Ética y legalidad pueden estar reñidas. Es más, si consideramos que la ética es algo personal, innato en el ser humano que le permite diferenciar lo correcto de lo reprobable, mientras que la legalidad no deja de ser un conjunto de leyes impuestas por un determinado grupo de personas con el poder para ello, llega con que entre estas haya mala fe o voluntad de hacer daño, para que podamos comprobar que la legalidad es contraria a la ética.
Vamos a contar una pequeña historia para ilustrar este post inicialmente que estoy seguro que cualquiera de vosotros podéis pensar en cualquier momento del día y que me gustaría compartir con vosotros.
Érase un matrimonio de mediana edad con un hijo de 18 años que ha conseguido, milagrosamente en estos tiempos, encontrar trabajo. Hasta ese día el padre de familia era el único que producía ingresos en el hogar familiar.
Los padres se sacrificaron todo lo posible para que a su hijo no le faltase de nada y que siempre tuviese lo que necesitase y más.
Aunque no hay ninguna norma legal al respecto, el hijo se siente en la obligación moral de aportar parte de sus píngües ingresos a la economía familiar para, cuando menos, devolver una pequeña parte del esfuerzo que sus padres han hecho toda la vida. Y así lo hace.
Pero el padre, ante la nueva situación en la economía doméstica ve que dispone de más dinero del que tenía antes y decide meterse en el peligroso vicio de las tragaperras. En poco tiempo el hijo se ve obligado a aportar más a la economía familiar llegando incluso el momento que no puede más. Pero claro, el padre ha creado un agujero en la economía familiar imposible de solventar por el hijo. Es el momento en el que la madre, al igual que hizo el hijo, consigue un trabajo y comienza a aportar ingresos a la economía familiar. El padre continúa con su vicio y pronto ni los ingresos de la madre y el hijo son suficientes para acometer los pagos cotidianos en el hogar. Legalmente no están obligados a contribuir a la economía familiar viendo el despilfarro del padre ¿y éticamente?
Aquí es donde empiezan las posibles opiniones de vosotros los lectores. Alguno dirá que éticamente no se siente obligado ante el despilfarro del padre. Pero otros diréis que aunque la actitud del padre es reprochable, si la madre y el hijo no aportan, el conjunto de la familia se hundirá, con lo cual, muy a su pesar, deberán de seguir aportando todos sus ingresos a la unidad familiar.
¿Solución? Pregunta que dejo en el aire y que retomaré al final.
Este ejemplo puede ser extrapolado a muchos aspectos de la vida. Y me voy a detener en uno en concreto: papá será el Gobierno/Estado, mamá serán las Pymes y el hijo serán los emprendedores.
En este caso el papá, o sea el Gobierno/Estado, hace pesar la ley y no la ética para imponer a mamá e hijo, Pymes y emprendedores, el que contribuyan a la economía familiar, o sea, arcas del Estado. Pero la gestión de la economía doméstica por parte del papá es vergonzosa, éticamente reprobable y, sin duda, muy perjudicial para el bienestar de la mamá y del hijo. Estos legalmente deben de aportar su granito de arena a la economía doméstica pero ¿éticamente?
Salvando las distancias, es muy triste que una víctima deba de financiar los vicios de su maltratador, pero eso es lo que está haciendo el Estado con las Pymes y emprendedores de este país. A duras penas tienen ingresos que les permitan subsistir pero cada día más deben de aportar a las arcas de la familia cuando el papá cada vez dilapida más dinero en vicios y despilfarros. Legalmente deben de hacerlo pero éticamente no.
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Hola Jose Luis. Habiéndome dedicado más de 10 años a la psicología clínica, sigo con el ejemplo del padre adicto a las tragaperras: en un primer momento (hasta entrenar con el padre en las habilidades necesarias)lo que hay que hacer que el padre no disponga de ningún dinero. Madre e hijo tendrán que controlarle todo el dinero. De lo contrario, por muy buenas intenciones que tengan todos, lo único que conseguirán será contribuir más a que el problema se agrave. Es esto ético? Legal? No lo sé. Pero sí sé que es la única vía para lograr el objetivo final: desengarcharse de las tragaperras. 🙂
Un saludo!
Buenas amiga Maite y muchisimas gracias por tu aporte.Si lo traspasamos después al Estado solo puedo entender que la solución es la intervención extranjera o ente supranacional y apartar a todo político de delante. El miedo que me da es que eso se hizo con el FMI en algunos países y ninguno salió bien parado 🙁 Está claro que no estamos en buenas manos en ningún ámbito, ni nacional ni internacional. La falta de líderes y de buen hacer de estos es gravísima.
Jose Luis, totalmente de acurdo con lo que dices. No creo que se pueda hacer un «copia y pega» de una situación a otra. Se necesita hacer niveles de análisis distintos pq son situaciones distintas (pero es que me lo «pusiste a huevo» ;-))Pero sigamos con el ejemplo, creo que lo que realmente tendrían que hacer madre e hijo es coger al padre y contarle las cuarenta y castigarlo sin salir!!!
Sigo pensando que la solución es política, sin olvidar que los políticos están al servicio del pueblo, que son los que los ponen y los quitan (no debería olvidársenos). Y la política no se hace (sólo) en el Parlamento. Se hace en la calle y la hacemos los ciudadanos! Y esto está reñido con el indivudualismo que impera en esta sociedad.
Un saludo Jose Luis.
Buenas de nuevo Maite. Lo que está claro es que la solución del problema pasa por realizar cambios en el padre quiera o no. Lo que sería justo es que si no está el padre capacitado lo reconozca, cosa que es muy raro de ver en los políticos.
Lo de los ciudadanos haciendo política no lo veo muy claro visto lo visto, y es que el hecho de que todos los poderes, económico, político y judicial que descansen en manos de unos incompetentes solo conduce a tener problemas seguro.
Un abrazo