Después de unos cuantos años dentro del mundo laboral y dentro de diferentes organizaciones he llegado a una conclusión: la única y exclusiva forma de que alguien haga algo, es consguir motivarlo para que lo haga.
Somos perezosos y conformistas por naturaleza, por lo tanto cualquier cambio en nuestro entorno lo vemos como una posible ruptura a nuestra más que agradable rutina, nunca como una oportunidad de mejorar lo que hacemos. Esta ideas de cambiar la forma de ver las cosas es lo que todos querríamos saber hacer y no es otra cosa que «saber motivar«.
¿Qué es lo que motiva a cada uno de los miembros de mi equipo y podría utilizar por lo tanto para conseguir que se comprometa en lo que hace? Si alguien tuviese la respuesta perfecta hablaríamos del más que probable, «lider ideal«.
¿Te gustaría ser a tí de este tipo de líder? y lo que es más importante, ¿estás motivado para conseguirlo?
Si la respuesta es afirmativa, que espero que sí, tendrás que empezar por una cosa, que es la de plantearte tu propia motivación, saber que es lo que te motiva a tí como líder. Es aquí cuando debes de hacer dos reflexiones (que incluso me atrevo a decir, dar un par de consejos):
- Por un lado intenta conocerte a ti mismo, que aspiraciones tienes de ti y de tu equipo, que esperas de ellos en función de lo que tu hagas.
- Por otro, con que elementos dispones en el equipo, personalidades, actitudes, ….
Sabiendo como eres tú y como es tu equipo, avanzarás en el hecho de saber como motivarte a ti mismo, para conseguir motivar a los demás.
De poco vale conocerte muy bien si no tienes en cuenta al factor humano con el que cuentas. Y de poco vale conocer muy bien al equipo y sus miebros si luego tu no sabes donde están tus límites de actuación y saber donde o que es lo que te motiva.
Y esta última reflexión que os dejo es derivada de mi propia experiencia. La figura de un buen líder debe de pasar por tres fases siempre que se quiera conseguir una motivación adecuada en el equipo.
- Una primera fase altamente presencial. Unir al equipo, hacerle partícipe de las ideas, actuar de forma democrática, conseguir que se identifiquen e involucren con lo que hacen. En todo momento activo e interactuando con los miembros del equipo. (Sería la postura del «promotor de ideas y sentimientos»).
- En una segunda fase, cuando el trabajo empieza y el equipo marcha, debería de reducir se presencia, fomentando la autonomía entre sus miembros. Saber dar autonomía, generar confianza y sobre todo saber delegar. Pero estando siempre presente para cuando sea necesaria su participación. (Sería la figura del «tutor o tuteladro del equipo).
- En la tercera fase su aparición podría ser doble. Si los resultados son buenos, pasar a un segundo plano y dejar que sea el equipo el que lleve los méritos de lo conseguido. (Ser un «observador»). Si los resultados no son buenos, tomar las riendas del equipo y pomover los cambios necesarios para cambiar el signo de los resultados, pero sioempre haciéndose partícipe de los resultados el mismo también. (Ser un «padre que defiende a sus hijos».
Por desgracia, los jefes que no líderes actúan de al reves de este esquema. Aparecen algo en la primera fase pero sin entrar mucho en el meollo de las cuestiones. Desaparece por completo en la segunda fase. Y reaparecen en la tercera fase en toda su plenitud si los resultados son buenos y desparecen de la faz de la tieera si los resultados son malos.
¿Creéis que ocurre esto así?
Muy bueno, el post…
Sólo un pequeño pero, la imagen del «padre que defiende a sus hijos», no me convence del todo, suena a paternalista, valga la redundancia 😉
El final de los jefes no líderes, apoteósico!!
Un saludo
Pablo Rodríguez
Jajaja!!!
El final amigo pablo, es como la vida misma. Esos son los verdaderos jefes de hoy en dia por desgracia.
Quizá si que peque algo de patrnalista los del padre y los hijos, pero era la exageración al máximo del ejemplo.
Un abrazo amigo
Este auto conocimeinto que señalas, es la piedra angular desde donde surge «el todo» de la motivación, y no sólo hablo del liderazgo, sino de todo lo que rodea las personas que trabajan en las empresas. Has dicho una frase que me ha encantado y que pienso utilizar en el futuro como una reflexión tanto para mi como para los que enseño:
«cualquier cambio en nuestro entorno lo vemos como una posible ruptura a nuestra más que agradable rutina, nunca como una oportunidad de mejorar lo que hacemos».
Buen post amigo… ¿nos veremos en Sevilla para el EBE09?
Saludos
SM
Buenas amigo.
Me alegro de que te guste la frase. Y lo peor es que es una verdad como un templo de grande.
Y por más que lo digamos, y la gente se anime a cambiar este «chip», la cosa no cambia.
Un saludo