Primero solución al viernes pasado:
Un conflicto siempre es mejor afrontarlo tomando distancia, antes que llevado por la impulsividad, dado que el enfrentamiento directo nunca favorece su resolución.
Busca rebajar la tensión del modo que consideres oportuno y una vez “capeado el temporal” aborda de manera directa la cuestión en privado. Plantea con humildad y asertividad tu disconformidad con el trato recibido y obtén las causas reales de ese comportamiento de tu jefe para dar una respuesta adecuada.
La raíz del problema en ocasiones se manifiesta de forma incoherente y tu labor será darle coherencia y proponer que los dos llegueis a una forma de relación beneficiosa para ambos. En resumen: afrontar es mejor que enfrentarse.
Caso de hoy:
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Tengo dos niños pequeños y en mi empresa, una correduría de seguros, siempre me han dado facilidades para organizarme, como flexibilidad para entrar más tarde o para ausentarme y recuperar luego las horas. Ahora sin embargo ha entrado un jefe nuevo que insiste en el horario y en que alargue la jornada por la tarde. No sé cómo convencerle y me planteo pedir reducción de jornada.
Una conversación en un tono distendido no estaría mal para empezar. Tu jefe debe ser consciente que cuanto más feliz llegues al trabajo, más creativo y productivo serás. Y ello pasa porque la conciliación con la vida laboral y familiar sea una realidad.
Si no entra en razón, creo que la solución está en aplicar medidas de manera unilateral, las que estén en tus manos: entre ellas, la reducción de jornada.
Además, ¿aún existen jefes que miden la efectividad por cumplimiento horario? Pues es una lástima, pero la respuesta es afirmativa. Es una manera de medir muy poco efectiva, pero muy cómoda a la hora de aplicar: matemáticas puras y duras. Mejor si lo hacemos en base a objetivos definidos y acordados conjuntamente, ¿no?. Tu empresa debería reflexionar sobre el coste de oportunidad de contratar jefes (que no líderes) con este perfil. Si se reafirma en su política de captación de directivos, quizás el que no encaja al final eres tú y vale la pena pensar en ir haciendo las maletas…
Efectivamente amiga Anna. Aqui inicialmente vale el refrán de «hablando se entiende la gente».
Lo que ocurre en muchas ocasiones es que se «nos llena la boca» al hablar de conciliación de la vida familiar y laboral, pero la existencia como dices bien de jefes sujetos a horarios como método de medida, impide que ocurra esta.
Es uno de los motivos por los que España es de los paises europeos menos productivos, cumplir las horas por cumplir, nunca ha conducido a la obtención de buenos reultados.
Una cosa es cierta como la vida misma: el talento del factor humano surge cuando este trabajo a gusto. Si la conciliación es necesaria para ello y no se produce, está claro que los profesionales no darán lo mejor de si.
Saludos y Feliz Año amiga