‘The Truth is Out There’ (‘La Verdad está ahí afuera’)

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Heore cotidiano, desempleo, paro, autoconocerse, miedo, Pilar Jericó, supervivencia
Ciertamente esta está siendo una semana peculiar.

Cuando en la última entrada hablé de la ‘famosa campaña’ de ‘arrimar el hombro’ me estaba haciendo una serie de preguntas que hoy he ordenado para realizar esta entrada.

Y acabo de ver el video de la entrevista a Pilar Jericó en la TV3 en relación al libro que ha publicado, ‘Héroes Cotidianos’ y del tema del miedo.

Quien me ha leido alguna vez, sabe que soy de los que dicen que los héroes tranquilos o ‘en la sombra’ son los que mueven la sociedad, aunque son los líderes heróicos los que perviven en la memoria colectiva aunque su contribución fuese testimonial al hecho por el que son recordados.

Por lo tanto, la idea de héroe tranquilo o como lo llama Pilar, cotidiano, es en realidad la que nos debe de mover.

Pero disiento mucho con la idea de que el miedo ata a las personas. Lo que ata a las personas son las necesidades que debe de cubrir para vivir, la superviviencia.

Ya en la Prehistoria el hombre tenía como primera preocupación el buscar comida, y luego, defenderse de los animales más grandes, pero lo primero es lo primero.

Los temores y lo que implican

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Temor es un sentimiento de inquietud y miedo que provoca la necesidad de huir ante alguna persona o cosa, evitarla o rechazarla por considerarla peligrosa o perjudicial (temor a lo desconocido).

Según la RAE: Pasión del ánimo, que hace huir o rehusar aquello que se considera dañoso, arriesgado o peligroso.

Los temores son el inicio de muchas de nuestras creecias negativas. A veces, el temor es bueno. Compara la ansiedad que se siente cuando tienes que hablar frente a un auditorio con lo que le dice el estómago cuando conoces a la pareja de sus sueños. El significado que asocia a esos sentimientos puede producir un resultado negativo.

El éxito de muchos deportistas actualmente ha sido el aprender a canalizar su temor natural transformándolo en la excitación previa necesaria para tener un rendimiento exitoso.

No temer a nada no es tan bueno como parece. A la mayoría de la gente le encanta la emoción del riesgo y responde a los desafíos. De manera que, a pesar de que la sensación no es agradable, es posible que la mente y el cuerpo prefieran el estremecimiento del miedo a la situación de calma en la que parece que nada interesante fuera a pasar.

El temor es sintoma de tensión, de necesidad de prepararse, en definitiva, de proactividad y no de pasividad, con lo que, en la mayyoria de las ocasiones, sentir temor es bueno, porque hace que pongas todos tus sentidos en funcionamiento.

No es casual que Goleman, en su primer libro, “La inteligencia Emocional. Por qué es mas importante que el cociente intelectual” (1995) incluye un apéndice sobre “El circuito nervioso del temor”, donde plantea “el temor tiene una importancia especial, es fundamental para la supervivencia, tal vez más que ninguna otra emoción”. Pero, más adelante, precisa que “en los tiempos modernos, los temores fuera de lugar son la plaga de la vida cotidiana y nos provocan preocupación, angustia y una variedad de inquietudes

El temor se convierte en obstáculo cuando uno permite que, bajo su influencia, limite la acción. Si consigue administrar sus temores se encuentra en una posición fuerte que le permite encaminarse en dirección al éxito.

Como vencer el temor que lleva a aplazar las decisiones

«La mejor decisión que podemos tomar es la correcta, la segunda mejor es la incorrecta, y la peor de todas es ninguna.» – Theodore Roosevelt

Con frecuencia la tendencia a aplazar las decisiones es una máscara que oculta algún temor. Es probable que postergues una acción porque temes fallar o tener éxito, o tal vez tienes miedo al ridículo o al rechazo. Reconocer este temor puede ayudarte a vencer la tendencia a dilatar la acción. La clave para eliminar de raíz esta actitud está en descubrir que hay detrás de ella y buscar las estrategias que te permitan erradicarla.

Estos son ejemplos de lo que posiblemente tu dices cuando justificas “dejar para mañana lo que debes hacer hoy!.

· “Soy perfeccionista y tardo más que otros en terminar las cosas”.

· “No es justo que me toque hacer esto”.

· “Soy incapaz de hacer esto bien”.

· “Es demasiado difícil”.

· “No tengo tiempo”.

· “No tengo el conocimiento necesario para hacer esto”.

· “No quiero fallar”.

A veces el temor que se esconde tras los aplazamientos es fácil de detectar. Si evitas terminar algo porque te consideras perfeccionista, es probable que el temor se deba a que si el resultado no es óptimo, temas que la gente se ría de ti. “No tengo el conocimiento necesario” tal vez significa que podrías buscar ayuda pero no te atreves a hacerlo porque temes parecer ignorante. Hay otros temores más difíciles de localizar. “No tengo tiempo” puede ser el resultado de tu temor a no ser capaz o a no poder completar la tarea.

¿Qué sucede cuando postergas una acción?

Cada situación en la que postergas la decisión estás reforzando el hábito de la inactividad en vez de actuar, siendo esto lo que acaba alimentando tus temores. De vez en cuando es útil preguntarse lo siguiente:

· ¿Qué estoy aplazando actualmente?

· Soy lo bastante bueno e idóneo, incluso cuando algo no me sale bien.

· Siempre tengo éxito cuando intento hacer las cosas bien y con buenas intenciones.

· Evitar el fracaso significa aislarme de las nuevas posibilidades que de otra forma nunca podría conocer. Le temes al fracaso porque te preocupa fallarles a los demás, recuerda que el amor propio es el mejor punto de partida para ser mejor consigo mismo y con los demás.

“EL HOMBRE SE HACE VIEJO MUY PRONTO Y SABIO MUY TARDE” JUSTAMENTE CUANDO YA NO HAY TIEMPO…..

Miedo al fracaso

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Los miedos muchas veces tienen su origen en la realidad de las cosas que acontecen, pero hacen un daño terrible cuando por diversas circunstancias se convierten en una obsesión para el que los siente. Los miedos deforman la realidad cuando se experimentan irracional y obsesivamente y producen cierto desequilibrio y depresión.

Cuando los miedos pierden su sentido real, se transforman en auténticos monstruos mentales que causan mucho daño. Los miedos irracionales aturden y con el tiempo se pueden desbordar y convertirse en fobias que producen angustia terrible, si no son bien controlados.

En general, los seres humanos son mucho más irracionales de lo que piensan porque muchas veces actúan sin pensar y sin razón. Cuando es así, la persona pierde la medida o magnitud de la realidad inicial y se produce una reacción obsesiva que daña el organismo. Las personas que sienten miedos los «viven» como si fueran realidad, lo cual los agota y destruye. Los miedos también pueden provocar o anticipar acontecimientos negativos si se viven muy intensamente. Mientras las personas no racionalicen los miedos, seguirán angustiados.

Realmente, es muy fácil cultivar miedos irracionales, ya que no hemos sido educados para vivir mejor, sino simplemente para adquirir más conocimientos y, algunas veces, hábitos que son en realidad dañinos.

El miedo al fracaso es el temor a no triunfar en una empresa determinada que nos hemos dispuesto a realizar en cualquier campo de la vida.

Este miedo se produce muchas veces porque la persona tiene una visión irreal de la vida, en la que piensa que todo le tiene que salir bien, que su camino tiene que ser amplio, tranquilo, cómodo, feliz y sin problemas. No concibe que en la vida puede ocurrir algo negativo.

Con esa manera de pensar, la persona no está preparada para el fracaso y cualquier cosa negativa que le ocurra se convierte en una tragedia. Cuando una persona tiene este tipo de pensamiento en su subconsciente y está convencido de lo que piensa, se paraliza, se limita en su acción y se convierte en un ser mediocre que nunca será algo grande en la vida, ni realizará algo que en verdad valga la pena. Esa persona hará solamente aquello que no conlleve ningún riesgo que le pueda llevar al fracaso.

La persona que piense así, al situarse ante cualquier posible fracaso o algo que implique cierto riesgo, inmediatamente comenzará a angustiarse. Su angustia puede llegar a ser tan grande que su reacción será huir. Si no puede huir, comenzará a volverse agresivo y atacará el obstáculo que tenga en el camino, que bien puede ser el motivo de su fracaso. La huida y la agresividad son sus dos opciones. Ambas reacciones son primitivas e instintivas y causan que la persona actúe irracionalmente.

Para vencer el miedo al fracaso, hay que aceptar que todo en la vida tiene un riesgo. No hay nada bueno en la vida que para conseguirse no conlleve el riesgo de perderlo. Hay que estar preparado para asumir ese riesgo si se quiere conseguir algo bueno.

Otro paso importante para vencer el miedo al fracaso es seguir adelante sin pensar demasiado. Cuando se está convencido de que lo que se quiere obtener es algo bueno, debe ponerse rápidamente en acción. Una vez que empiece, estará tan ocupado trabajando que se olvidará del miedo. Después se dará cuenta de que gran parte del miedo era irracional. Al descubrir esto, empezará a adquirir confianza en sí mismo y en esa medida irá desapareciendo el miedo a fracasar.

Todo ser humano debe tener conciencia clara de que en la vida se triunfa y se fracasa; se tiene éxito y se cometen errores; se alcanzan cumbres y se cae en abismos. Cuando nos esforzamos por alcanzar ciertas metas, en esa lucha habrá una mezcla de éxito y fracaso, lo que nos mostrará con más claridad el camino que se debe tomar para triunfar. Ser realista y tener una visión objetiva de la vida lo prepara para aceptar con serenidad un posible fracaso. El éxito servirá de estímulo para seguir adelante y el fracaso servirá de lección para no volver a hacer lo mismo.

Hay que luchar para vencer los miedos o temores. Por eso es importante : (1) descubrir el miedo en uno mismo o en otra persona y averiguar cómo actúa y afecta a las personas y (2) buscar una estrategia para dominar y vencer el miedo.