Hoy me he acordado de una historia que me contaron una vez y que me dejó realmente impresionado, en la que se demostraba en su expresión máxima lo que es la capacidad de entrega y el sacrificio. No se si sería verdad o no, o bien que al ser un niño el protagonista, las cosas se ven de distinta manera.
No obstante, es un claro reflejo de la entrega altruista hacia los demás.
Hace muchos años, trabajaba un voluntario en un Hospital de Stanford y había una niñita llamada Liz quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.
El doctor explicó la situación al hermano de la niña y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Dudó por solo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: “Si, lo haré, si eso salva a Liz.”
Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonriente mientras nosotros lo asistíamos a él y a su hermana, viendo retornar el color a las mejillas de la niña. Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: “¿A qué hora empezaré a morirme?
Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana. Y aun así se la daba.
Me acuerdo que cuando me la contaron me quedé ciertamente perplejo.
Diréis porque me he acordado de esta historia.
Se debe a que hoy lei un articulo en la prensa escrita en el que hablaban del «talento y el compromiso dentro de las organizaciones«. Y me hice la siguiente pregunta: ¿Cuántos de vosotros actuarías como ese niño si vuestra organización os lo pidiera (salvando lógicamente las distancias)?
¿Es esa la diferencia entre involucración y compromiso?
Como todos los artículos actuales, hablaba de la motivación y de como conservar el talento dentro de las organizaciones, es decir, de lo que se debía de hacer para retener el talento.
Pero también como siempre utlimamente discrepo del artículo. Se sigue tratando al empleado talentoso como algo a retener. Y cuando digo algo, es como me gusta decir, «un recurso», no un humano.
Lo que comentaba el artículo era el hecho de que por el bien de las organizaciones, se debería de conservar el talento. Pero en ningún momento se haciá referencia a las necesidades humanas del empleado. No se contemplaba el hechos de que a lo mejor el empleado la única forma que tenía de realizarse y motivarse era marchándose de esa organización. Se vuelve a la misma historia actual de si somos humanos o somos recursos.
La sensación del artículo volvía a ser de que parece que somos recursos y no humanos. Por lo tanto mientras nos sigan viendo así, dudo mucho que se alcance el compromiso de los empleados que tanto desean sus organizaciones.
Señores eruditos en el management, ¡¡olvídense por un solo momento de las organizaciones y acuérdense de las personas, porque en definitiva las personas son las que hacen que las organizaciones funcionen!!.
J.L.,
en estos momentos uno de los objetivos de los departamentos de RRHH es aligerar la estructura y esto convierte a las personas en meros recursos productivos.
LO peligroso ya no es que las organizaciones piensen en las personas como recursos (que ha sucedido y sucede, salvo excepciones), lo peligroso es que las personas se vean a ellas mismas como recursos productivos a los que la empresa puede llevar, traer, subir o bajar a su antojo.
El compromiso tiene que ser recíproco, no se puede estar pidiendo compromiso constante a un trabajador y a las primeras de cambio ponerlo de patitas en la calle.
Un saludo.
Buenas amigo. Cuanta verdad dices. Ahora el puesto demandado es el de «Killer cost» dentro de RRHH, es decir aquel que reduzca el coste de esta partida.
Lo que realmente me irrita es articulos u opiniones que siempre se llenan la boca de «lo importante que es el capital humano», «de conservar el talento», y frases similares. Digo yo: si lo quieres retener, haz lo posible para ello.
No obstante estamos en malas épocas para fomentar esta cultura dentro de las organizaciones, pero por intentrarlo que no quede.
Un saludo
Mi estimado José Luis,
Tu lo has dicho bien: «por intentarlo que no quede». Y creo que a base de intentarlo, con gente tan comprometida como tú mismo, se irá consiguiendo el objetivo.
El mundo de los negocios y de la empresa está cambiando. Es algo que venimos sintiendo y que, algo positivo tenía que tener, la crisis está acelerando.
Lo primero son las personas, y todo lo demás gira, o girará, a su alrededor y, tarde o temprano, caeremos en la cuenta.
Por cierto, muchas gracias por tu mensaje del otro día. Viniendo de ti, fue muy reconfortante. Contaré con ello.
Un abrazo.
Buenas amigo Pedro.
No tienes nada que agradecer, todo lo que este en mi mano, por poco que sea, ya sabes que estoy para ello.
La situación que estamos viviendo esta mistrando la car de los numeros que se estan quedando en el paro. Es triste que tengamos que esperar a situaciones como esta para considerar a los numeros como humanos o como persona. Pero si se consigue esto y conseguimos cimenar esta práctica algo habremos ganado con esta «jodida» crisis.
Un fuerte abrazo y te reitero mi apoyo en lo que necesites.
Un saludo
Dentro de las empresas hay diferentes rangos de recursos humanos:
– Los considerados por el mangement como meramente productivos y que son intercambiables. Además, si baja la demanda se les echa y ya se contratará cuando proceda (si procede).
– Lo considerados por el management como talento: ellos mismos y su entorno más íntimo que les saca las castañas del fuego. Se creen mucho más valiosos que los del grupo anterior y para retenerlos puede haber incrementos de sueldos, bonus y otros beneficios.
Así de podrido está el mundo.
Y como última reflexión, una vez un muy alto cargo de telefónica respondió a la pregunta de cómo conseguían retener el talento realizando otra pregunta: ¿cómo consigues que tu mujer/novia siga contigo? Pues lo mismo hay que hacer con el tus trabajadores: queriéndoles, apreciando su trabajo, interesándote por ellos y retribuyéndoles convenientemente.
Buenas amigo javier.
Me ha encantado la reflexion que haces sobre el directivo de telefónica. Y es más, es cierta como la vida misma.
Lo que además te secundo es que en todas las facetas de la vida, siempre ha habido clases de primera, de segunda e incluso de tercera, en cualquier ámbito que tratemos, y por lo tanto no iba a ser menos los departamentos de RRHH.
Yo incluiria una terecera clase de empleados a las dos que añades tu: la de los acólitos o «bebeaguas». Talento no tienen para el trabajo en si, pero si para alabar al superior y como este siempre le gusta estar rodeado de gente que lo idolatre, no puede prescindir de ellos. Tienen un talento oculto, que no es el del trabajo bien hecho, sino que es el de saber como vulgarmente se dice «hacer la rosca».
Estos, en caso de crisis, son tambien prescindibles, pero mejor los que son numeros, porque al final seimpre gusta de tener alrededor gente agradecida.
Un saludo