Sobre las características de un líder es algo sobre lo que hemos hablado en este blog algunas veces y más recientemente de como debe de adaptarse a las herramientas 2.0 para afrontar los cambios que vienen.
Generar confianza, ser comunicador, motivador, mirar por las necesidades del equipo y de sus miembros, ser justo,…, todo nos parece lo adecuado y lo que debería de poseer un líder.
Todos estos comportamientos hacen que el grupo identifique y se identifiquecon un líder y lo siga mientras que él da muestras de su liderazgo día a día.
Pues hoy me hago una reflexión esperando me deís vuestra opinión. ¿Son los líderes políticos actuales unos «líderes» en «estrictu sensu», o por lo contrario estamos hablando de un liderazgo que contempla otros componentes distintos a la idea del liderazgo de personas?
Para empezar el debate, daré mi opinión. Yo creo que en dos áreas en especial de la vida se puede decir que los líderes no poseen las características ideales de un líder: «la política» y «la religión». Y con esto no quiero decir que sean mejores o peores que la idea que tenemos de liderazgo. Sencillamente que ocurren dos factores:
-Con solo potenciar ciertas habilidades del líder, pueden desempeñar su papel de una manera cuando menos efectiva.
-Cuentan con un grupo, equipo o conjunto de acólitos que, independientemente de lo que haga el líder, siempre considerarán lo realizado por él como algo excepcional.
Esto es algo con lo que un líder en cualquier empresa no cuenta de antemano. Siempre se ecuentra inicialmente con un equipo reticente a las actuaciones de los nuevos líderes y está a la expectativa de sus actuaciones.
En el ámbito político y religioso, aunque me voy a centrar en el político dado que ha habido elecciones recientemente, los líderes juegan con una enorme ventaja: «hagan lo que hagan, cuentan en su equipo con miembros que los van a seguir siempre», como decía aquella famosa película de dibujos, «hasta el infinito y más allá». ¿Qué ocurre entonces?
Sencillamente se da en estos ámbitos un factor que no se da en el liderazgo dentro de las organizaciones o empresas y es el hecho de que los miembros del equipo son fieles a una «marca», a una «ideología», a unos «colores», independientemente de quien sea el que esté la cabeza.
Imaginaros vuestra empresa. Ponéis un líder a dirigir un grupo dentro de la misma. ¿A que sería ideal que metiéseis a quien metiéseis el equipo se mantuviera unido, motivado y sobretodo «comprometido» con la empresa? ¿A qué eso no pasa en realidad? Pues en la política y en la religión si.
La mayor parte de los mal llamados «líderes políticos» (porque de la mayor parte de las cualidades que deben de poseer los líderes, andan más bien escasos), son buenos en una faceta en especial: «la oratoria», «la de saber decir lo apropiado en el momento apropiado», «lo de saber ponerse en la piel de un colectivo determinado (empatía)»,….
Pero de ahí a que se les pueda llamar líderes políticos hay una diferencia como de la noche al día.
Y pasando al ejemplo de la religión, vemos esto muy claramente: «independientemente de la religión que se profese, todo el mundo debe de reconocer que Juan Pablo II fue un líder, mientras que su sucesor, Benedicto XVI nunca lo llegará a ser en igual medida. No obstante, la masa de miembros del grupo o equipo sigue siendo la misma en número».
Es por eso que en los líderes políticos o religiosos hay que contemplar una idea que no se puede dar en los líderes de la empresas: «el componente ideológico, o como creo yo que se debería de llamar, fanático«.
Defender una ideología (sea la que sea) aunque el líder lo haga mal, y por ende decir que es un buen líder haga lo que haga por ser de mi ideología, es lo que es ser un fanático. Este es el punto del que se aprovechan los políticos sobre todo, del fanatismo de las masas.
Como se puede observar, un mal líder (sin las cualidades de las que siempre hemos hablado que debería de tener), si posee la habilidad de saber enardecer a su equipo, entendiendo enardecer como motivar, tiene mucho ganado. Esto no pasa en los líderes dentro de las organizaciones, porque ellos deben de ineteractuar día a día con su equipo, mientras que los políticos solo interactúan en las camapañas electorales. ¿Os imagináis un político en campaña electoral permanente?
A mi modo de ver y luego de realizaros estas reflexiones debo de concluir diciendo que no deberíamos llamar a estos individuos «líderes políticos» o «líderes religiosos«. Sencillamente, sus equipos o seguidores siguen una ideología no a una persona o líder. Da igual quien esté a la cabeza, serán acólitos y siempre el cabeza visible hará las cosas bien.
Ser un mal llamado líder político exige de mucho menos esfuerzo que ser un líder dentro de una empresa, bastante menos, ya que la falta de interactuación con los miembros del equipo en el día a día hace que no salgan a la luz sus carencias.
«Líderes políticos, NO. Cabezas de cartel, SI.»
Hola, José Luis, muy buen apunte.
Tienes razón en que las características de liderazgo son totalmente distintas, y los seguidores lo son en cualquier caso, igual que alguien es del Barça, del Madrid o del Atlético, y no cambia aunque jueguen mal.
En política sí que hay algunos casos de políticos-líderes, que consiguen aunar en torno a su figura y a su acción y manera de entender las cosas a un equipo, e incluso a un país, generando ilusión y confianza, como es el caso de Obama (de momento), o lo fue en su día en España Felipe González (menos los últimos años, y aún así, cuando se presentó Almunia el PSOE cayó a mínimos), o Aznar, que también ejerció el liderazgo hasta que se encerró en sí mismo y se dedicó a «gobernar el mundo» desde Texas, o desde las Azores.
Aunque es cierto también que en estos casos, como bien dices, sus acólitos dan por bueno todo lo que hacen y dicen estos líderes.
En cualquier caso, totalmente de acuerdo en que en el mundo empresarial, el liderazgo hay que demostrarlo de otra manera, día a día se va construyendo (y se puede destruir rápido).
El líder empresarial se enfrenta además a otras dificultades e interacciones del entorno, que le dificultan mantener alta la moral de sus colaboradores, e incluso la suya propia (la actual crisis es un buen ejemplo), pero debe sobreponerse y ser capaz de motivar a su equipo y sacar lo mejor del grupo.
Un saludo
Pablo
Buenas amigo Pablo.
Veo que te gusta el tema de liderazgo, porque se te nota pasíon en las palabras.
Efectivamente, todos los ejemplos de los políticos españoles que has puesto han marcado unas épocas, y es algo a estudiar: ¿por qué a lo largo de la historia , y mira que hay siglos, todos los líderes políticos y/o militares, llega un momento en que se «endiosan» y se creen intocables y es cuando marcan el principio del fin?
Siempre ha sido así, desde los antiguos «césares» romanos, pasando por los grandes conquistadores, acercándonos en esta epoca a gente como Napoleón o el mismo Hitler (salvando las distancias). Llegan a un nivel de idolatria propia que les nubla por completo la razón y es cuando sus seguidores pasan a ser auténticos fanáticos.
Esto en el día a día no pasa, el lider dentro de una organización lo tiene que demostrar dia a dia. Además con una particularidad, que frente al líder político que haga lo que haga se le perdona, al lider en las organizaciones, si una cosa le sale mal, significa la pérdida total de confianza por su equipo que a lo mejor había tardado años en conseguirla.
Yo discrepo en una cosa sin embargo, para nada creo que Obama es un lider, creo que es más bien un «ilusionista» en el buen sentido de la palabra. Genera expectatvias e ilusiones, pero esta situación le viene grande (y creo que a todo el mundo en general). Le ha tocado lidiar en una muy mala época, por eso todo lo que haga no va a tener la transcendencia que si no estuviésemos como estamos. La gente tiene muchas expectativas puestas en él y creo que eso va a ser un gran error.
De la situación actual no vamos a salir con líderes heróicos. Nadie tien la varita mágia para salir del agujero. De aquí saldremos con la unión de muchos líderes tranquilos que nunca saldrán en la foto, pero que su trabajo día a día en la sombra va a gacer que esto despegue.
El líder dentro de las organizaciones se la «juega» todos los días, por eso es tan difícil ser un buen líder, porque dbes de estar en contínuo proceso de automotivación propia y de motivación de los miembros de tu equipo, y eso es algo estresante.
Un saludo