Este tema siempre me ha gustado el tratarlo porque es la forma real que nos permite conocer mejor como actúan y piensas las personas de mi entorno laboral.
Me ha dado pie a escribirlo el post de Pilar jericó del 30 de marzo y por título: «Crea un rumor y consigue aumentar (o disminuir) hasta el 20% del rendimiento del equipo»
Uno de los grandes retos a los que se enfrentan las organizaciones en lo que concierne a su comunicación interna es el hecho de hacer fente a los rumores. El rumor es inherente al ser humano porque, como demostró la psicología Gestalt, ante una situación en la que falta información, las personas tendemos a completarla para darle sentido recurriendo a nuestra memoria e imaginación. La falta de alguna parte de la información motiva que nosotros la completemos. Sino comprobarlo vosotros mismos.
Estos mismos principios de la comunicación son aplicables a las organizaciones porque éstas son, ante todo, las personas que las forman. En ausencia de información, los empleados y los colaboradores tienen la inclinación natural de rellenar el espacio que deja la incertidumbre con creaciones propias. Y es entonces, cuando aparece esa situación tan habitual que se manifiesta en forma de susurros y cotilleos y que se caracteriza por una creatividad exquisita digna del más sofisticado sistema de comunicación; llegando a todos los rincones. La inconfundible y genuina radio macuto: la improvisada emisora local, que se alimenta de la inseguridad y la ansiedad.
En general, radio macuto se origina cuando falta información y suele tener efectos desastrosos en la planificación de una correcta política interna de comunicación. Y, lo que es peor aún, influye de modo muy negativo en la actitud y productividad de las personas desviando su energía hacia inútiles hipótesis y elucubraciones, provocando una sensación de estrés.
Cuando la organización alimenta un clima de no-confianza, en el que los empleados no consiguen comprender la realidad que les envuelve; cuando la información no fluye de los directivos hacia ellos ni en sentido inverso; cuando no se sienten pieza importante del engranaje empresarial… entonces radio macuto se transforma en el enemigo más feroz a través del cual huyen las ideas, el talento, la motivación y la ventaja competitiva. Sólo permanece el rumor y el descrédito, perdiéndose, de manera paulatina pero imparable, el sentimiento de pertenencia a la compañía.
Radio macuto puede desconectarse e incluso usarse para mejorar ese entorno. Todo dependerá del grado de confianza que los empleados tengan en su empresa. Así, en un entorno de trabajo en el que existe una efectiva comunicación entre directivos y empleados, el grado de incertidumbre se reduce considerablemente y el rumor negativo puede llegar a evitarse. Aunque, previamente, es preciso alcanzar ese grado de confianza, que no es resultado de acciones esporádicas, sino de una cultura empresarial encaminada en esa dirección.
Algunos consejos básicos para una buena gestión de la comunicación podrían ser:
– Conocer las expectativas de nuestros empleados y colaboradores. En general este conocimiento se logra prestándoles atención. ¿Cuándo fue la última vez que escucharon a alguien? Y cuando hablamos de escuchar nos referimos a prestar realmente atención a nuestro interlocutor, a una comunicación bidireccional en lugar del monólogo bidireccional, esa situación pseudocomunicacional en la que en lugar de escuchar a nuestro interlocutor nos escuchamos a nosotros mismos pensando en qué decir para impresionarle o engañarle.
– Para prevenir los efectos negativos del rumor, los directivos deben tener muy presente quiénes constituyen el verdadero motor de sus resultados y su principal cliente: el empleado o colaborador interno. Si se pretende incrementar la eficacia del equipo humano, resulta fundamental fomentar un buen entorno laboral y una excelente comunicación. De este modo, se consigue que los empleados se sientan informados y conozcan los diferentes entramados de la organización, su misión y sus valores, sintiéndose a gusto e integrados.
El objetivo tiene que ser evitar que nuestra gente se entere de los temas importantes referentes a la empresa u organización a través de los medios de comunicación o del rumor. Cuando esto se consigue, los empleados se sienten parte de ella y están dispuestos a dar todo de sí mismos y, lo que es aún más importante, a convertirse en los mejores portavoces de la empresa, los que gozan de mayor credibilidad cuando se les pregunta; los que, si están bien informados se convierten en los mejores exportadores de la imagen de marca de su organización. Si, por el contrario, los responsables de la organización se ocultan en el silencio, la comunicación se deja en manos de la arbitrariedad del rumor.
– Evitar minimizar el potencial de radio macuto y aprovechar, si es posible, sus enormes posibilidades. Cuando las organizaciones fomentan un ambiente de confianza en el que los canales funcionan adecuadamente, radio macuto puede llegar a convertirse en un fiel aliado y transmisor de la cultura corporativa por cuyo canal fluyen ideas innovadoras, soluciones, mejoras, productividad, beneficios, etcétera. La información es poder, pero poder para todos.