El exceso de mano de obra dispuesto aceptar condiciones ‘de lo que sea’ con tal de trabajar, ha hecho que en muchas ocasiones salga la peor parte de la raza humana en el tema de las ofertas de trabajo. Ya no es que en muchas ocasiones no existan, cosa que ya es jugar con las expectativas y necesidades de los desempleados. Pero lo peor es cuando en otras ocasiones te encuentras empresas que mienten deliveradamente en las ofertas que publican a sabiendas de que las condiciones que van a ofrecer rozan la esclavitud o incluso van más allá y no se parecen en nada a lo que ofrecen en sus anuncios.
¿Legal? No se puede decir que no. ¿Éticamente reprobable? Seguro.
Cuanto mayor es la necesidad de la gente por buscar trabajo, suele salir lo peor de la raza humana, sus deseos de aprovecharse del más débil. Empleo en compañías de seguros, empleo en editoriales, empleo en empresas comercializadoras de electricidad,…., son algunos de los que están en boca de mucha gente. Incluso son de los que con tal de que los nuevos contratados, a comisión casi siempre, vendan a sus familiares, les llega para luego darles ‘la patada’. Es cuando uno se pregunta qué hacen los poderes públicos.
Regularizan el mercado laboral perjudicando a la parte más débil, como son los trabajadores, pero permiten que empresa pongan en el mercado ofertas de esclavitud en forma de ofertas de empleo. Claro, para ellos son menos parados en las estadísticas, aunque no les llegue ni para cubrir gastos. Antes abundaban mucho las candidaturas inversas, es decir, poner ofertas falsas para conseguir candidatos por si en alguna ocasión hacían falta. Ahora es peor, la oferta es denigrántemente falsa pero es oferta, explotación en estado puro.Antes perdías el tiempo en una entrevista y poco más. Ahora, con este tipo de empresas, pierdes el tiempo y el dinero.