El ‘influencer’, ¿el nuevo ‘Rey Midas’ de tu marca? Pues va a ser que no….
Globalización e internalización son dos de los aspectos que han venido de la mano del ‘boom social’.
Que la carnicería de la esquina de vuestra calle puede vender sus productos online y llegar a la casa de un cliente a más de 500 kilómetros, era algo hasta hace poco tiempo impensable. Que desde nuestra casa podamos adquirir un producto elaborado en un pueblo pequeño de Minnesota y que nos llegue a la puerta, parecía algo increíble. Pero la realidad supera a la ficción (…y lo que vendrá).
Cualquier pequeña empresa local de cualquier parte del mundo puede entrar en un mercado global a competir con grandes multinacionales. Globalidad e internacionalización que han traído que el nuevo ‘cliente social‘ sea el objetivo principal.
Pero como todo en esta vida, ha ido evolucionando. Las grandes empresas han ido buscando la forma de evitar a los pequeños competidores, igual que ocurría antes del boom social y han encontrado una nueva figura para ello, ‘el influencer‘.
El Influencer (sus inicios)
Más de uno estoy convencido que querría ser de mayor un ‘influencer‘.
Coloquialmente se entiende el influencer como aquel perfil en redes sociales que vive de probar (o dice probar) los productos de determinada firma, ensalzando sus bondades y motivando a sus seguidores a que lo consuman, lo compren y se conviertan en ‘evangelizadores’ de esa marca. O sea, que el influencer se convierta en el ‘nuevo Rey Midas’ para la empresa en cuestión.
Inicialmente, esta nueva figura de ‘embajador de marca’, se ejercía a cambio de que al empresa remitiese productos gratuitos a determinados perfiles sociales que mostraban en sus redes sociales los mismos, una forma de mejorar la reputación online ‘low cost’. Mediante unas muestras, fijaban unas estrategias de marketing digital muy económicas comparadas con los desembolsos que venían realizando hasta la fecha en los medios ‘tradicionales’.
Pero el ‘retorno’ económico, hablando en cifras de negocio, resultó que no era el esperado, lo cual ha motivado que el influencer, entendido como era al inicio del boom social, tuviera que evolucionar.
El Influencer (su evolución)
En estos momentos, si nos paramos detenidamente a analizar muchos perfiles de los que se conocen como ‘influencers’, nos encontramos con 3 grandes tipos.
Influencer profesional
Ver a un exfutbolista reconocido o un actor famoso comentando en sus perfiles que están aprendiendo de ‘cryptomonedas’ con una determinada plataforma, es algo habitual. A una determinada periodista deportiva con una copa de vino en la mano indicando que solo bebe vino de esa Denominación de Origen, también es algo que se puede ver. Incluso, algo ya surrealista, que un deportista salga en sus redes sociales indicando que lava su ropa con determinado ‘detergente’.
¿Pero alguien se cree que estas inútiles estrategias de marketing digital valen para algo? Y ojo, que no son económicas, porque estas empresas pagan cantidades insultantes de dinero por que estos perfiles salgan ‘promocionando’ sus productos.
Pues si os digo la verdad, cuando veo a un determinado actor con una botella de un vino en la mano, lo único que se me viene a la cabeza es el adivinar el precio por el cual se ha prostituido.
Pero lo cierto es que los influencers profesionales ha aparecido con fuerza, eso sí, en muchos casos como una proyección de algún personaje ya relevante antes de esta moda.
Cierto que hay determinados influencers profesionales que han aparecido con esto del ‘boom social’, algo que si es muy interesante, siendo realmente embajadores de una marca o de un perfil de productos, pero no son los más habituales.
Por desgracia abundan más los influencers que igual te ‘venden’ una marca de zapatos de diseño, como una espuma de afeitar o una marca de vino, son los que me gusta denominar como ‘influyentes para todo’, la ‘pasta’ manda. Pero es ‘una profesión’.
Influfaker
Influfaker o aprendiz de influencer profesional.
Es un perfil donde el personaje en cuestión se centra en un determinado sector e intenta llegar a ser un influencer profesional. Para ello muestra unas ‘tragaderas’ tamaño monumental. Pero ojo, estos perfiles son muy peligrosos, ya que ven lo que los perfiles profesionales tienen y ‘copian’, aunque para ello ‘adquieran’ miles de seguidores o followers para dar imagen de lo que nos son.
Son capaces de alabar una marca sin tan siquiera haber probado sus productos o sus servicios. Son perfiles realmente alucinantes por la capacidad de embaucar a determinadas empresas. Pero la culpa no es de ellos, es de quienes se dejan ‘timar’.
Habitualmente si que son perfiles que hacen todo gratis, porque quieren alcanzar rápidamente un ‘status’ profesional que les permita luego ‘vivir de esto’.
A lo largo de me trayectoria profesional y de prestar servicios a empresas de diferentes sectores, me he encontrado con cosas realmente increíbles. Desde alguno que promociona cursos de inglés para una plataforma y en cuanto lo oyes hablar en el idioma de Shakespeare sabes que no saben ni donde queda Inglaterra; pasando por ‘entendidos’ del vino que alaban uno de alguna bodega sin tan siquiera abrir la botella; incluso (algo reamente increíble) algún influencer del sector del automóvil que ni tan siquiera tenía el carnet de conducir.
Los ‘influfakers’ son el símbolo del ‘postureo’. Es más importante la foto que el contenido. Son básicamente influencers de imagen visual (Instagram). Se aprovechan de aquello de que una imagen vale más que mil palabras, porque saben que si abren la boca, el ridículo sería espectacular.
La mejor definición de este perfil de influencers la dio en su día Mark Twain: «Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda».
Influencer que lo es sin saberlo (Influencer altruista)
Me encanta este tipo de perfil de influencer pero, por desgracia, no es el que abunda,
Aquellos perfiles sociales que comparten ‘por compartir’, por gusto, por intentar aportar valor con aquello que comparten con sus amigos o seguidores. Me gusta identificarlo o denominarlos como ‘influencers altruistas‘.
Realmente son aquellos perfiles que siguen la esencia inicial de las redes sociales: compartir por placer para incrementar el conocimiento de cualquier internauta que vea su contenido. No tienen mayor pretensión que compartir, muchos de ellos por que son aficionados de un tema o hobby y disfrutan hablando de ello.
Sin quererlo, pueden ser un embajador de marca sin pretenderlo, sin cobrar por ello, sin mentir o engañar a sus seguidores en el contenido que comparten. En las estrategias de marketing digital son, sin duda, los perfiles que más gustan a las empresas, ya no porque sean económicos, sino porque en ellos se percibe ‘honestidad’ y ‘sinceridad’.
Pero claro, estos perfiles tienen un riesgo para las empresas. Igual que hoy alaban las bondades de un producto de una marca, en un mes puede criticar otro producto de la misma firma. La empresa no tiene el control de lo que pueden decir y de como puede afectar a su reputación online. Y esto, a muchos responsables de marketing digital, no les interesa. Por eso optan por los ‘influfakers’ en vez por los ‘influencers altruistas’. Los primeros, por ‘cuatro duros’, los tienes ‘apesebrados’ y nunca van a hablar mal de uno de sus productos.
El Influencer (hacia donde vamos)
Me gustaría indicar que el futuro nos deparará el éxito del tercer perfil de influencer, o sea, del influencer altruista. Pero cada día creo menos en esa posibilidad. ¿Por qué?
Pues sencillamente porque las empresas no quieren ‘críticas constructivas’, no quieren aprender de errores, prefieren siempre los buenos comentarios ‘más falsos que Judas’ antes de tener que analizar los ‘por qués’ no funciona su reputación online o por qué sus productos ‘no enganchan’. Saben que los influfakers son un ‘canal low-cost’ que siempre les da resultado, pero no perciben que para muchos usuarios de las redes sociales, que estos influfakers hablen de ellos y sus productos no hace más que ‘ningunear’ su marca.
Si vale de ejemplo para las marcas, cuando veo que un determinado perfil publica algo de una empresa, automáticamente lo bloqueo (o lo dejo de seguir) y la empresa queda marcada para mi como una marca que le vale cualquier cosa para aumentar visibilidad y querer mejorar su reputación online. ¡¡Ojo!! que no digo que sus productos o servicios no sean buenos, pero nunca los voy a probar ya que el que enfoquen sus estrategias de marketing digital hacia los influfakers me dice mucho sobre sus intenciones.