El ‘arte’ de ‘dorar la píldora’

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Me niego a creer que alguien de vosotros no tiene en su organización alguien que cumpla el perfil del ‘adorador de píldoras’.

Es decir, aquel que no es que precisamente brille por su excelente trabajo (cantidad y calidad), ni que se lleve precisamente bien con los compañeros (salvo los superiores) y que por único mérito tiene el de alabar todo lo que su jefe en la organización hace.

A lo largo de mi trayectoria profesional siempre me he encontrado con algún personaje como este en todas las empresas en las que he prestado servicios. Y es que es innato en las organizaciones, yo creo que no existiría una organización como ‘Dios manda’ si no existe el adorador, entendámonos, el pelota o vulgarmente conocido como ‘trepa’.