Todos tenemos o hemos tenido jefes a los que los hemos llamado ‘malos jefes’. ¿Pero qué significa realmente ser un mal jefe? Expongo a continuación lo que he observado en empresas, ya sean multinacionales o pymes: que ambos extremos son perjudiciales: en uno encontramos a aquel que no le importa nada sobre la gente, su motivación, su crecimiento y su productividad (y en contrapartida su único foco es el ‘bottom line’) y en el otro está aquel tan preocupado por gustarle a la gente, tener la última tecnología y simpatizar con el equipo que pierde de vista la estrategia, el desafío y la competitividad en el largo plazo. En ambos casos estamos en presencia de un obstáculo. Qué actitud tomar depende del caso, pero te presento algunas ideas para que puedas utilizar, según la situación, para que te mantengas auténtico, seas respetuoso y logres lo que te propones.
¿Importa acaso la definición real de bueno o malo? Lo que vale realmente es cómo impacta la percepción que tienes de tu jefe en tu desempeño y los resultados para la empresa.
No me hubiera detenido a escribir sobre este tema si no fuera por el gran daño en el tejido relacional-organizacional que generan ciertas actitudes, provenientes de quien se supone debería hacerle honor a aquello de ser ‘jefe’.
Veamos dos tipos distintos de actitudes que provocan sin embargo el mismo nivel de malestar, desgano y apatía en la gente:
Al principio puede resultar hasta ‘liberador’ el sentir que uno cuenta con autonomía y espacio para hacer también sus cosas personales y tomar alguna decisión. Pero llega el momento en que las decisiones no pueden esperar y comienza a generarse una incertidumbre sobre lo que está pasando. ¿’Quién está a cargo’? y a la larga ¿’por qué me tengo que hacer cargo siempre del trabajo del jefe yo si no me pagan para que sea el jefe’?… se escucha por las oficinas. De ahí a la frustración hay un paso. Esto pasa por que el jefe – responsable – no está cuando tiene que estar. Y quizás no esté por distintos motivos: porque no quiere estar (era un ex vendedor y prefiere seguir visitando clientes) o porque el gimnasio u otros cuidados personales lo requieren (atención: no hablo de viajes programados o reuniones de alto valor estratégico, ya que estos forman parte de su trabajo). Hablo de su decisión personal de preferir no estar, de ser un gerente que no administra o de ser un líder que no lidera. De aquel que deja que la resolución de problemas y soluciones recaiga en el equipo por ‘default’. De aquel que crea un vacío de liderazgo que ningún equipo puede reemplazar. Y cuando finalmente le llega el problema, te dice ‘haga lo que le parezca, pero resuélvalo’.
-‘El jefe que no tiene idea del negocio’
Imagina un ‘family business’ y pusieron al hijo, el cual no tiene idea del negocio o recién sale de la universidad y el ego le nubla la visión: lleva el apellido, el master y papá lo cubre económicamente, lo cual hace que no quiera entender de aspectos muy ‘soft’ como para tratar con ellos (tampoco se los enseñaron en la universidad!). Inclusive, lleva ‘inmunidad diplomática’ a las críticas, ya que el padre podría saltar a su defensa ante cualquier ataque. Y para empeorarla, empieza a tomar decisiones, que van a contramano de la cultura, las reglas no escritas y las prácticas habituales del negocio.
Estas son varias posibles alternativas de acción para cada una de las dos actitudes mencionadas anteriormente:
En el caso del jefe que no actúa como jefe:
. Si tienes que tomar decisiones, síguelo haciendo (alguien más las estará viendo posiblemente) y avísale a otros que tú las tomarás, de manera que el resto no se sienta confundido y frustrado por que el jefe nunca está;
. No te preocupes por los aspectos técnicos, seguro tú sabes más que él / ella del asunto. El / ella sabe que tampoco tiene toda la autoridad moral para rebatir alguna decisión técnica que hubieras tomado, desde el momento en que no estuvo presente;
. Trata de conseguir apoyo y aliados para poder decirle, enfatizando claramente, que el equipo necesita su guía y dirección, su feedback y apoyo, sus decisiones e información, para lograr mayores resultados (tip – cuida tu pellejo: sé suave con su conducta y dura con el impacto negativo que produce en el equipo);
. Eres libre!, recuerda, para tomar la decisión de irte, de ser protagonista de tu vida, decirle lo que piensas (‘rock the boat’), dejarlo con su actitud y sacarle las telarañas a tu CV… pero si aún así decidieras quedarte, lo anterior te ayudará para poder aceptar tu situación actual.
En el caso del jefe que no tiene idea del negocio:
. No te recomiendo que lo dejes mal parado, lo hagas pasar vergüenza o luches contra su ego. Un approach distinto sería el ponerte en un rol de ‘consultor’, explicándole y demostrándole porqué, las decisiones que comenzó a tomar no logran el apoyo y no conseguirán el efecto deseado. Explícale tu lógica. Esta práctica podría requerir varios ‘fracasos’ previos, hasta que tome en cuenta tu opinión y, para cubrirse y comenzar a obtener nuevos resultados, comience a aplicar tus sugerencias. Hazte inmune al fracaso (según la definición de otros).
. Aquí la estrategia es informar y educar. Informa al padre si hay decisiones que podrían dañar los resultados y edúcalo indirectamente a él (es menos riesgoso ésto que esperar que realmente se produzca una baja de rentabilidad y tengan que prescindir de personal, tú incluido);
. Recuerda que no tiene nada de malo el arrancar con entusiasmo pero sin ideas claras en la cabeza en cuanto al negocio (a ti también te podría pasar); el punto es estar bloqueado y no escuchar a quienes saben más sobre el tema. Sé persuasivo y trata de lograr que otros, como tú, sigan la misma estrategia. Si no lo consigues, sugiere a un Coach para que logre esos cambios comportamentales que amenazan potencialmente el futuro de la firma. Prueba con proponérselo al dueño del negocio.
Recuerda que el mejor acercamiento a utilizar en una situación particular depende siempre de las circunstancias, de tu estilo personal y de tus objetivos. Lo ideal es que mantengas un balance que te permita tener las mayores posibilidades de éxito. Identifica lo antes que puedas el estilo de tu jefe, porque a veces tendrás que romper las reglas y otras tendrás que seguirlas, algunas otras tendrás que ser fuerte y decidido y otras calmarte y esperar el mejor momento; y en algunas podrás hacerle frente tu solo y en otras tendrás que pensar en alguna alianza con otros miembros del equipo. No hay posibilidad de evitar el conflicto con él (tanto tu jefe como el conflicto potencial están en todas partes); simplemente tienes que aprender a ponerte al control de ti mismo.
Buenos consejos. Como bien dices los «malos jefes» son muy perjudiciales y con este tipo de enfoques se puede minimizar el daño.
JM
Buenos días.
Yo he tenido un caso grave de «mal jefe» preocupado exclusivamente por su crecimiento personal, además de que este debería de ir acompañado de pisar a su equipo, sino no le valía su crecimeinto propio.
Sencillamante es dificil de convivir en estos casos.
Yo tome la decisión de irme, ejorando en calidad de vida, pero empeorando sustancialmente la calidad laboral.
Todo no se puede tener…. jajaja!!!
Saludos amigo y Feliz Año!!!
José Luís,
siempre se dice que las personas no abandonan las empresas sino que abandonan a los jefes y creo que es cierto.
En cualquier caso y como aportación, recordar que los atributos más valorados en los jefes en el «Estudio Anual Cátenon desatisfación laboral y calidad de vida» se repiten tanto en el 2007 como en el 2008: *Capacidad de Liderazgo. *Capacidad de comunicarse con sus colaboradores. *Capacidad de trabajo en equipo. *Capacidad para una delegación efectiva. *Honradez y humildad.
Feliz año nuevo!!
Tienes razon, en el sentido que las empresas al final las componen personas fisicas y son las que personalizan las organizaciones.
En este sentido, esta claro que un jefe bueno o malo, hace que tu vida en un trabajo sea mejor o peor, siendo la misma empresa y el mismo puesto. Por lo tanto, dices bien en que las personas abandonan a malos jefes y no malas empresas.
Saludos y Feliz Año!!!!
En relación a los últimos comentarios, es cierto que se abandonan a los «jefes» en cuanto que las empresas están formadas por personas.
Yo he tenido diferentes experiencias. He trabajado con el jefe tirano para el que la persona no contaba más que le que le podría aportar a su propio beneficio y, por otra parte, he convivido con el jefe con el que te identificas, te involucras y llegas a tener, incluso, lazos más allá de los puramente profesionales, compartiendo, además, casi algo que se parecía, entonces, mucho a una amistad.
A los dos «jefes/empresas» acabé dejando, por no tan diferentes causas, aunque los sentimientos sí que fueron totalmente distintos.
José Luís, enhorabuena por tan buen artículo.
Feliz Año 2009.
Gracias amigo Pedro.
Tienes razón que se puede cortar la relación laboral con los dos tipos de jefes, pero claro está que los sentimientos son distintos. En el segundo caso, incluso puedes llegar a autoculparte debido que la relación es muy intensa.
Feliz Año para ti y tu familia amigo!!!
Buenos días,
Realmente es terrible tener como jefe una persona que no reconoce la capacidad de las personas que dirige y por ende no sabe aprovechar las destrezas y habilidades de esas personas.
Como digo yo, por algo son jefes y no líderes.
Probablemente es la peor situación a la que se puede enfrentar una persona en su trabajo 🙁