Cualquiera de los que lea este artículo, y que ya tenga una determinada edad, o sea, que no se incluya dentro de los conocidos como ‘nativos digitales’, sino que más bien sea un ‘adaptado’ a sus tiempos, tiene en la memoria lo que le costó su primer ordenador para su casa, lo que costaban antes las impresoras o, incluso más recientemente, lo que costaba el primer teléfono móvil o el primero que se llevaba en el coche (sin hablar del tamaño que tenía).
Cuando ahora tienes en la mano un smartphone, casi ni nos acordamos de aquellos tiempos, parecen de la ‘prehistoria’, pero realmente son de hace poco más de dos décadas. Dos son los hechos que han ocurrido para que nuestra visión de la tecnología haya cambiado tanto: la rápida obsolescencia y la democratización de la tecnología.
De la primera aun hablamos recientemente, con lo cual vamos con la segunda.
Democratización tecnológica
Esta ha ocurrido en un doble sentido: abaratamiento de la tecnología y acceso a tecnologías antes inaccesibles.
Comprar computadora Dell por ejemplo, se antojaba imposible hace dos décadas; primero porque era una marca de elevado precio, aunque realmente las había mucho más caras y segundo porque no existía establecimiento que lo vendiera físicamente cerca de nuestros domicilios.
Imposibilidad económica pero, aun pudiendo, en muchos casos era una imposibilidad física.
La evolución rápida de la tecnología (unida a la obsolescencia que os comentamos en otras ocasiones), la expansión de Internet en los domicilios que permite comprar en prácticamente en todo el mundo sin salir de nuestro salón y la enorme competencia de marcas y fabricantes en el mercado, ha repercutido el la reducción del precio de los dispositivos tecnológicos lo que ha redundado en que se haya democratizado el poder adquirirlos, de tal forma que si hace unas décadas solo estaba al alcance de unos pocos, hoy cualquiera puede tener una determinada marca, un determinado dispositivo o adquirirlo en cualquier parte del mundo sin que sea necesario pertenecer a ningún tipo de élite social.
Sin duda, la tecnología actual ha incrementado, y mucho, a la democratización social y a la democratización tecnológica.