Unos consejillos para captar lo atención y conseguir la motivación en una sesión formativa.
La mayor parte de ellos son derivados del empleo de la lógica, pero puede que a veces se pasen por alto.
La motivación, la inspiración para que los participantes aprendan, es básica para cualquier sesión. No importa lo bien que haya sido preparada, si los individuos no están receptivos hacia su exposición, habrá muy poco aprendizaje. Recordareis que «los adultos aprenden cuando desean aprender». Puedes hacer mucho para estimular el aprendizaje. Puedes crear en los participantes el deseo de aprender y de tomar parte en la sesión.
Durante sus preparativos, pensaste en la motivación y la hiciste parte de tus planes.
Esto es necesario, pues trabajas constantemente pora obtener y mantener el interés.
La forma en que inicies y dirijas la sesión, es parte de la motivación. Debes dirigir cada sesión en una forma cordial y sincera. Tu actitud debe demostrar un deseo de compartir experiencias e ideas. Para lograrlo, debes ser comprendido por todas las personas del grupo, y, a su vez, debes tratar de comprenderlas a todas.
La disposición física del lugar de reunión influirá en la actitud de los asistentes. No siempre es posible tener condiciones ideales para las juntas; pero debes esforzarte porque sean las mejores posibles.
Encontrarás que el arreglo de las sillas en forma de V, de T o de U, da buenos resultados. Las sillas deben ser cómodas y estar dispuestas para que todos oigan y vean fácilmente. Todos deben tener un lugar para escribir. El salón debe estar adecuadamente iluminado, ventilado y a una temperatura agradable. Hay que proveer ceniceros y agua para beber. Prepara el salón para que esté exento, lo más que sea posible, de distracciones. Por supuesto, a todos los interesados les debe de ser informado el sitio y hora de la junta.
En la primera sesión preséntate al grupo. Después, si los asistentes no se conocen entre ellos, pide a cada uno que diga su nombre, ocupación y lugar en que trabaja. Podrás variar esta información, según el grupo.
En algunas sesiones te será de gran utilidad un breve comentario, por parte de los participantes, de lo que esperan obtener de la sesión.
Es una buena idea contar con placas en las que cada asistente anote su nombre y lo tenga a la vista de todos. Esto ayuda a que se conozcan más pronto. Una tarjeta como la que fue mencionada permite que el nombre sea visible, tanto para el instructor como para los participantes. Si utilizan un marcador o lápiz y escriben con letras grandes, el nombre se leerá con más facilidad. No siempre es necesario incluir el nombre completo y el puesto de la persona en la tarjeta.
Una vez hechas las presentaciones, darás a conocer el tema e indicaras la forma en que ha de desarrollarse la sesión. Si habrá un descanso, infórmalo.
Desde este momento, querrás estimular la participación. Di al grupo que agradecerás las preguntas, comentarios e ideas. Haz sentir al grupo que él constituye el programa. Exprésales cómo les van a beneficiar las sesiones, cómo se relaciona el tema con sus miembros y cuáles son los objetivos.
Ser natural, sincero y honrado con el grupo. Te ganarás su respeto.
Demuestra una actitud positiva y entusiasta hacia el grupo. No seas negativo; no adoptes una actitud de disculpa. No debes presentar excusas ni indicar, en ninguna forma, que no estás preparado, ni tienes actitud para presentar el material.
Si has investigado el tema y has preparado para la sesión, no hacen falta las justificaciones.
Conforme avanza la sesión, y vas logrando la participación del grupo, aprovecha las aportaciones de los miembros. Haz que todos se sientan importantes. Los comentarios como: «es una buena observación», o una mención tal como: «según dijo usted, señor González», estimularán al grupo. Utiliza los nombres de los asistentes con la mayor frecuencia posible.