La importancia de la comunicación postelectoral
Que la importancia de la comunicación en cualquier campaña electoral es enorme, es algo que no vamos a descubrir a estas alturas del partido. Pero cada día creemos que tiene más peso la importancia de la comunicación postelectoral.
No hay noche electoral en la que, salvo en contadas ocasiones, todos los partidos no hayan ganado. A veces no se puede justificar unos resultados, pero como no dejan de ser datos, es algo que cualquier analista puede conseguir extrapolar y obtener algunas conclusiones. Lo que más nos interesa hoy es analizar el discurso postelectoral.
Y estamos en un momento donde, por lo menos cara ‘a la galería’, todo discurso poselectoral que hemos podido escuchar, carece de cualquier atisbo de autocrítica (salvo en las elecciones de ayer de Cs). No sabemos si es por ‘el calor’ del momento, pero nadie ha admitido que ha tenido ni un poco de culpa en los resultados que su partido ha obtenido en las elecciones.
De lo más chocante
Algún miembro de algún partido no me deja de sorprender, ya que indicar que no han llegado a los resultados esperados por la baja participación, cuando en las elecciones de ayer hubo más porcentaje de participación que hace cuatro años, muestra el alejamiento que algunos tienen de la realidad. Pero claro está, su formación no ha tenido ningún tipo de culpa.
No se si será un mensaje de comunicación postelectoral que tenga mucho calado, si se hace para autocomplacerse o calmar sus posibles remordimientos, pero el hecho es que los datos son datos y las interpretaciones que de cada uno no quiere decir que sean reflejo de la realidad. Igual de ‘su realidad’, del mundo en el que viven, pero realmente no con la realidad de los votantes.
Otros dan un mensaje de satisfacción por sus resultados, cuando ni de lejos se aproximan a las expectativas que tenían previamente a la celebración de los comicios. Un rotundo éxito que quieren comunicar ‘a los suyos’ pero que no dejan de ser su interpretación de unos datos, o sea, ‘su realidad’. Pero tampoco nos encontramos con un mínimo de autocrítica.
Queremos entender que estos mensajes de comunicación postelectoral no serán los mismos que luego transmitirán a sus miembros en las reuniones privadas de partido, que estas declaraciones son solo para mantener el ánimo de sus bases y que no decaiga la moral. Porque como se crean estos mensajes y se muestren autocomplacientes, solo indica que la clase política española va de mal en peor.
Nuestra opinión
Los resultados de las elecciones de ayer, en nuestra opinión, tienen una interpretación que debería de hacernos reflexionar a todos y del que hablamos no hace mucho en el artículo sobre el ‘comunicador judoka‘. ¿Está la ciudadanía cansada de los mensajes de ‘impacto en las redes sociales’, de los de ‘cara a la galería’, del ‘ambiente de crispación como el acicate para captar votantes descontentos’?
Creemos que el mensaje que más ha calado en estas elecciones ha sido el de ‘más tranquilidad’ a la hora de comunicar, más incluso que el contenido del mensaje. El éxito, en este caso del PP, ha sido el marcar un discurso de comunicación de perfil de tranquilidad, que no de pasividad, ya que el no entrar en el ‘cuerpo a cuerpo’ indica una planificación que se aleja de la pasividad que podría parecer.
Los votantes, cada vez más alejados del mundo de la política, huyen de los posible exabruptos, de salidas de tono, del conflicto continuo. Y es que hay algunos políticos que solo al abrir la boca, ya muestran que están reñidos con el mundo. Y eso es algo que cansa.
Eso debería hacernos reflexionar seriamente a todos. Podemos tener diferentes ideologías, pero lo mínimo que se debe mostrar por otras formaciones políticas y por los ciudadanos es la capacidad de escucha activa y poder adaptarse a ella.
Por eso creemos hoy que no gana unas elecciones el que mejor mensaje tiene, sino el que mejor es capaz de comunicarlo, aquel que es capaz de escuchar a los votantes e identificar que es lo que quieren oir y, sobre todo, cómo lo quieren oir.
Pero creemos que un buen momento para empezar a hacer lo indicado, pasando por realizar una comunicación postelectoral coherente y no autocomplaciente. Debería de triunfar la autocrítica, pero con el ánimo de cambiar lo que se hace mal.