Lo cierto es que cada uno de nosotros podría hacer una lista más o menos grande de lo que le falta en la vida para considerarse una persona feliz. Espero que a muchos la lista les salga más bien pequeña, porque sino mal asunto.
Los seres humanos somos por naturaleza muy cambiantes en nuestras formas de pensar, es decir volubles. La duda que me mueve a realizar este artículo es si tenemos claro cuales son nuestras necesidades y/o motivaciones en la vida, tanto personalmente como profesionalmente, o actuamos por inercia.
La pregunta sería entonces, ¿cambiamos de parecer, de opinión o de forma de pensar por ‘motu propio’ o nuestro entorno es lo que nos obliga a cambiar?
Si la respuesta es la primera parte de la pregunta, eso significaría como decía Maslow, que nuestras necesidades cambian a lo largo de la vida y por ello nuestras motivaciones también deben de cambiar. Pero lo importante es saber en todo momento cuales son unas y cuales son otras. Es decir que el entorno nos obliga a cambiar no implica que no sepamos cuales son las necesidades que pudiendo cubrirlas nos den la felicidad.
Si la respuesta es la segunda parte de la pregunta, significaría que estamos a merced del entorno y que no podemos en ningún caso controlar nuestras necesidades.Como personas, todos tenemos que cubrir una/s necesidad o necesidades. El como actuemos para ello es lo que determinará en gran medida nuestro nivel de felicidad en esta vida.
¿Qué es por lo tanto lo que determina en definitiva nuestro grado de felicidad y la motivación para alcanzar nuestras necesidades? Claramente nuestra actitud frente a los cambios que nos rodean.
Si consideramos que las necesidades que nos llevan un estado de felicidad son inamovibles, estaremos cometiendo un gran error. Las cosas cambian, el entorno cambia y con él debemos de cambiar nosotros. Si nosotros somos conscientes de ello será mejor afrontar el cambio desde una posición dominante, es decir promover nosotros el cambio o, en su defecto, si el cambio nos viene impuesto, saber verlo como una oportunidad de mejora en vez de un obstáculo que impide llegar a cubrir mis necesidades para poder ser feliz.
Es el eterno dilema de la ‘Gestión del cambio‘.
Ya en un artículo anterior (‘Las pequeñas cosas y los líderes anónimos’) me refería a la necesidad de que todos nosotros en el día a día deberíamos de comportarnos como nuestros propios líderes. ¿Que sería en definitiva? Ser nuestros propios gestores del cambio.
No podemos en ningún momento si queremos alcanzar nuestras metas quedarnos a merced del entorno. El entorno por definición es algo cambiante. Pensarlo detenidamente, que como se suele decir ‘Pensar es gratis y poca gente lo hace’.
Sabiendo que el entorno tiene un alto grado de incertidumbre, ¿será mejor reducirla en la medida de que nuestras actuaciones en la gestión del cambio ayuden a ello o será mejor dejar que los cambios actúen por si solos y esperar a ver lo que ocurre para actuar sobre ellos luego?
Cierto es que si estuviésemos todo el día pendiente del entorno y de sus cambios, está claro que tampoco podríamos aguantar ese ritmo.
Pero si lo que debemos de estar en todo momento es en actitud de afrontar los cambios como los propios gestores, o mejor dicho, controladores de los mismos.
Sobre esto ya he hablado otras veces, pero dada la situación del mercado laboral actual creo que es bueno insitir en ello.
El desempleo es una desgracia, no cabe duda, pero si sólo lo vemos de esa manera, la situación a parte de ser difícil se tornará en anímicamente inaguantable.
Ojo, que pensando en que es una oportunidad, las cosas por si solas no mejoran, sino que se necesita de un componente alto de proactividad por nuestra parte, ya que sino, aunque veamos y consideremos que es una oportunidad de mejora, esta raramente nos vendrá a llamar a la puerta, sino que habrá que salir a buscarla.
Hola José Luis:
Yo creo que, al final, el entorno, tiene más peso sobre nuestras necesidades y motivaciones. Lo que ocurre, desde mi punto de vista, es que unos entornos te llevan a otros y por consiguiente cambian tus necesidades para adaptarte a ese nuevo entorno. Lo que si podemos hacer es gestionar nosotros ese cambio y no que nos lo gestionen.
Un saludo
Efectivamente amigo Fernando. Ahí está la clave, es sabernos poseedores del control de la situación y que en nuestra mano está promover un cambio si no estamos a gusto en como van las cosas. Denotaría un alto grado de proactividad.
Un saludo
Buenas noches, Jose Luis.
Apenas me ha dado tiempo a leer tu artículo anterior, que empiezo por el más reciente.
Además, lo llevo fresco pues hoy he asistido a un seminario sobre cómo liderarse a uno mismo en tiempos de cambio.(magnífico, por cierto. Lástima que los líderes escaseen…).
Hacer del éxito un sinónimo de felicidad sería erróneo, está claro, pero el hecho de afrontar el cambio como una oportunidad, tampoco nos garantiza la felicidad ni lograr aquello por lo que luchamos, porque no sólo depende de nosotros, depende de otros factores, como todas las áreas de la vida (salud, dinero, amor, etc). Obviamente hay que actuar, pero quizá también deberíamos disfrutar y sacar partido del presente tal cual sea nuestra situación, aunque hay que reconocer que , en ciertos casos, donde la vida te golpea doblemente, sólo hay que saber cómo sobrellevar lo mejor posible el embite.
Hay que arriesgarse, pero si sale mal no hay que hacerse cruces; asimilarlo y aprender de la experiencia: la próxima vez no seremos tan procaces o tan facilones, según sea el caso.
En estos tiempos, no hay que depender de nadie, y es uno mismo el único capitán de su propio barco. Y dependerá de cómo lo sobrellevemos que nuestro barco permanezca a flote o a la deriva.
Me ha gustado mucho tu artículo, ojalá se hablase más del tema. Me temo que no se comparte más por el miedo a la identidad digital, y no me extraña: siempre puede haber alguien que saque provecho de nuestras debilidades.
Saludos.
Buenas amiga Begoña.
Gracias por tus palabras.
Efectivamente hoy en día hay dos cosas que nos atan, de las que escribi un articulo allá por mayo si no me equivoco (:-)), que son la preocupación y la culpa.
La preocupación por lo que nos puede pasar, y la culpa que podemos sentir por lo hecho nos tienen atados completamente.
El futuro es desconocido con lo cual para que preocuparnos por él. Por otro lado el pasado no se puede cambiar, para que culparse por algo que no tiene solución.
No obstante está claro que nos maniatan constantemente y muchos (me incluyo) no sabemos en ocasiones afrontar las situaciones cambiantes. Tendemos a ejemplarizar las cosdas que nos ocurren con algo que nos sucedió en el pasado a nosotros o a alguien, con lo cual sacamos conclusiones precipitadas.
Por otro lado tienes mucha razón en lo de que no abunda los líderes. Por desgracia abundan mucho los directivos, o sea los jefes que sin salirese de la norma la quieren hacer cumplir por encima de todo, incluso de las personas. Los líderes ven a su grupo como personas y no como resultados que los ven los directivos.
Un saludo amiga
Les pregunto: en la vida tenemos ¿obligaciones o deberes? si son obligaciones, que cosas serian que nos obligan hacer, logicamente lo que no queremos. Gracias
Ambas cosas, amigo Jorge.
La obligaciones van mas con un factor externo, mientras que los deberes van más con una carga moral o factor intereno. La utilización mñás normal suele ser la de ‘me obligan a hacer….’ y ‘debo de hacer’. Es más bien una diferencia semántica que conceptual, porque puede que en ambos casos tenga que hacer cosas a las que soy contrario.
Un saludo