Defínase ‘engagement‘: Un trabajador engaged es una persona que está totalmente implicada en, y entusiasmada con, su trabajo. O sea, lo que todo empresario desearía tener.
Podría entenderse como compromiso organizacional e implicación laboral que no hay que confundir con el engagement. Es algo más sobre todo intrínseco en el comportamiento del trabajador.
Defínase ‘trabajador florero’: como podría definirse a las mujeres floreros (y cuidado que es un ejemplo, no me denunciéis al Ministeró de Igualdad), son aquellas que ‘hecen bonito’ en un evento y las consideran más bien elemento decorativo y meramente presecial. Por lo tanto, el trabajador florero es aquel que está en su trabajo, para que lo vean que está, independientemente de lo que haga.
Este especie de trabajador, al contrario del ‘lince ibérico’ no es que no esté en peligro de extinción, si no que es justo lo contrario, cada día están más pobladas las empresas de miembros de esta especie.
Un empleado engaged reconozcamos que es una utopía para los empresarios, sin embargo un trabajador florero es una realidad.
Siempre se dice que los extremos son malos, entonces ¿por qué en este caso un extremo (positivo) es utópico y otro (negativo) es más que real?
Ya hablamos de forma indirecta de esto en el post anterior al definir la productividad ‘a la española’, pero en ese caso vamos a intentar profundizar más en esta especie.
Por norma general, salvo excepciones lógicamente, cuando un trabajador comienza en una empresa, empieza con unas expectativas, unas necesidades creadas, un plan de desarrollo profesional,…., que en base a como se vaya cumpliendo (o incumpliendo), hacen que el trabajador se sienta más engaged o más florero.
¿Qué o quién hará que se encamine en una u otra dirección?
Pues secilla y llanamente, los departamentos de RRHH.
Me vale que se diga que es imposible tener mucho tiempo a los empleados engaged, ya que los cambios en las conductas humanas hacen muy variable a las persona. Pero eso no es obstáculo para que todo departamento de RRHH aspire a tener a todos sus miembros engaged.
Y es aquí cuando se ve la doble dirección que ha pasado en nuestras organizaciones y hacemos una secuencia:
Organización promete y no cumple =>Empleado desengaged =>Departamento de RRHH intenta motivar :
a) Lo consigue => engaged de nuevo.
b) No lo consigue => más desengaged en el empleado y más dificil traerlo al redil =>Depatartamento de RRHH desengaged también.
Cuando el nivel de desengaged es considerable, y ya ha desistido de su cometido el departamento de RRHH, se llega a lo que es el ‘trabajador florero’ : no se busca el tenerlo engaged más, simplemente se contenta con que esté, haga lo que haga, cumpla o no cumpla las expectativas que en habían sido depositadas en él. Es lo que yo defino como la ‘resignación’ de los RRHH.
Aquí, así estamos como estamos, cada día más trabajadores floreros campan por las organizaciones. Son los que se valora que estén presentes, con independencia de lo que produzcan: ‘lo importante es que se me vea, que sepan que estoy ahí’. En eso se han quedado muchos departamentos de RRHH, en la resignación, en aquello de que ‘ de los males,….. el menor’.
Vivimos en un pais de ‘titulitis, y en este caso de ‘presencialitis’: o te ven en el trabajo o es que no estás haciendo nada. Por eso es que aquí, nuestras empresas a parte de muy poco productivas, no se orientan por ahora hacia la socialmedia o hacia el teletrabajo, por que son formas ambas de no tener ‘presentes’ a los empleados.
Y el cometido de cambiar esto está en manos de los departamentos de los RRHH. Nunca deben de resignarse a tener trabajadores florero.
Buenas tardes, Jose Luis.
Uff!. Yo creo que hace mucho tiempo que la gran mayoría de trabajadores estamos engaged a sobrevivir (sueldo para vivir), convivir lo mejor que se pueda con, y buscar fuera lo que no nos dan dentro (realización personal). No dudo que en muchos casos existan planes de carrera, pero creo que existen menos planes que más (en este caso más resta que suma,aunque se agradecen los sumandos a pesar de que no abunden).
Me gusta el último punto que señalas, el teletrabajo. Hace mucho tiempo que pienso que puede ser el futuro si el tipo de función lo permite, una forma de valorar lo que se hace y cómo se hace más que sentirnos atados cada día x horas sin movilidad ni flexibilidad.
Un fuerte abrazo:-).
Hola José Luis;
Así es, el trabajador florero abunda, y lo malo es que con el tiempo pueden polinizar a los buenos. Yo esto lo veo más allá iincluso de la titulitis y presencialitis. Son los floreros parlantes que no se cansan de decir lo buenos que son, pero a la hora de la verdad demuestran poco. Cosas que pasan.
Un abrazo
Buenas Fernando.
Yo que creo que sabes muy bien de lo que estoy hablando y a que tipo de empleados me estoy refiriendo, 🙂 por como los defines.
Ciertamente, creo que el mayor peligro que tienen estos trabajadores floreros es el hecho de que al ser tales, están a la vista de todos y dan ‘envidia’ a muchos, que aspieran también a ser floreros.
Es un mal ejemplo a seguir.
Un abrazo amigo
Buenos dias, Jose Luis.
Pense que habia dejado un comentario ayer, ahora veo que no.
Yo diria que a la gran mayoria, mas que planes de carrera lo que realmente nos mueve es el engage a la subsistencia.
Mas que floreros, se podrian llamar estatuas , parlantes como comenta Fernando. Es cuestion de que se mueran en su propia red. Supongo que sera porque estoy aracnida estos dias, pero me mueve dejarte este poema, se puede aplicar al mundo empresarial, espero te guste:-).:
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Deífico,
observa deflagarse
la telaraña.
Las patas afables,
circunspectas,
asienten el puntazo.
Tantos hilos hilvanados
con sangre y locura,
y esa traza inconfundible,
encumbrada con esmero,
no fueron suficientes
para urdirse eterna.
Inaccesible,
muere en su propia red.
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Un abrazo aracnido:-)
Muchas gracias por el comentario y por el poema amiga Begoña, muy guapo y aracnido 🙂
Ciertamente es la pescadilla que se muerde la cola. los departamentos de RRHH no hacen lo posible por recuperar a estos empleados y ellos voluntariamente no lo haran,
Es un problema grave y crónico. 🙁
Un abrazo
Buenas Begoña.
Cierto que lo ultimo , lo del teletrabajo es algo que si que podria llegar a ‘engaged’ a la gente, pero no poseemos cultura de ello aun en este pais. ‘La presecialitis’ impone mucho el ritmo de nuestras empresas y es una verdadera pena 🙁
Un besazo
ME PARECE QUE ES MUY REAL LO QUE SE PINTA AQUI MUCHA GENTE CREE EN SU EMPRESA Y SE PONE LA CAMISETA COMO LOS JEFES QUIEREN PARA LUEGO GOLPEARSE CON LA CRUDA REALIDAD DE LAS ARGOLLAS Y LAS PREFERENCIAS A LOS «CHUPAMEDIAS» Y FINALMENTE EL PERSONAL SE RESIGNA A HACER EL MINIMO ESFUERZO CON EL MAXIMO DE FRANELAS (ADULADOR) CON EL JEFE A VER SI TIENE LA MISMA SUERTE QUE LOS OTROS CHUPAMEDIA (ADULON)
Buenas amigo David.
Por desgracia es así. Si que abundan en nuestras organizaciones gente que ‘medra’ a costa de la pose y el ‘quedar bien’, frente al trabajo y el esfuerzo.
El problema radica en el perfil de jefes que poseemos, que prefieren eso al esfuerzo y al premio por conseguirlo.
Sencillamente no existirían estos elementos si no se lo permitiesen.
Un saludo
Buen artículo,
Lamentablemente en ese tiempo de crisis el trabajador florero está más de moda que nunca, «si no hago ruido, tal vez no se percaten de que no sirvo». Sobre los polinizadores, yo los llamo del «comité de bienvenida», me encantan estos tios, desde el momento en el que llegas te intentan contagiar, no quieren quedar en evidencia, que se vea su rincón, son unos grandes desmotivadores, un lastre
Políticas de valorar la presencia en lugar de objetivos tampoco hacen mucho por la productividad individual y empresarial, que al fin y al cabo nos permite seguir teniendo un sueldo (no un subsidio en el mejor de los casos)
Quiero dar mi apoyo a los de RRHH, estoy seguro que a veces los responsables de dichos departamentos no hacemos todo lo que deberíamos para tenerlos siempre «engaged», el «motivador» debe estar siempre «motivado» (aunque cada uno debería automotivarse en teoría, en la práctica, nos falta la autoestima suficiente).
a riesgo de ser pesado ;), me encanta el artículo. Por mi parte, nunca valoro a mi equipo por su presencia, ni me gusta que me lo hagan a mi. Si están demasiado tiempo, o bien no son productivos, o bien sus tareas son excesivas, primero me gusta descartar la primera opción antes de abordar la segunda (siempre se suele poder depurar el proceso).
Compadezco al pobre jefe que valora la presencialidad, que los hay muchos, necesita un coach 😉
Saludos!
Gracias amigo Josep.
Malos tiempos corren en el mercado laboral y en el mundo de las organizaciones, para el tema de la motivación, ¡¡muy malos!! Pocos son los empleados engaged ya que la mayor preocupación ahora es sobrevivir, con lo cual, si la cosa ya estaba mal antes, ahora ni decirlo.
Pero hemos sido y seremos siempre muy presencialistas, y es justo el reconocerlo, por lo cual nada nos puede sorprender del ‘pelaje’ de nuestros líderes, bueno, de eso tienen poco, de nuestros jefes dentro de las empresas.
Un saludo amigo