Uno de los tipos de coaching más conocido es el denominado coaching sistémico.
En esta modalidad de coaching se persigue que el cliente sea capaz de desarrollar el talento individual, de desarrollar sus competencias organizacionales y que sea capaz de desenvolverse en ambientes de alto desempeño. El Coaching Sistémico está diseñado para resolver situaciones de alta incertidumbre, complejidad y ambiguedad.
Se hace énfasis a través de un enfoque de procesos, abriendo posibilidades para hacer distinciones entre lo que «mueve” a la persona: ideas, creencias, valores, prejuicios; identifica los entornos sociales en los que participa y los roles con los que se comunica.
Quienes lo utilizan cuentan con herramientas que les facilita resolver con rapidez y oportunidad las experiencias que se les presentan.
El Coaching Sistémico ofrece un orden diferente para lo que le acontece al coachee en el día a día, buscando que realice sus cometidos con mayor efectividad, potencia en las actuaciones realizadas, claridad en la visión y firmeza en la toma de decisiones.
Con el Coaching Sistémico se avanza hacia nuevos y más elevados niveles de desarrollo personal, profesional y organizacional, obteniendo resultados de mayor impacto con base en altos estándares de desempeño, ética profesional, calidad de vida y promoviendo una ecología sustentable.
Funcionalmente el coaching sistémico es una herramienta que permite en una sola sesión, de una hora de duración, resolver encrucijadas, dudas, dificultades tomando conciencia de la situación, viendo su posible evolución y la solución.
Se llama coaching porque trabaja con la metodología del coaching tradicional socrático, el arte de la mayéutica o la pregunta. El coach sistémico sólo formulará preguntas al cliente que este deberá responderse a si mismo. El coach sistémico no dará consejos de actuación, ni emitirá juicio alguno sobre lo que se presente en la sesión.