A propósito de la nueva salida al mercado del iPhone 6, quiero retomar un tema que no hace mucho comentábamos en esta web como era el de la obsolescencia tecnológica y como estamos obsesionados con ‘lo último’ en materia de tecnología.
Solo ver como una persona propietaria de un iPhone 5 prácticamente nuevo se lanza a comprar el nuevo iPhone 6, cuando estoy convencido de que las prestaciones del teléfono que tenía le eran suficientes, me dice que, como personas, bien poco hemos evolucionado si somos tan débiles como para gastarnos un dineral en cambios tecnológicos que nos los ‘meten’ a la fuerza.
¿Que se haya que cambiar de TV porque el cambio digital obliga? Sony, Panasonic,…, me da igual con tal de que me de el servicio de los nuevos cambios. ¿Que tengo que cambiar el receptor de satélite porque reorientan las antenas? Pues también me fuerzan al cambio. Claro está que si por poco dinero más adquiero algo mejor como un TV Smart más grande o un receptor de satélite de mejores prestaciones como IRIS9900 que me garantice una mayor vida sin tener que realizar cambios, la inversión a realizar compensa. Pero en ambos casos hablamos de cambios forzados por la tecnología, no que se me ‘autoimpongan’ y entre el factor ‘moda’ en la decisión de cambiar cualquier dispositivo.
Cambios impuestos por obligación para conservar servicios son comprensibles, aunque detrás de ellos en ocasiones se escondan verdaderos negocios a consta de los ciudadanos. Ahora bien, que nos influyan mediáticamente hasta la saciedad para ‘obligarnos’ y convencernos de la necesidad que nos quieren colocar, solo me da por pensar que la cosa no va nada bien.
Cada uno es libre de tomar sus decisiones, pero en estos momentos donde las modas son ‘brutalmente’ cambiantes, el tomarlas a rajatabla y dejarse llevar por lo que terceros quieren poner como normal, solo denota un error de como hemos llegado a esta sociedad.