Ayer tuve el placer (entre comillas) de leer un estudio sobre «Carreras & capital humano» en la edición impresa de El País en su sección Negocios del cual os dejo un enlace aquí en su versión digital. La pena es que en esta versión no aparecen los gáficos explicativos que aparecen en su versión física.
Cuando me refiero al placer lo hago por el hecho de que se confirma, muy a mi pesar, varios artículos que publique en este blog en octubre y noviembre sobre el futuro que le deparaba al sector de la formación.
Los presagios se confirman, cosa que no es bueno para profesionales como yo. Pero como se suele decir, «la razón no me la quita nadie» sobre lo que afirmaba en su momento.
Auguraba la desaparición de los perfiles profesionales como el mio, es decir, formadores freelance con una cartera de clientes determinada, pero supeditada a que todos continúen para poder sobrevivir. Añadía que estos clientes que «poseíamos» serían absorvidos por las grandes consultoras de formación, aunque fuera tirando los precios, como forma de romper el mercado y aglutinar una mayor cuota. Lo compensaban mandando a becarios y estudiantes en prácticas a impartir la formación, con lo que cobraban de menos a los clientes se compensaba con lo que pagaban de menos a los «primerizos».
También comentaba que las empresas reducirían a marchas forzadas sus presupuestos en formación cosa que al final será un gran error.
Pues a medida que la crisis se ha avalanzado sobre nosotros, las cosa se ha confirmado tal cual.
Dado que las crisis económicas son cíclicas, las medidas a tomar serán similares a las tomadas en las crisis de 1992 y 2002: congelar las contrataciones, recortar al máximo los eventos corporativos y reducir los bonus de la plantilla vinculados a resultados, los despidos de empleados a tiempo parcial y a tiempo completo. Mediadas más o menos por ese orden correlativo.
Y como no, una de las medidas estrella para afrontar la crisis es el recorte en los planes de formación de los empleados, a pesar de que los directivos han comprobado que no produce ningún impacto positivo en los resultados de las empresas y mucho menos en el compromiso de los trabajadores. Son el chocolate del loro.
El estudio arrojaba unos porcentajes significativos.
Frente a medidas que en el corto plazo eran positivas para las cifras de la empresa como por ejemplo la reducción de plantilla, hay otra medidas que ya ni en el corto plazo dan mejoras sino que incluso producen pérdidas.
Philip Kotler gurú del marketing, en sus tesis sobre las acciones que abocaban al fracaso de una empresa en los tiempos de crisis, situó como las dos primeras la reducción en gastos de márketing (publicidad básicamente) y la reducción en las partidas destinadas a la formación.
Pues como somos animales de costumbres, las acciones se vuelven a repetir pese a que se han demostrado que no son beneficiosas.
Según este estudio de El País, reducir en formación grupal (formación a todos los empleados) supone una caída en los resultados del 16%. Reducir en formación individual, principalmente a directivos (coaching) reduce los resultados en un 14% y reducir la plantilla de puestos directivos (puestos claves) supone una reducción en los resultados del 11%. Mientras, por otro lado, una reducción de la plantilla buscando criteriros de productividad, a corto plazo supone una mejora de los resultados de la empresa del 7% y el dejar de externalizar ciertas actividades de la empresa (marketing por ejemplo) un 5%.
Si es así, y esto se ha repetido en las últimas crisis (1992 y 2002), ¿por qué se vuelven a cometer los mismos errores?
Kotler y otros estudiosos del marketing decían que la formación y la publicidad son algo que es realmente difícil de cuantificar en que medida contribuyen a los resultados de las empresas. Por lo tanto, es lo primero que se tiende a reducir. Y la otra medida, la de reducir altos directivos, creen que por eliminar sueldos altos los resultados mejorarán y ocurre lo contrario, sueldos altos no quiere decir «caros» todo depende en que medidad contribuyen a generar riqueza a las empresas. Puede que sean más «caros» los sueldos de varios obreros sin cualificación.
La falta de formación (individual y colectiva) lleva aparejado una serie de consecuencias incalculables para la empresa:
– Genera desconfianza en los trabajadores.
– Gerera o amplía la falta de compromiso con la empresa.
– Impide desarrollar al máximo el talento que cada empleado posee.
– Promueve la fuga de talentos hacia empresas en las que se les valore mejor.
– Impide la polivalencia funcional.
Todas estas consecuencias se verán en el corto plazo pero sobre todo en el medio y largo plazo, cuando se necesite incorporar a la plantilla a elementos que ya se tenían o que se tienen pero que no se les ha formado para ello. Implicará después un mayor coste de contratación a parte de una lucha entre empresas por captar el talento.
Los líderes de las empresa en tiempos de crisis son los que deben de «tomar el toro por los cuernos». Si tenían unos presupuestos para formación ( o para marketing), su objetivo es que no se vean reducidos. Si las empresas del entorno los reducen y ellos no, se puede obtener una ventaja competitiva interesante y mejor posicionamiento en el sector.
Si nos fijamos en las empresas que han triunfado en épocas de crisis y las que triunfarán en estas, son aquellas que han conseguido mantener los presupuestos para estas partidas, que son realmente inversiones que se verán en el medio plazo.
¿Alguien piensa que Coca Cola reduce la partida de publicidad o de formación por la crisis según el presupuesto que tenía fijado inicialmente?. Puede que no invierta más pero reducrilo seguro que no.
Los líderes están para algo y en buena lógica es en estos momentos cuando deben de analizar las cosecuencias de sus decisiones.
Lo que ocurre es que en este mundo tan competitivo somos unos cortoplacistas y no queremos ver más allá. Como dijo Keynes cuando le criticaban que recomendase el intervencionismo del Estado en la economía para salvarla en el corto plazo porque traería una época posterior inflaccionista:
«En el medio y largo plazo, todos muertos».
Un buen apunte. En épocas de crisis, es cuando realmente las empresas experimentan una necesidad urgente de talento potencial, que pueda hacer que su actividad sea mucho más productiva. Esto es así, y las que sepan ver la «crisis del talento», y como solventarlo, serán las que sigan existiendo.
De hecho amigo Marco, las épocas de crisis siempre llevan aparejada la aparición de una empresa que dentro de su sector mejorara su cuota de mercado y se distinguira de las demas por haber empleado sus recursos mejor. La supervivencia en muchos casos hace que desparezca el más débil con lo que el mercado que queda libre debe de ser repartido entre los que quedan, o simplemente absorvido por aquella que se ha sabido adaptar mejor a la crisis publicitándose más o formando a sus miembros para que sean capaces de coger este nicho de mercado que queda. libre.
Un saludo amigo
Buenas Pablo.
Has dado con el punto crítico del mal gestor o mal líder: «el considerar la publicidad o la formación como gastos necesarios para vender más y cuando las ventas bajan estos gastos se pueden reducir».
La idea de que no es gasto sino que es una inversión es algo que los centrdos en los números no lo acaban de alcanzar.
Todo lo que se invierte, de una forma u otra acabará revirtiendo en la empresa, Eso es lo que no alcanzan a ver los gestores de las empresas.
Prescindir de mano de obra produce un efecto instantáneo beneficioso pero en la mayor parte de los casos es sinónimo del inicio del fin de al empresa.
Un saludo
Interesante, no sólo porque has acertado en tus predicciones pasadas, sino porque se comprueba que vivimos en ciclos… No sólo hablo de economía. Cuando terminó la Gran Guerra, se dijo que no habría otra Guerra Mundial y la hubo, y luego otra y otra. El clima parece seguir la misma secuencia y ya sabemos lo de los gobiernos y las economías. Interesante..muy interesante.
SM
Gracias amigo SM.
Lo de los ciclos es un hecho, además de que los humanos somos bastante predecibles porque parece mentira que no aprendems nada del pasado y siempre tropezamos en la misma piedra.
No nos damos cuenta que el despedir por despedir, el no formar a un empleado porque es un gasto, el reducir en publicidad porque no nos va a ayudar a vender más,…, son unos errores monumentales. Y ya no tan importantes por el tamaño, sino por la posible solución futura que llevará, que será demasiado costosa.
Un saludo