Cuenta la mitología que el dios Cronos tenía tanta sed de poder que atentó contra su padre Urano con la intención de ocupar su lugar, ya que éste era el amo y señor del universo. Urano mal herido, le maldijo a experimentar la misma suerte en manos de sus hijos, por lo que Cronos decidió devorarlos al nacer.
Esta historia mitológica llevada al ámbito de la empresa es a lo que los sesudos expertos en RRHH llaman síndrome de Cronos, es decir el miedo patológico a ser desplazados, surgido por la necesidad de mantenerse seguro y no ser alcanzado por alguien que atente contra él. Por ello y para evitar a cualquier coste la posibilidad de ser desplazado, cercan su territorio para evitar mostrar sus debilidades, carencias, temores o perder su poder delante de quienes se lo han otorgado, por lo que orientan todos sus esfuerzos a evitar que algunos subordinados puedan atentar en contra de la estabilidad de su puesto, no demostrando por consiguiente un comportamiento ejemplar o ético.
Este «miedo a ser desplazados» hace que muchos jefes sientan vértigo a delegar, porque piensan que si dejan ‘hacer’ demasiado, pueden ver peligrar su puesto, sin pensar que a las personas que les apasiona el control destruyen el talento, buscan la sumisión y la obediencia y no el compromiso.
¿Acaso un jefe debe saber de todo? Vale, de acuerdo… es cierto. Hay jefes que son de otra raza y que ni siquiera necesitan comer porque son muy duros/as. Sin embargo, el permanente ejercicio de delegar, de repartir juego, de despojarnos de algunas de nuestras atribuciones para irlas cediendo a otros es, en primer lugar, de lo más saludable y razonable. En segundo lugar, delegar es, además, de justicia: “no por mucho acaparar nos moriremos más tarde…”. Del mismo modo de que nadie se lleva sus riquezas a la sepultura, es incontestable que tampoco nadie, se lleva sus tareas a la tumba… Por consiguiente, es justo que, a medida que pasan los años, tengamos la decencia y la generosidad de enseñar a otros lo que de otros aprendimos en su día; enseñar lo que sabemos, lo que tenemos bien experimentado y cuando consideremos que la transmisión ha culminado con éxito, le pongamos la guinda delegando tareas, funciones, responsabilidades y decisiones.
De este modo, tal vez no tengamos que llegar a la terrible encrucijada de delegar o cascar de agotamiento.
Hola José Luis,
No conocía lo del Síndrome. Me suena a lo de que el «sensei» sólo comenta su arte más mortífera en el lecho de muerte a su mejor alumno. No antes, ojo, sólo en el último estertor.
Con lo bonito que es repartir lo poco o mucho que has aprendido en tus años de «puta vida corporativa», como para guardártelo hasta el último suspiro.
El miedo es libre. Luchar contra él es necesario.
Un saludo.
Buenas Enrique.
Tienes razón que no hay como las culturas orientales para seguir estos principios de «oscurantismo».
El que tiene miedo a compatir por temor a que lo superen o dejen de lado, nunca sentirá el placer de compartir «saber» por compartir.
Saludos amigo
Hola José Luís,
La verdad que este síndrome esta muy presente en nuestros días actuales. Este tipo de responsables que montan un imperio alrededor de sus tareas son personas inseguras y envidiosas que ven en las demás personas la amenaza de que les sustituyan porque a veces son más validos que ellos.
Un jefe no tiene que saber de todo sino que tiene que diversificar para que entre los miembros de su equipo haya gente especialista en cada cosa complementándose de forma ejemplar.
Saludos,
Muy buen post, José Luis.
Creo de hecho que el buen jefe no tiene porqué saber de todo sino saber rodearse de un equipo que, como equipo, sepa de todo. A partir de ahí debe ser básicamente un estímulo y un facilitador para el trabajo de ese equipo.
JM
Efectivamente amigo Juan.
El buen «dircetor de equipo» (no voy a llamarle ni jefe ni lider) es aquel que sabe en todo momento rodearse de los mejores y saber coordinarlos. Sin miedos ni recelos.
Un prototipo de esta figura ha sido E.Botín.Siempre rodeado de los mejores profesionales y nunca pensó que lo iban a echar.
Saludos amigo
Efectivamente Jose Miguel.
El buen jefe delega, se rodea de lo mejor que puede y gestiona sus habilidades y supervisa la de los miembros de su equipo.No tiene porque saber hacer todo. Cuando intenta esto es cuando lo hace mal.
Somos humanos, no podemos saber de todo, por lo tano, mientras mejor nos rodeemos, por lógica mucho mejor.
Saludos amigo y gracias.
En eso es estupendo el fútbol, no hay escondrijos, nadie posee nada y de poco sirve creer que se tiene derecho a algo porqué sí y obstaculizar a otros, se asume que no se puede hacer nada cuando tenga que llegar «el final»…Supongo que con tantos medios de información, no se puede esconder nada y sale todo a la luz
Ahi si que tienes razón, estando todo a la vista del público es difícil el intentar engañar a los demás y apropiarse del trabajo de otro.
Saludos
He estado leyendo vuestros comentarios y me gustaría añadir una parte que creo que todos conocemos también.
El hombre desde que es hombre nace instintivamente con un afan de lucha y de poder marcadamente genético ( Hipotesis del gen egoista) que desarrolla en la jungla de metal que es la empresa.
Como somos seres limitados, en cuanto las personas encuentran sus límites, sucede la fase de negación que da paso a la fase «de que puedo hacer yo para seguir ascendiendo y destacando», aquí se produce algo que como sabeís es sumamente importante y me gustaría reseñar, que es la falta de red de relaciones sociales.
La soledad que produce el poder hace que cuando yo tengo un problema que considero insalvable, no tenga a nadie que me pueda dar un punto de vista desde fuera del problema (Teoría de resolución de problemas) o que la gente entiende que como soy una persona generalmente resolutiva que no me preste la ayuda o no se lo tomen en serio.
Esto conlleva una rumiación del problema por parte del individuo que al verse acorralado, lo afronta atacando.
Sólo queria reseñar que muchos de estos gerentes y altos directivos tienen una soledad importante en la toma de decisiones y he comprobado muchas veces que llega alguien externo que los comprende y se dejan guiar y orientar, eso sí tratandolo como una persona limitada que comete errores como todos, o sea dandole la condición de humano. Todos los líderes carismaticos han cometido sus mayores errores en lo más alto de sus carreras,
¿Quien se sentaría hoy con Amancio Ortega y le diría, chico tienes que delegar más funciones?,
Pues probablemente un cabrero de una montaña el dia que se quede tirado con el coche llendo a una reunión y que lo trate de tú a tú sin preconcepciones sociales.Pero seguro que ninguno de los del consejo de administraciónj lo haría.
Genial comentario amigo Hector.
Todos habíamos dejado de lado hasta ahora este enfoque. Y tienes razón, cada vez que subes un peldaño en la pirámide de responsabilidades dentro de una empesa, te vas encontrando más y más solo,con lo que cada vez te sientes más movido a la auuoresolución de los problemas, a no solicitar ayuda ni opinión y, por lo tano, cuando alguien quiere «echarte una mano» siempre se le ve como una amenaza a mi puesto y/o cargo.
El poder nos hace muchas veces desconfiados.
Gracias por tu reflexión amigo.
Si las personas que ejercen los cargos directivos entendieran que entre mejor preparados estén sus subalternos, mejor parados estarán ellos ante cualquier eventualidad, toda vez que en determinadas situaciones, uno cualquiera de quienes están bajo su dirección puede representarlo tan bien o mejor que lo que el mismo pudiera hacerlo y no por ello, debe sentir temor, por el contrario, debe sentirse orgulloso que como cabeza visible de una organización, ha contribuido a desarrollar el talento humano para darle ese empuje que necesita la misma, generando una ventaja competitiva sin precedentes frente a su competencia.
Buenas Freddy y gran verdad dices.
El líder de verdad se enorgullece de que su equipo crezca. Cuando un responsable siente temor, envidia o mieedo por el progreso de alguno de los miembros de su equipo falta uno de los pilares claves del líder como es el de la confianza mutua, ya que pasa a ser temor. La verdad por desgracia es que pocos son los jefes que se alegran del progresos de sus subordinados y por eso así nos va 🙁
Un saludo
Si profundizamos sobre este síndrome laboral que esta relacionado con otras psicopatologias laborales como: el acoso laboral, presentismo y adicción al trabajo, podemos ver la importancia que tiene para la organización de erradicar esta mala práctica de liderazgo que propicia el estancamiento profesional, definitivamente el liderazgo es un factor determinante en el clima laboral.Sobre todo cuando consideramos que este Sindrome del Lider que se considera Rey que no merece ser destronado, tiene repercusiones en el clima laboral.
En lo esencial, el clima laboral puede ser el vehículo u obstáculo para el buen desempeño de la organización, de ahí llama la atención la importancia de construir un buen clima organizacional en base a las percepciones provocadas por el líder.
Es interesante este tema, saludos y hasta la próxima.