Hoy tocamos un tema cuando menos curioso que hemos vivido recientemente y es el tema de la obsolescencia forzada de la nueva tecnología. Y cuando hablamos de forzada es por dos simples razones. La primera es por el hecho de que son los propios fabricantes de tecnología y aparatos vinculados los que hacen con sus nuevos lanzamientos que la tecnología quede obsoleta. La segunda es por la creencia psicológica que nos ha entrado con lo de que ‘si no estamos a la última’, nuestras necesidades tecnológicas no vana estar perfectamente cubiertas.
¿Qué mas da que la cámara de un teléfono tenga 12 Mpx o que tenga la nueva versión 16 Mpx? ¿Es qué no podemos vivir sin comprar ese nuevo terminal? Y pongo el ejemplo de la telefonía porque es de lo más habitual en el mundo, donde en la actualidad hay un mercado amplio y excelente de terminales de segunda mano como teléfonos usados en OLX, en donde hay muchísimos aparatos que han quedado obsoletos por que se nos ha antojado adquirir la nueva versión.
Tablets, teléfonos móviles, incluso televisiones o ordenadores portátiles, los cambiamos porque sí, por querer estar ‘a la última’ sin darnos ni cuenta que en muchas ocasiones el nuevo aparato no cubre nada nuevo que el anterior no lo hiciese ya y de forma excelente.
Estos dispositivos además no suelen ser de elevado importe si los comparamos con coches o motos, con lo cual estamos más animados a sustituirlos lo antes posible para tener siempre ‘lo último’, haciendo que haya verdaderas ofertas en mercados de segunda mano de este tipo de terminales.
Es un claro ejemplo de la sociedad de consumo que, pese a la crisis actual, ha encontrado un nicho de mercado en este tipo de tecnología que, sin ser demasiado cara, anima y mucho a que realicemos sustituciones periódicas de aparatos que perfectamente podrían tener una mayor vida temporal con nosotros.