Hay mucho más en ser un jefe que simplemente decirle a la gente qué hacer. Se trata de ganarse la confianza y el fomento de una verdadera relación con sus empleados, de forma que haya una confianza mutua para que las cosas puedan ser hechas.
Desafortunadamente, muchos gerentes no se preocupan por la moral de sus empleados, y los acucian por cualquier medio necesario. No se dan cuenta que todo tiene un impacto en cómo funciona tu empresa y, puede tener un gran impacto en tu productividad , capacidad para retener el talento y tu resultado final.
No hay un método para todos ya que cada empresa tiene una cultura corporativa diferente y cada director tiene su propio estilo, pero hay cosas que deben evitarse en la mayoría de las situaciones si quieres que los empleados no odien ir a trabajar todos los días.
Aquí hay nueve formas garantizadas de arruinar completamente la moral del empleado. Muchas de ellas se reducen a dos ideales básicos: trata a tus empleados con respeto y dignidad y así te trataran ellos a ti.
No aceptar la responsabilidad por los errores
El juego de la culpa puede arruinar el lugar de trabajo de una empresa. Si un subordinado se equivoca, la culpa no debe recaer solamente sobre él o ella-está en un equipo, que incluye al resto de los que trabajan en el proyecto y la persona que los tiene a cargo.
El jefe se niega frecuentemente a aceptar la responsabilidad por los errores de sus trabajadores y depositan toda la culpa en una única persona y esto, pueden arruinar no sólo su estado de ánimo, sino hacer a sus compañeros tímidos y miedosos.
Convocar a los empleados en público
No hay ninguna razón para exponer públicamente a la gente. No trates de darle a la gente una lección o dar un ejemplo con ellos- no son niños. En su lugar, llévatelos a un lado y afronta la situación en privado. El bochorno público solo sirve para crear empleados desdeñosos y arruinar el ambiente de trabajo.
Deshonestidad
Diles a tus empleados la verdad, siempre. Está bien ocultarles cosas si son temas delicados, pero nunca mientas a tus empleados sobre ellos o su naturaleza.
Esto incluye las promesas que les haces. Cumple con las recompensas a las que te hayas comprometido (como una promoción o un aumento), porque una vez que empieces por esa pendiente resbaladiza, es difícil ganarse la confianza de nuevo. Los empleados nunca van a trabajar a su máximo potencial para alguien en quien no confían.
Establecer metas imposibles
Los objetivos existen para animar a la gente a hacer un trabajo, pero cuando los empleados se quedan cortos constantemente porque el listón es muy alto, su moral se desploma. Se sentirán como si tuvieran un bajo rendimiento, a pesar de que probablemente no lo tengan.
Amenazar sus puestos de trabajo
Hacer temer a alguien por su sustento sólo causa miedo, ansiedad y desconfianza. Cuando haces sentir a la gente que es prescindible, tiene pocos incentivos para trabajar. Es fácil destruir el espíritu de alguien si les tratas como un número y no como un individuo único con marcadas habilidades.
Dar instrucciones vagas o incompletas
La claridad es importante en el lugar de trabajo. Algunos gerentes creen que tienen derecho a dar instrucciones carentes de una dirección específica por estar ocupados, pero el tiempo de sus empleados es tan importante como el de ellos.
Es frustrante no saber exactamente lo que te han pedido que hagas por lo que si lo hacen mal y son reprendidos por su jefe por ello, sólo empeora las cosas.
Microgestión
Hay pocas formas de desmoralizar a un trabajador más rápido que la microgestión de todos sus movimientos. Nadie quiere a alguien mirando sobre su hombro, mirando con lupa todo lo que hacen y cuestionando su trabajo.
Cuando microgestionas a un empleado le estás diciendo que no confías en sus capacidades. Ese tipo de desaliento es suficiente por sí solo para hacer que alguien odie ir a trabajar, incluso aunque le guste todo lo demás del trabajo.
No ofrecer ningún elogio
La gente necesita algún tipo de refuerzo de que están haciendo un buen trabajo. Si pasan toda su vida laboral sin ninguno, se puede convertir en una espina clavada.
Eso no quiere decir que tengas que estar constantemente colmando a tus trabajadores con elogios. Sé capaz de identificar cuándo los trabajadores han dado más de lo que su deber exige.
Reprimir a los trabajadores si lo están haciendo bien
Es frustrante para alguien sentirse reprimido. Si la gente tiene iniciativas que quieren proponer, o ideas para mejorar las cosas, al menos dales la palabra. De vez en cuando, habrá buenas ideas por ahí que puedes utilizar y a los empleados les encanta ver sus propias ideas en acción. Reconóceles la idea, y dales crédito donde es debido.
Fuente: Open Forum