Este principio de año me tiene muy guerrillera. En el post de hoy expresaré mi descontento, cabreo, y rabia ante la tan “en boca de todos”, pero poco aplicada “conciliación”.
Vamos a ver, porque creo que nos hemos perdido y nos hemos deshumanizado. ¿Cómo es posible que se entreguen premios a las empresas por un aspecto tan de sentido común como la conciliación?.
Cuando hablamos de conciliar, ¿de qué hablamos?. ¿En qué momento los trabajadores nos hemos dejado engañar por los tan laureados “compromisos” con la empresa que se traducen en quedarte trabajando más allá de tu horario a cambio de un bonus anual “discrecional”, que por supuesto no compensan las horas de más dedicadas al trabajo? ¿En qué momento hemos permitido el “regalar”nuestro tiempo?. ¿Y qué hemos conseguido a cambio? Una reforma laboral cada vez más precaria para el trabajador, con políticas que ya se han demostrado poco eficaces para la creación de empleo, hemos conseguido que lo normal sea firmar un contrato por 39-40 horas semanales, y trabajar 45-50-55 etc… las horas que considere tu empleador, por supuesto sin pagar horas extras, y además sin derecho a decir que no las vas a hacer.
Volviendo al tema de hoy. Cuando hablamos de conciliar lo primero que me viene a la mente, y que es de sentido común, es hacer tu horario y que la empresa lo respete. Esto de entrada, y que no debe de ser ni siquiera conciliación, sencillamente es cumplimiento del contrato por parte del empleador. Un aspecto que si que considero “Conciliación” son las políticas que aplican, lamentablemente pocas compañías en España, y que favorecen el equilibrio personal y profesional del empleado. Políticas como la flexibilidad horaria (entendida como tal, no como flexibilidad extensiva, de extender tu jornada laboral horas y horas), adaptación de los horarios a los empleados (siempre que sea posible), o teletrabajo. Estos son algunos ejemplos de políticas de conciliación.
Las empresas obtienen grandes beneficios de aplicar políticas de conciliación como pueden ser la mejora de la imagen de la empresa en el mercado, fidelización del talento, mejora de los índices de absentismo laboral, incremento de la productividad, e impacto positivo en el clima laboral. Ante estos beneficios, ¿Cómo es posible que muchas empresas sigan sin verlo?. Además, la conciliación está muy vinculada a la mujer. Esto quiere decir que es de extrema gravedad la discriminación que sufren las mujeres por el hecho de ser madres, o estar embarazadas. Esto es una realidad que hace que miles de mujeres, aún teniendo necesidad de trabajar por urgencia económica no encuentren trabajo. Todo esto, añadido a la situación de crisis y crispación social hace que la pobreza se esté feminizando, y que el colectivo de mujeres sea un colectivo con alto riesgo de exclusión social.
Ante este panorama, las políticas de “conciliación” están claramente relacionadas con la situación de la mujer. A un mayor número de empresas con políticas de conciliación activas (aunque sea sólo la de la flexibilidad horaria), mayor posibilidad de inserción laboral de mujeres.
Y este es uno de mis deseos para el 2011: una mayor conciencia por parte de las empresas de la situación de la mujer.
Autora: Mónica Morales
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