KAROSHI 過労死: Muerte por sobrecarga de trabajo

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Para si quisieran muchos de los ERE´S de España esta muerte actualmente. He intentado recoger en este artículo todo lo encontrado sobre esta enfermedad y realmente al terminarlo y repasarlo me he quedado realmente asustado.

«Por no querer perder el tiempo pierdes el tiempo y el alma. Estás perdiendo la vida de tanto querer ganarla.”
José Bergamín.

Muchas empresas ante situaciones críticas que afrontan y amenazan su supervivencia, demanda de sus trabajador un esfuerzo que genera fatiga, estrés y podo va deteriorando la salud, hasta causa la muerte.
Japón es reconocido como la nación de intenso trabajo y sin descanso. Ellos son los creadores del concepto de muerte por exceso de trabajo o como los conocen ellos KAROSHI.

El primer caso registrado de karōshi fue reportado en 1969 cuando un empleado del departamento de embalaje de una gran compañía de periódicos en Japón falleció de un ataque al corazón a la edad de 29 años. Describe un fenómeno bastante común en el ambiente laboral y que, en las últimas dos décadas ha hecho sonar las alarmas sociales y laborales.

Tras la derrota en la IIWW, Japón se recuperó rápidamente y se convirtió en la segunda economía del mundo en menos de tres décadas, son muchas las razones que ayudaron a Japón a salir del hoyo tan rápidamente, una de ellas es el tremendo esfuerzo que hicieron los japoneses trabajando al máximo para salir de la pobreza. A finales de los años 60 jornadas laborales de 12 o más horas eran de lo más normal. En el año 1969 se dio el primer caso de “karoshi”, un trabajador de menos de 30 años que murió de repente como consecuencia de un infarto cerebral después de llevar más de 40 días seguidos trabajando sin apenas descansar.

El problema se acentuó durante el segundo ciclo de crecimento en los años 80 cuando ejecutivos trabajando bajo mucho estrés empezaron a morir de forma imprevista y brusca en sus puestos de trabajo. Hoy en día el ministerio de trabajo hace públicas estadísticas de muertes por “karoshi”. Durante los últimos años la media está en 1.000 muertes por “karoshi” (muerte imprevista por exceso de trabajo) y el total de muertes por causas relacionadas con el estrés/exceso de trabajo se eleva a 10.000 al año. Aproximadamente una tercera parte del número de suicidios anuales en Japón.

Se calcula que más de 10.000 japoneses mueren al año de karoshi. La muerte por karoshi es repentina y sobreviene por hemorragia cerebral o insuficiencia cardiaca o respiratoria, debido a un exceso de fatiga que produce alta presión y endurecimiento arterial. Las personas más propensas tienen entre 40 y 50 años, y más de la mitad son ejecutivos, empleados de oficina y funcionarios públicos. El karoshi ha puesto de manifiesto que el llamado “milagro japonés”, tiene muy poco de milagroso y mucho de sobreexplotación.

¿Qué es el Karoshi?, sobre ello nos señala /usuarios.lycos.es, el karoshi, muerte por sobrecarga de trabajo, es la gran aberración de los últimos años del siglo XX y de los primeros del XXI. El trabajo ha esclavizado a algunas personas de tal forma que llegan a trabajar para dejar de vivir. Algunos de estos trabajoadictos se preguntarán como el coplero: “¿Qué muerte habrá que se iguale / a mi vivir lastimero / pues si más trabajo más muero?

Los casos de muerte han ocurrido en todo tipo de industrias, desde plantas de montaje de coches hasta restaurantes de comidas rápidas y bancos. El Consejo considera que la causa básica de estas muertes hay que buscarlas en la gestión empresarial del sistema japonés y rechaza las sugerencias de que los propios trabajadores son responsables de su muerte.

Un factor importante para sucumbir al karoshi es el excesivo número de horas de trabajo. Los trabajadores japoneses trabajan 400 horas más que los franceses y alemanes. Un informe del Consejo, realizado hace unos años, apuntaba ya la necesidad de medidas que pusiesen remedio al exceso de estrés físico y mental.

El Karoshi también se da en China, como lo comenta deia.com.es la esperanza de vida de los «cerebros» que dirigen el parque tecnológico de Zhongguancun -al norte de Pekín y considerado el «Silicon Valley» chino- es de 54 años y el 70% se arriesga a morir de «karoshi» (muerte por exceso de trabajo), según un estudio divulgado ayer por el portal «Chinanews».

El informe de la Universidad Médica de Pekín apunta que la esperanza de vida de los «intelectuales» chinos roza los 58 años, diez menos que la media nacional, aunque la situación se agrava en el entorno laboral de Zhongguancun, parque científico establecido en 1988 como primera zona de desarrollo de alta tecnología del país. «El 70% de ellos podría morir de «karoshi»», advirtió un experto del centro académico, Huang Jianshi, en referencia al fenómeno nacido en Japón y extendido en China, donde cada año mueren 600.000 profesionales inmersos en una feroz competencia.

Conocida en mandarín como «guolaosi», la muerte por exceso de trabajo en China afecta principalmente a profesionales liberales de entre 30 y 60 años. Según una encuesta de la Asociación China de Gestión de Laboratorios Clínicos, los informáticos y jóvenes ejecutivos -el gremio de Zhongguancun- son los más propensos a morir de «karoshi».

Falta de liderazgo en la política de empleo.

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La actual crisis económica mundial ha sacado a la luz con crudeza la absoluta falta de liderazgo en materia de política de empleo, tanto en España como en el resto del mundo. En este terreno hay tres claros protagonistas: Gobierno, sindicatos y empresarios.

Antes de hablar del papel de los agentes sociales hay que subrayar o incluso poner sobre la mesa que el Ejecutivo tiene como principal papel el de gobernar. Esto implica que, a pesar de que es muy saludable que ejerza su acción de mando con el mayor consenso posible, sin embargo, en momentos críticos como el actual debe tomar el timón, animando, proponiendo y, cuando sea necesario, disponiendo lo más apropiado para el interés general. Todo esto es tarea inherente al Estado.

Ahora mismo, nos encontramos en momentos muy críticos y, por supuesto, será necesario implementar medidas quirúrgicas e impopulares, pero precisamente es en estas circunstancias cuando se mide la verdadera talla de los líderes sociales y políticos. Es muy humano que nadie quiera hacerse a sí mismo una operación quirúrgica, pero un médico sensato deberá aconsejar e incluso obligar a hacerla para mejorar al enfermo.

España ha atravesado unos años de bonanza económica, en los que ha sido muy fácil ejercer tareas de gobierno y consensuar voluntades, pero ahora que el mar está revuelto, el capitán de la nave y el resto de la tripulación que dirige deben dar el do de pecho. Qué duda cabe que todos desearíamos el máximo bienestar social, pero la responsabilidad debe exigirnos valorar las contrapartidas no sea que lleguemos a practicar el viejo dicho castellano de «pan para hoy y hambre para mañana». Por desgracia, esto es lo que puede ocurrir si solamente se toman medidas de complacencia popular.

Fuente: DiarioNegocio