Hoy me he hecho una reflexión, debe de ser por eso de que el año que viene no se presenta según las previsiones nada halagueño, tras ver el artículo de La crisis no es igual a oportunidad (por más que los chinos digan lo contrario) de Alejandro Formanchuk.
Muchas veces he hablado de la importancia del positivismo a la hora de afrontar los cambios que nos vienen encima, el optimismo como punto de partida.
Soy de los que cree que ante cualquier cambio, si unimos nuestro optimismo con una actitud abierta ante las nuevas situaciones, podemos encontrar una posible oportunidad en todo lo que nos venga.
Ahora bien, lo que esta claro en este estupendo artículo que arriba os comento, hay una verdad como un templo: ‘la crisis, entendida como tal la que actualmente podemos vivir, no es un cambio solamente, sino más bien una ruptura con todo lo anterior’.
Dicha ruptura es más que un cambio. Es la desaparición de las creencias anteriores y de todo lo preestablecido y la obligación más que probable de establecer un nuevo sistema de premisas en nuestras vidas y además, con el agravante de que en muchas ocasiones, la crisis llevará con bastante probabilidad, a tomar decisiones inadecuadas, precipitadas y sin mucho fundamento que nos lleven a profundizar más en la crisis.
Y es que el otro día me dio por hacerme una pregunta: en una situación como la actual crisis, ¿llega con ser optimista y ver el lado bueno de las cosas y las oportunidades que trae aparejadas?
Momento en el que me vino enseguida a la mente el refranero español y del que todos decimos siempre que es muy sabio:
Piensa mal y acertarás».
Si esto es así, ¿dónde queda el optimismo?
Si por desgracia nos encontramos en una situación crítica tal que éste ha desaparecido, algo habrá que hacer para cambiar la situación. Me acuerdo de un artículo realizado por mi amigo Alfredo titulado Uno de cada cinco parados dedica a buscar empleo una hora al día y que en su momento me dio mucho que pensar. ¿Había demasiado optimismo en aquellos momentos y ahora no? ¿Las situaciones que nos rodean cambian rápidamente de ser oportunidades a ser grandes problemas?
Volviendo al refrán antes indicado, lo que está claro es que quien piensa de este modo, la idea de optimismo la ha aparcado completamente.
Cierto es que el optimismo es un estado de ánimo y una actitud para afrontar las situaciones, pero la pregunta es ¿puede cambiar de actitud una persona? Está claro que de estado de ánimo seguro pero ¿de actitud?
Aquella persona que es por naturaleza optimista, podrá sufrir altibajos en el estado de ánimo, pero lo que no es tan habitual es que cambie de actitud. ¿Verá siempre oportunidades en las crisis (como la actual) o por lo contrario comenzará a ver problemas donde antes no los veía?
Cada persona es un mundo, claro está, pero lo que podemos decir es que optimismo se une a oportunidad al igual que pesimismo se une a problema. Por ello debemos de afrontar los cambios siempre (incluida esta crisis) con actitud optimista aunque siempre realista. Con ello no quiere decir que afrontando así las cosas no surjan problemas, claro que pueden surgir, pero por lo menos aparecen sin que nosotros los llamemos.
Crisis no es sinónimo de oportunidad, el cambio si que podría verse como tal. El problema radica en que está crisis no es sólo un cambio. En muchas ocasiones va a suponer una ruptura total con lo anterior, por lo que el cambio en si, conceptualmente, no existe. Es un empezar de nuevo, y por lo tanto, sin cambio no habrá oportunidad, sólo habrá un nuevo comienzo.
Hola Jose Luis. Yo en este caso soy pesimista. Te explico por qué: mucho se ha hablado en este país a cuenta de la crisis: oportunidad de cambio, no volver a cometer los mismos errores, alternativas económicas al ladrillo etc…pero mucho me temo que cuando la situación mejore volveremos a gastar más de lo que tenemos, exprimiremos las tarjetas de crédito y los bancos harán su agosto. Ojalá me equivoque y que se cambie todo para cambiar algo. Saludos, Oliver
Buenas amigo Oliver, espero no seas como se dice: ‘Un pesimista es un optimista informado’.
Yo creo que en esta ocasión no hay mucha pinta de que la cosa vaya a tener final feliz. No va a llegar con el hecho de cambiar. Mucha gente va a tener que volver a comenzar de nuevo, y dependiendo de su vida personal, eso no se podrá definir como una oportunidad, sino, en muchos casos, un dramo.
Estoy contigo que si salimos de esta la gente volverá a cometer pecados del mismo calibre que los que nos hicieron llegar a esta situación.
Un saludo
Optimismo siempre, no por oportunidad sino por necesidad. Estoy de acuerdo con Formación y Talento de que los errores se van a repetir. De hecho hay empresas que están trabajando en «el día después» de la crisis, y están definiendo un nuevo modelo de consumidor, «el hiperconsumidor» que básicamente consiste en hacerle gastar todo lo que pueda y le dejen, después de haber estado «reprimido» por la crisis.
la actitud de la persona no se cambia así como así como apuntas y me temo que cometeremos los mismo errores.
Un saludo
Que va!! que no se cambia tan fácil es un hecho. Por esos ya le decía a Oliver que volveremos a tropezar dos y tres veces en la misma piedra, pero ya no todos. Hay quien despues de esta crisis ya no volverá a tropezar con ninguna piedra, bien porque hayan aprendido (los menos) o bien poque hayan salido tan mal parados que ya no van a encontrar nunca más piedras en el camino con las que tropezar.
Por eso en la entrada me enfoco más haca la actitud que hacia el estado de ánimo. Alguien positivo, siempre en actitud optimista, puede tener bajones de ánimo pero está claro que afronta las cosas de otra manera que no hace un pesimista.
Un saludo