Si algo tenemos claro en esta vida, es que no podemos abarcar todo lo que tenemos entre manos. No es porque sea un ‘frase hecha’, es que es físicamente imposible ‘estar a todo’, aunque hablemos de ‘jefes’ o ‘líderes’. Somos humanos y por lo tanto tenemos limitadas nuestras capacidades.
Siempre que tengo hablo de esta habilidad me acuerdo de Homer Simpson, que para muchas cosas se podría definir como un maestro del management. Siempre que encuentra algo roto dice: ‘No he sido yo’. Con lo cual saco una conclusión: Lo importante es delegar, ¡¡échale la culpa a otro!!
Y es que siempre que hablamos de delegar, tendemos a pensar en las tareas o actividades que no podemos abaracar y que pedimos a otro que las haga. pero no obstante, también abunda el hecho de delegar las ‘culpas’. Lo que vulgarmente se diría, ‘echar balones fuera’.
En eso de delegar hay auténticos maestros y hoy quería hablar de eso.
Dícese de delegar: Dar a otra la jurisdicción que tiene por su dignidad u oficio, para que haga sus veces o para conferirle su representación.
No me diréis que algún jefe alguna vez no ‘ha delegado’ en vosotros tareas que no quería hacer el mismo. O mismamente algún compañero os ha pedido que hiciéseis algo por él. O sencillamente como Homer Simpson, habéis delegado autorías de hechos (poco exitosas) con aquello de ‘yo no he sido’.
Todas son delegaciones, trabajos, tareas o responsabilidades, pero la pregunta es, ¿se ajustan de verdad a la definición de delegar?
De la definición de la RAE se deduce que debe exisitir por parte del que delega la potestad o posibilidad de hacerlo y, sobre todo, que lo que se haga es en representación del que debía de haberlo hecho.
Si se le pide a un compañero que haga algo, no se delega, se le pide un favor. Si como Homer, se le hecha la culpa a otro, no se está delegando, ‘se está escurriendo el bulto’.
La potestad de delegar se encuentra en un ‘jefe’ o llamémosle superior.
Delegar un cometido supone que un superior te encomienda algo que, debiendo de haberlo hecho el personalmente por cualquier circunstancia no puede.
Es por eso que el saber delegar se sitúa dentro de las habilidades directivas. Conocer a tu organización, saber sus capacidades y limitaciones, poseer confianza en sus mmiembros, trabajar en equipo, saber comunicarse con el y transmitirle los mensajes,….. Puede decirse que saber delegar es un compendio de todas las habilidades directivas.
Muchos de los problemas de las organizaciones vienen por no saber delegar o bien por delegar en la persona incorrecta. Por eso es muy importante saber delegar en un ‘jefe’, porque de ello va a depender mucho el éxito del equipo.
Lo que suele pasar en muchas ocasiones es que el jefe delega y si la cosa ‘sale bien’, se atribuye el mérito, y si sale mal, las culpas reacen en el que lo hace. Y eso no es delegar. En su definición es trasnferiri la potestad de hacer algo, pero asumiendo el resultado como propio, dando igual si es positivo o negativo.
Conclusión, los ‘jefes’ en las organizaciones raramente saben delegar y si mandar.
Hola Jose Luis. Por lo que he podido ver hasta ahora en el mundo laboral, creo que el factor «miedo» es muy relevante con respecto a la delegación de tareas. Lo que he observado es que el miedo actúa de dos maneras diferentes: no delego porque me da miedo quedar mal como jefe ( creencia implícita de que un jefe debe hacerlo TODO), o no delego porque me da miedo que el subordinado al que le delego la tarea lo podría hacer mil veces mejor que yo, y claro….peligra mi puesto.
Creo que delegar es una competencia más, y tan importante como las demás de un buen líder, jefe o como quiera que le queramos llamar. Cargarse a la espalda todo el trabajo creyendo que se puede con todo o la ansiedad que genera pensar que «el otro» es mejor que yo hace que muchas veces no se deleguen tareas, según mi opinión.
Un saludo
Buenas Oliver.
Yo añadiria un terceer caso a los que comentas del del miedo a que falle o a que lo haga mejor, y es que en muchos casos, el jefe o superior ni siquiera conoce las capacidades de sus subordinados, con lo cual es una completa dejadez.
No sabe quien puede hacer que. Con lo cual, el desconocimiento del equipo es fracaso seguro.
Por eso si que la considero una habilidad fundamental por lo que implica. Conocer a los miembros para delegar implica, comunicación, asertividad, proactividad, motivación,…., no es que en si misma la delegación sea una habilidad fundamental, pero si el hecho de que para saber delegar bien, hay que dominar el resto de habilidades.
Con lo cual, quien sabe delegar, a la fuerza es un buen superior. Es un compendio de todas las habilidades. 🙂
Un abrazo
Buenas tardes, Jose Luis.
En el buen sentido de la palabra, delegar en el sentido de transferir la responsabilidad de una toma de decisión o de ejecutar una acción, implica un alto grado de confianza y de respeto mutuo por la labor desempeñada por tu compañero de trabajo; y para que la misma se produzca, tiene que haber una predisposición por ambas partes, así como también un interés por conocer las motivaciones y las expectativas del otro.
Ahora bien, del dicho al hecho como se suele decir, el trecho es habitualmente amplio. Y suele pasar que lo que se delegan son marrones que, o bien no se sabe bien cómo afrontarlos y, por tanto, mejor dejamos que sea otro el que haga la prueba, y según el resultado, nos imputamos el gol o nos lavamos las manos, o bien tareas de poco valor añadido que se prefiere que las haga otra persona; con lo cual , el resultado es una relación de desconfianza basada en el «yo ordeno y tú obecedes porque no te queda otra», donde no se premia la inventiva ni la eficiencia, sino más bien se premia la subordinación al poder , la baja productividad y la desmotivación.
Un abrazo.
Buenas Begoña.
Pues etimológicamente delegar implica que cedes la acción para que otro la haga pero la responsabilidad final ante e que pide que se haga sigues teniendola tu, no se la pasas al tercero que hace la acción. Si pasas la acción y la responsabilidad de la misma, no es delegar es, mandar.
Por eso la necesidad creo yo de hacer este post, porque los jefes al mandar hacer algo le suelen llamar delegar y viceversa.
Basicamente en este país y e nuestras organizaciones sabemos mandar, pero no sabemos delegar. Cuando delegamos debemos responder de la autoria como si lo hubiésemos hecho nosotros, peor lo que suele pasar es que cargamos contra quien delegamos.
Es una linea muy fina y sutil.
Un beso
Hola José Luis:
Interesante tema el que propones hoy. La palabra delegar se trata demasiado a la ligera. Yo lo veo como Begoña, es decir confiar y transferir responsabilidades con el objetivo de que la gente a la que delegas pueda crecer y si sale mal, asumir uno mismo las culpas y no cargarlas contra la persona en quien se delegó.
Por otro lado el término delegar se confunde a menudo con escaquear y enmarronar e incluso mandar.
Y es que como decía Oliver en su post, de vez en cuando hay que pegarle un repaso al español.
Un abrazo
Buenas noches de nuevo!.
Interesante debate…si se transfiere la responsabilidad (hasta cierto punto, claro,en eso tienes toda la razón, si no, deberíamos ser cotizados por la responsabilidad que se nos reconoce) y se valora y reconoce a su autor cuando triunfa, no veo problema en que uno pueda destacar más que su jefe; en eso consiste la delegación, en asumir las consecuencias, sean positivas o negativas. Es un modo de obtener logros de los que aprender para otras opciones futuras, y del que tu jefe debería sentirse orgulloso de tener personal con iniciativa en su equipo.
Lo que no es meritorio es que se deje el experimento en manos ajenas y, si sale bien, el jefe se adjudique la autoría, y si sale mal, se la cargue el delegado:-).
Un abrazo.
Jejeje!!! eso último ee el sintoma del mal jefe, que por desgracia tanto abunda en nuestras organizaciones: si sale mal, delego responsabilidades, y si sale bien me las quedo yo 🙂
Por desgracia es mas habitual de lo que nos creemos 🙂
Un besazo
Buenas Fernando, como diría mia abuel ‘equilicua’.
Has dado con el ‘quid’ principal, que muchos confunen (confundimos) a veces el delegar con la sencilla idea de mandar.
Cuando un jefe manda hacer algo, lo manda y ya esta. Lo podemos hacer bien o mal pero es nuestro trabajo y nuestra responsabilidad. Delegar es ceder la acción de hacer algo pero conservando el mérito o la responsabilidad salga como salga.
Lo que solemos hacer en si sale bien, me aporpio y sino, delego responsabilidades, cuando en sentido estricto, delegar implica que yo me quedo con la responsabilidad.
Delegar es quedarse con la responsabilidad y pasar la acción cosa que , como expertos en escaquearnos y ponernos medallas, hacemos justo de al reves.
Delegra en esperar que tu equipo crezca, y no crecer tu a su costa.
Un abrazo amigo
Hola Jose Luis:
Ya sabrás que soy un apasionado del Lean Management y del Sytems Thinking. Por esto bajo mi punto de vista la delegación debe ser parte del sistema.
En las organizaciones jerarquizadas al estilo «command and control» la función de los líderes es controlar que los empleados hagan lo que ellos han decidido diseñando el trabajo.
En cambio en las organizaciones en que se hace partícipe a todos los empleados de la mejora del sistema en que trabajan, la delegación, incluso de la responsabilidad en algunos casos, posibilita el aprendizaje y la participación activa. Los empleados que se sienten responsables de llevar a la empresa adelante porque los líderes han sido capaces de crear un sistema que se lo permite mediante la delegación, son empleados que se sienten realizados en su trabajo y aportan valor a las empresas.
Saber delegar bien es una de las partes fundamentales de lo que llamamos «system conditions».
Buenas José María.
Coincido plenamente en tu parte final. Si queremos , como está de moda, sacar el talento, o sea rendimiento a ‘tope’ a nuestro equipo, debo de generar un clima que permita el autocrecimiento y sobre todo la autorealización, básicamente por el hecho de que un superior jerárquico no puede estar constantemente pendiente de la motivación de los miembros de su equipo.
Cuando se consigue este clima, la involucración del empleado con la organización y sus fines hace que al delegar, sean los propios miembros los que se autoresponsabilicen del buen fin de lo que acometen. El líder debe de saber que en algún momento debe de delegar, cosa que por los empleados es reconocido en ocasiones como un premio y al asumir una responsabilidad determinada, como el hecho de conseguir un reto donde se pueda demostrar su valía.
En una organización que se considere viva, no puede faltar la delegación.
Un saludo amigo
Buenos dias Jose Luis,
A varias personas durante mi carrera profesional tuve que reconocer que soy un perfectionista y tambien un control-freak cuando me ha tocado ser un manager. Y todos me aconsejaron de no dejarame llevar por el miedo cuando tomara decisiones.
Asi que como una solucion una amiga me recomendo el libro «No Miedo» de Pilar Jerico y yo a ella se lo recomende «Entrenar el exito» de Pepu Hernandez. Ambos coincidimos que saber delegar empiece con conocer a si mismo primero.
Saludos
Christopher
Muy cierto Christopher.
El autoconocimiento personal es la clave de todo y como no podía ser menos en el ‘arte de delegar’.
Cada uno debe de saber sus capacidades y entre ellas está la de saber y conocer en quien dejar su confianza.
Grandes fracasos son los que se asocian a dar responsabilidades (mejor dicho delegar acciones) a la persona inadecuada ¿De quien es el problema de quien los hace mal o de quien delegó en él?
Necesitamos conocernos bien si queremos saber delegar.
El segundo libro que comentas me gustó mucho.
El primero no ha caido en mis manos, ni creo que lo hará.
Para gustos, prefiero recomendar el primero 🙂
Un abrazo