Cuando alguien que ha mandado en una organización durante unos cuantos lustros, sigue disfrutando privilegios por ello, cobra una buena pensión por su trabajo realizado,…., se descubre que es un vulgar chorizo, es el momento en el cual uno se pregunta quién dirige al director.
Muchos de los problemas que hemos heredado y estamos arrastrando (y arrastraremos) pasan por el sencillo hecho de que han alcanzado el liderazgo en nuestras organizaciones gente claramente incapaz para dirigir ni su comunidad de vecinos.
Amiguismo, familia, lazos políticos,…., y demás que se os pueda ocurrir que sea razón suficiente para que una poltrona en cualquier organización se de a cualquier ‘mindundi’ completamente inútil para ello.
Yo llevo años denunciando esto como claro ejemplo de ‘dedismo’ así como consecuencia total de la falta de liderazgo que tenemos ahora mismo: ‘de aquellos polvos vienen estos lodos’.
Puedes entrar en OLX Clasificados gratis y encontrar a un muy buen gerente para tu organización, solicitar CVs por un portal, o lo que se os ocurra, pero no, seguimos con la misma postura: colocar a inútiles amiguetes por encima del talento. ¿Qué esperamos entonces? ¿Qué la cosa cambie sola?
La crisis, vendiéndola como que es por culpa nuestra, es completamente falsa. La crisis viene de quien manda que ha permitido llegar a situaciones como las actuales, y todo porque el que mandaba era un completo inútil, lo mismo que ahora, dicho sea de paso.
No hemos aprendido absolutamente nada de esta crisis. El talento, ni verlo de cerca, porque cuando el talento entra por la puerta de la organización el jefe debería de saltar por la ventana y, como eso no lo va a hacer, mejor que salte el talento.
Estamos creando organizaciones peores incluso que las que teníamos, donde los jefes acaparan más poder siendo los mismos o peores que los que nos condujeron a esta situación.
Lo peor no es eso, s que mientras que antes pasaban desapercibidas sus mentiras y su falta de saber hacer, ahora no pasan pero quieren hacernos ver que lo están haciendo bien. O sea, antes eran gilipollas, ahora son y nos quieren hacer sus iguales.
Sin duda este país no va a cambiar con directivos o jefes como los que tenemos. De eso no me cabe diuda alguna.