Hoy me hago la reflexión si ‘la técnica del avestruz’ es lo habitual dentro del comportamiento humano dentro de las organizaciones y por extensión, dentro de la vida cotidiana.
¿Qué no sabéis lo qué es la técnica del avestruz? Seguro que sí. Cuando se tiene que dar una mala noticia a otra persona, dejar que el tiempo pase (como que se solucionarán las cosas sólas) o como hace este pobre animal tan denostado por esto, esconder la cabeza para evitar que la cosa ‘vaya con nosotros’.
Y es que seamos sinceros, a nadie le gusta dar malas noticias (o por lo menos eso espero) y siempre es un mal trago a pasar sobre todo si empatizas con la persona que va a recibir la noticia.
Ahora ser sinceros, ¿cuántas veces habéis utilizado esta técnica? Yo creo que todo el mundo, y me incluyo yo el primero, la hemos empleado en alguna ocasión.
En nuestro subconsciente pensamos que si no hablamos o pensamos en ello, ni nos afectará y la cosa irá perdiendo importancia pudiendo incluso solucionarse sola. ¡¡Nada más lejos de la realidad!!
Una de las cualidades de un líder, digamos jefe o superior en una organización, es la de saber comunicar las malas noticias a su equipo. Claro está, sin engañar e intentando que sea lo menos doloroso posible para la otra parte.
¿Es un arte? Desde luego que si. Más que arte, una habilidad. Mucha gente empatiza con la otra parte y no se va capacitada de afrontar la situación aunque a ciencia cierta sabe que es necesario acometer. No se ven capacitados para dar las malas noticias.
Y es que la empatía es un arma de doble filo: por un lado empatizar poco significa que puedes no generar la confianza en tu equipo necesaria para ser un líder, pero por lo contrario empatizar demasiado, puede hacer que el líder pierda la visión objetiva y abastracta de las situaciones que tiene que acometer.
¿Dónde poner el límite a la empatía? Peligrosa pregunta y de muy difícil contestación. Aquello de dar la ‘mano y llevarte el brazo’ es debido a un exceso de empatía. Lo mismo que decir que un jefe ‘ni sufre ni padece’ por lo que le pase a sus empleados es una escasez de la misma.
Marcar los límites de una u otra situación es muy pero que muy complejo.
Ahora bien, una reflexión, ¿en alguna ocasión habéis empleado la técnica del avestruz y la cosa ha mejorado? En tonces, ¿por qué es tan habitual su utilización en nuestras organizacioes?
Miedo al rechazo, a las consecuencias, a no saber comunicarlo del modo adecuado, a no querer ver el sufrimiento ajeno,… Me recuerda a la película ‘Up in the air’, en la que la organización contrataba a alguien de fura para dar las malas noticias a sus miembros.
Todos sabemos que dar malas noticias no es ‘plato de gusto’, pero son circunstancias de la vida que se deben de hacer y no se pueden dejar pasar.
Es una de las habilidades que debe manejar muy bien el líder dentro de la organización y, sobre todo, porque es uno de los pilares fundamentales que diferencia a los líderes de los jefes o superiores.
Muy bueno tu articulo. Me ha hecho reflexionar y contar las avestruces que en los últimos meses me he encontrado around me!. Gracias por compartirlo!
Buenas amigo. Gracias a ti por pasarte:-)
Lo cierto es que cuando las cosas se presentan mal como es en la actualidad, es cuando las ‘avestruces’ abunadn más, porque con las ‘vacas gordas’, pocas son las malas noticias que se dan.
Es en estos momentos cuando debemos de reflexionar y empatizar en el ‘como me gustaria a mi recibir una mala noticia’ para hacelo posible si yo soy el que la tengo que dar.
Un saludo
Hola José Luis:
Como decía Serrat no es dura la verdad, lo que no tiene es remedio. La técnica del avestruz es una de las más humanas que se conocen, La razón quizá esté que el ser humano evita el conflicto o le cuesta dar malas noticias o ser mensajero de las mismas. No lo sé , en cualquier caso es complicado porque la empatía no es que sea un arma de doble filo, es que tiene dos caras.
Un abrazo amigo
Tanto las buenas como las malas noticias, mejor saberlas cuanto ante mejor 😀
Dilatarlas en el tiempo sólo empeora la capacidad de respuesta.
Un excelente artículo Jose Luis 😉
un abrazote. mari cruz
Buenas Fernando.
Doble cara por coble filo es una muy buena idea.
Lo cierto es que es algo que nadie se presta a hacerlo con alegría lo de dar malas noticias.pero ciertamente hay gente que por su forma de ser hace sentir a la otra parte más a gusto, independientemente de que la noticia sea la misma.
Y más en estos tiempos que por desgracia hay muchas malas noticias que dar
Un saludo
Gracias amiga Mari Cruz.
Tienes razón. Cuando somos los que recibimos las noticias queremos saberlas lo antes posible, sean del signo que sean.
Pero por inercia ‘humana’, cuando las tenemos que dar, y son malas, solemos dilatarlas en el tiempo, mucho o poco, pero lo solemos hacer. Es algo innato en el ser humano, yo creo que es el miedo a hacer daño al decirlas.
Un abrazo amiga
Buenos días.
Es en los malos momentos donde se ven las competencias. Extrapolable a todas las áreas de la vida. A nadie le gusta dar malas noticias, pero las realidades hay que afrontarlas cuanto antes mejor, sin preámbulos, sin tiempo que perder, porque cuanto más alargues la agonía, menos tiempo dejas a la parte afectada para reaccionar, pensar y actuar.
Sin embargo, es en estos tiempos que ya son duros de por sí cuando eres el afectado, donde más «avestruces» se ven, mostrando todo su plumaje y agachando, a su vez, la cabeza:-). El tiempo empeora la situación.
Las personas nos merecemos un respeto, todos debemos de afrontar las malas noticias, y si nos toca ser el transmisor de las mismas, hacerlo cuanto antes, firmes y con la honestidad necesaria para que la persona afectada pueda, al menos, sentir que no le hemos defraudado en nuestro rol, y que hemos considerado su derecho a conocer la verdad de primera mano.
Un abrazo.
Buenas Begoña.
Por lo que representa agachar la cabeza cundo hay que decir algo malo, que puede perjudicar mucho la espera a quien se lo tiene que decir, es necesario el darse prisa en comunicarlas.
Lo que pasa es que esta es una cualidad que no suele abundar, y menos que guste (salvo excepciones de personajes sin escrupulos).
Las prisas no son buenas, pero en esta ocasión puede que si lo sean en algunos casos 🙂