Hoy me hago una reflexión tras leer los suplementos dominicales el el área de de economía y empleo de una serie de noticias que me han dejado ciertamente perplejo.
Se dice en una de ellas, que desde la llegada de la crisis, han aumentado las horas de formación a empleados en un 48%, además en base a los créditos formacionales de la Fundación Tripartita. Si me lo explican detenidamente a lo mejor lo llego a entender y puede que hasta me deje engañar, pero permitirme que de antemano dude de la veracidad de esta noticia. Está claro que cada uno quiere decir lo que quiere decir, pero realmente viendo al ritmo que las empresas están cerrando, se me antoja difícil de creer esta afirmación asi a la ligera.
Otra noticia, cuando menos preocupante es la de que esta crisis lo que ha traído consigo es la caída de las ETT´s, cosa que por otra parte es normal, ya que si se está echando de las empresas a los trabajadores temporales ¿para qué demandar los servicios de las ETT´s? Lo que realmente ocurre es que éstas está reconduciendo su actividad hacia otras áraes, como selección, outsourcing o formación, aprovechándose de su nombre para entrar en el mercado hasta ahora no muy frecuentado por ellas.
Otra noticia hacía referencia a lo que nos depararía el futuro del mercado laboral tras la crisis. Estará cargado de precariedad, temporalidad y mileurismo. Y por desgracia esa si que me lo creo.
La ligereza con que las empresas venían hasta no hace mucho contratando personal se va a acabar. La idea de buscar un trabajo para ‘colocarse’ toda la vida ya es cosa del pasado. Debemos de ir acostumbrándonos a la idea de que los ciclos de los trabajadores en una empresa serán ciclos cortos, como mucho de 5 años, con lo cual, en un mercado laboral tan complicado como el nuestro, esto es sinónimo de precariedad total. La idea de quedarse en una empresa hasta que se jubile uno está claramente descartada.
¿Resurgirán las ETT´s? Claramente si. Cuando la cosa amaine un poco, lo único que se buscarán son trabajadores que cuesten poco y que a la vez tengan bajo coste en caso de necesitar prescindir de sus servicios. Lo que da a entender que esperemos que no dentro de mucho (por el bien general), volverá una segunda juventud para estas empresas, especializadas en la temporalidad del empleo.
¿Será esa una solución al mercado laboral? Yo creo que no. Si contásemos con un mercado laboral dinámico, donde cualquier persona que se queda sin trabajo en un par de meses consigue una recolocación, hasta me parecería un sistema adecuado. Pero por desgracia, nuestro mercado laboral no es así. Es muy rígido y no creo que se deba a lo caro del despido, sino al hecho de que realmente somos un país muy poco productivo. Nos cuesta demasiado dinero el producir cualquier cosa, con lo cual el precio de venta es demasiado elevado para competir con otros países.
Si un trabajador es realmente productivo, no creo que ningún empresario tenga la brillante idea de prescinidr de sus servicios, por lo menos si no es un caso extremo. Lo que ocurre es que desde hace muchísimos años, nos hemos acostumbrado a la cultura de la baja productividad, con lo cual nos hemos convertido en un país autárquico, es decir, básicamente lo que producimos, salvo contadas excepciones es para el consumo interno.
El problema radica en que estamos en un grupo (la UE) y tenemos que formar parte del engranaje como tal.
La sensación que yo tengo es que nos subimos al tren de Europa pensando que llevábamos billetes de primera clase, y ahora nos hemos dado cuenta de que vamos de polizones, sin billete y que se está acercando rápidamente el revisor, con lo que nos quedan sólo dos caminos y ninguno de ellos buenos:
-O nos apeamos en marcha del tren, con lo que el golpe puede ser descomunal.
-O pagamos el billete al revisor, con su consiguiente recargo y exceso de precio por haber intentado ir de polizones.
Por ahora yo creo que estamos pagando el exceso de precio que se traduce en cantidades ingentes de desempleados, pero no descarto que la opción primera acabe ocurriendo, lo que significaría, como ya comenté en algún artículo anterior, que mucha mano de obra se vea abocada a cambiar de tren con lo cual está claro que el ferrocarril del mercado laboral español aligerará lastre y podrá arrancar, pero a costa de perder mano de obra muy valiosa, con lo cual el problema de la baja productividad seguirá ahí latente.
Malos tiempos parece que se aproximan.