlo al tanto de los cambios y novedades de manera planificada y ordenada.
Realmente podemos decir que no existe organización sin comunicación.