La actual crisis económica mundial ha sacado a la luz con crudeza la absoluta falta de liderazgo en materia de política de empleo, tanto en España como en el resto del mundo. En este terreno hay tres claros protagonistas: Gobierno, sindicatos y empresarios.
Antes de hablar del papel de los agentes sociales hay que subrayar o incluso poner sobre la mesa que el Ejecutivo tiene como principal papel el de gobernar. Esto implica que, a pesar de que es muy saludable que ejerza su acción de mando con el mayor consenso posible, sin embargo, en momentos críticos como el actual debe tomar el timón, animando, proponiendo y, cuando sea necesario, disponiendo lo más apropiado para el interés general. Todo esto es tarea inherente al Estado.
Ahora mismo, nos encontramos en momentos muy críticos y, por supuesto, será necesario implementar medidas quirúrgicas e impopulares, pero precisamente es en estas circunstancias cuando se mide la verdadera talla de los líderes sociales y políticos. Es muy humano que nadie quiera hacerse a sí mismo una operación quirúrgica, pero un médico sensato deberá aconsejar e incluso obligar a hacerla para mejorar al enfermo.
España ha atravesado unos años de bonanza económica, en los que ha sido muy fácil ejercer tareas de gobierno y consensuar voluntades, pero ahora que el mar está revuelto, el capitán de la nave y el resto de la tripulación que dirige deben dar el do de pecho. Qué duda cabe que todos desearíamos el máximo bienestar social, pero la responsabilidad debe exigirnos valorar las contrapartidas no sea que lleguemos a practicar el viejo dicho castellano de «pan para hoy y hambre para mañana». Por desgracia, esto es lo que puede ocurrir si solamente se toman medidas de complacencia popular.
Fuente: DiarioNegocio