Proactividad es un concepto muy de moda hoy en día, sobre todo en el mundo de la empresa y relacionado con las organizaciones y los miembros que las forman.
Relaciona el pensamiento con la acción y pone en escena una correcta mezcla de libertad y responsabilidad como medios para conseguir los objetivos deseados. Eres libre de hacer lo que quieras pero con un doble sentido de responsabilidad: responsabilidad de querer hacer lo mejor posible y responsabilidad de las consecuencias de lo que haces.
La proactividad impulsa a una persona a mover las piezas que tiene a su alcance para lograr el engranaje perfecto del puzzle. Proactividad significa pasar de espectadores a actores en el escenario de la vida. Es un cambio de forma de actuar en la que se quire llevar la voz cantante, el ser protagonista.
Una persona proactiva es eficaz, emprendedora, suele tener una buena autoestima y auto control, gozando de una excelente intuición para atisbar cualquier oportunidad a su alcance, que inmediatamente aprovecha; piensa antes de actuar y corrige sus errores aprendiendo de ellos todo lo necesario para aplicado a situaciones futuras, tratando así de superarse constantemente; se da cuenta de que los tropiezos son indicativos de que el camino seguido no es el correcto y que es necesario cambiarlo aprende de sus errores; genera nuevas oportunidades y busca soluciones creativamente ante cualquier reto.
La proactividad convertida en hábito de conducta es una ruta que lleva directamente al éxito personal.
Diferentes estudios han puesto de manifiesto una relación directa entre proactividad y éxito profesional.
Proactividad implica compromiso, ya que hace que el individuo acepte con agrado responsabilizarse por su propia vida y por las consecuencias de sus decisiones, evitando la claudicación ante circunstancias adversas. La persona proactiva puede estar pasando por serios problemas, pero no culpa a nadie de lo que le ocurre y se siente en todo momento dueña de su propio destino; se siente libre para decidir y decide siempre de acuerdo con su mejor criterio, aceptando las consecuencias, sean o no favorables. Tendrá errores, pero aprenderá de ellos y los utilizará como trampolín para ocasiones futuras, recurriendo a lo aprendido para alcanzar el éxito en la próxima ocasión.
Lo opuesto a la proactividad es la reactividad. La persona reactiva no piensa sino que reacciona, se siente víctima de las circunstancias, se enfada cuando sus asuntos no van como le gustaría que fueran.
Cuando las cosas van bien, no pasa nada, pero ante la aparición de la dificultad este tipo de personas reacciona automáticamente de forma negativa; el contratiempo les hace venirse abajo, les faltan herramientas para enfrentarse con los problemas, toman la estrategia del avestruz, escondiendo la cabeza bajo tierra para no ver lo que no quieren ver.
Tanto la persona proactiva como la reactiva eligen desempeñar un papel y una actitud ante la vida, pero mientras que la proactiva se esfuerza por controlar su destino, la reactiva se abandona a él.
Cuando las cosas no marchan bien las personas movilizan diferentes líneas de actuación; unas se vuelven conformistas y aceptan el fracaso como algo inamovible o muy difícil de cambiar, cerrando expectativas futuras y minimizando posteriores posibilidades; otras por el contrario cambian su visión, habilitan nuevas maneras de enfrentar los problemas y no aceptan el fracaso más que como algo temporaL El primer tipo de individuos responde a una personalidad reactiva y el segundo a una proactiva; aquellos se instalarán en el fracaso constante y estos, más pronto o más tarde, terminarán obteniendo el triunfo.
Las principales características que suelen presentar las personas proactivas frente a las reactivas son las siguientes:
Proactivas
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Busqueda de alternativas
- Pensamiento creativo
- Orientación a lo positivo
- Fuerza de voluntad y motivación
- Pensamiento antes de la acción
- Búsqueda de ayuda si es necesario
- No culparse a sí mismo ni a los demás
- Búsqueda de soluciones
Reactivas
- Tendencia al fatalismo
- Búsqueda de excusas
- Respuestas automáticas
- Búsqueda de justificaciones
- Negatividad y resentimiento
- No asumir responsabilidades
- Sentimientos de culpa
- No terminar lo que se empieza
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