Y con esto no me refiero a que cueste dinero el llegar a ser alguien, el realizar una determinada formación o conseguir determinado estatus social.
Me refiero pura y llanamente a lo que expresa la palabra ‘ser’. Un país en el cual se privatiza el Registro Civil y en el cual cualquier recién nacido tiene que nacer con 20 euros debajo del brazo para poder ‘ser’, ya no es mi país, lo siento.
Con la nueva reforma del anteriormente denominado ‘cazador de tesoros’ por la cantidad de agujeros que hace por todo Madrid, en la que se privatiza el Registro Civil, por asentar a un reciente nacido en el libro de familia se cobrarán 20 euros. No me vale con que se diga que es una cantidad simbólica. Es el hecho de que un recién nacido, sin haber hecho nada, ya es pagador de un impuesto revolucionario para sufragar los desmanes de aquellos que imponen esta nueva norma.
¿Y si no se tienen los 20 euros para poder registrar al recién nacido? ¿Pasaremos a ser un país tercermundista dónde no se sabe quien es el padre ni la edad que se tiene?
Esto no es por culpa de la crisis, no señor, es sencillamente porque la brecha social se quiere abrir más, castigando a los desfavorecidos porque 20 euros para las clases poderosas les da la risa mientras que para una familia de desempleados es un dineral.
Me averguenzo seriamente del país que tenemos y de como lo están dejando donde la pérdida de derechos de los ciudadanos de a pié es descomunal para que se `perpetúen las prebendas a las clases poderosas. ¿Es esto también ‘marca España’?