Este verano no he posteado casi nada. Sumando las vacaciones y las vueltas a la cabeza que he dado con nuevos proyectos, sí que me ha dado tiempo de reflexionar sobre varios temas.
Uno de ellos es el gran crecimiento que han experimentado los blogs y tuiteros (en algunas ocasiones, un servidor) que hablan sobre recursos humanos, pero más concretamente sobre orientación profesional y búsqueda de empleo. En los últimos años los servicios de ayuda para el desempleado se han multiplicado, ya sea a través de los servicos públicos de empleo de las comunidades autónomas (servicios OPEA, tutores de empleo, etc…) y también, como ya decía antes, a través de muchísimos posts y tuits en la red.
No cabe duda de que el desempleo puede ser una de las mayores preocupaciones para los españoles en la actualidad. Son millones las personas y familias que se encuentran en paro y tienen que vérselas cada día con situaciones complicadas, no sólo a nivel económico, sino en la mayoría de las ocasiones también a nivel social y psicológico.
Quedarse en situación de desempleo supone, a priori, una serie de consecuencias:
- Menos o nulos ingresos económicos.
- Situación de indefensión aprendida, en donde por mucho que hagamos parece que no conseguimos nada.
- Pérdida o dificultad para el mantenimiento del status social.
- Desconocimiento del mercado laboral, sobre todo en los casos en los que se llevaba trabajando en el mismo puesto y empresa durante largos años.
Sin entrar en detalle en otras posibles consecuencias, lo que sí queda claro es que estamos ante millones de “consumidores” que necesitan de un “servicio” en concreto. Ya hace tiempo se ha planteado en algunos blogs la pregunta de si pagaríamos por que alguien nos facilitara la búsqueda de empleo, o directamente, nos encontrara un trabajo. Alfonso Alcántara hablaba de ello en dos posts de hace ya algún tiempo, donde se describían los servicios “premium” o de pago que habían establecido algunas webs de búsqueda de empleo o de networking. No es el motivo de mi post entrar a discutir o no si estos servicios son caros o baratos (es conveniente revisar la discusión generada en los dos posts de Yoriento) sino más bien discutir acerca de ¿Por qué da tanto miedo en España pagar por estos servicios?
Creo que uno de los principales motivos es el temido “voluntarismo” que se asocia a algunos oficios en concreto, sobre todos aquellos que están enmarcados en el ámbito de lo “social”; es decir: estamos muy acostumbrados a que determinados trabajos asistenciales se ofrezcan con un carácter de gratuidad (por ejemplo, empleos de la rama sanitaria, trabajadores sociales, psicólogos, educadores, etc…). De alguna manera, “nos parece mal” que se cobren por esos servicios porque estamos acostumbrados a que se nos ofrezcan sin pagar un euro a través de diversas instituciones, aunque también es cierto que cuando estamos descontentos con esos servicios prestados acudimos a uno privado, bien para que nos atiendan mejor o para tener una segunda opinión.
O sea que, siguiendo con el mismo ejemplo, en cuestiones sanitarias no solemos dudar en acudir a un profesional “de pago” porque nos parece más fiable o con un mayor prestigio que los servicios públicos. Hasta cierto punto, es bastante comprensible, ya que la salud es algo que todos queremos conservar.
Pero vuelvo a hacerme la misma pregunta: ¿por qué no pagar a un profesional que nos facilite la búsqueda? O mejor todavía ¿por qué no crear una empresa dedicada a ello si tenemos experiencia en la materia? En los últimos años asistimos en nuestro país a una terciarización de la economía, en donde podemos obtener servicios de todo tipo, cada vez más especializados: nos traen la compra a casa, conseguimos smartphones estupendos a bajo precio cuando tenemos puntos acumulados en nuestra operadora, tenemos buenos sistemas de transporte…etc…
Sin embargo, la búsqueda de empleo se convierte en una especie de entrenamiento militar, en donde debemos, entre otras cosas: mejorar habilidades personales, ser unos excelentes redactores de curriculums, hacernos especialistas en las entrevistas de trabajo apuntarnos a todas las bolsas de empleo habidas y por haber…y por si fuera poco, en entornos 2.0 debemos darnos de alta en las principales redes y familiarizarnos con un nuevo tipo de comunicación. En conclusión, parece que hay que hacer un trabajo de especialización para conseguir un puesto de trabajo.
No digo que todo lo anterior no esté bien, sin duda el entrenamiento en ciertas habilidades no sólo supone una mejora de las posibilidades de empleabilidad, sino muchas veces también nivel personal…pero cambiemos la temática de búsqueda de empleo con algo más banal. Imagínate que se te avería tu coche…¿harías un curso exhaustivo de mecánica para conocer todos los elementos al detalle de un motor de inyección, o contactarías con un mecánico de tu confianza para que hiciera un buen diagnóstico y reparara el vehículo?
La mayoría de nosotros, aunque también hay mucho “manitas”, llevaría el coche al taller. Entonces, ¿qué ocurre con la búsqueda de empleo? ¿No es suficientemente importante como para pagar a un profesional? ¿Por qué no contar con la ayuda de personal cualificado para que nos preste ese servicio?
Podría parecer que tiro piedras contra mi propio tejado, ya que ha sido durante algunos años orientador profesional, pero no se trata de eso…algunas personas elegimos a los médicos de la Seguridad Social y otros acudimos a privados; eso no significa que uno tenga que ser mejor que otro, sino que se trata de un sistema de libre mercado y de libre elección del usuario o consumidor. ¿Por qué entonces demonizar la posibilidad de un servicio de empleo profesional y privado? ¿Es malo en sí mismo?
Ahí dejo las preguntas. Sólo me planteo que si no se modernizan los servicios públicos de empleo o surgen otros privados que innoven y ofrezcan un buen servicio, muchos deberemos seguir haciendo un “máster en búsqueda de empleo”.
Autor: Oliver Serrano
¿Has hecho ya tu máster de búsqueda de empleo? http://ht.ly/2Cy7y