Muchos me conocéis porque seguís este blog. Otros por mi colaboración en diferentes empresas o habéis asistido a seminarios o cursos que he impartido, pero desde que este blog inició su andadura allá por finales del 2007 con otro nombre y pasó a ser el que véis ahora hace más de 4 años, siempre he considerado que debía de ser un punto de encuentro de debate de los problemas que nos encontramos en el día a día, tanto dentro como fuera de las organizaciones de las que formamos parte. Me he preocupado siempre por el tema del liderazgo como base fundamental de que una organización de personas pueda funcionar.
Por ello, muchas veces he analizado y comentado con vosotros cuál o cuáles son los problemas principales que hay en nuestras organizaciones. Baja productividad, mala formación de los empleados, falta de liderazgo y motivación en el equipo, titulismo frente a experiencia,…., muchas has sido las propuestas a llevarse el título de ‘principal problema de nuestras organizaciones’.
Pero después de más de 5 años escribiendo sobre coaching, RRHH, management o liderazgo lo que está sucediendo estos días en este país me ha hecho replantear todo lo escrito aquí durante largo tiempo.
No es la envidia, no es la falta de compromiso, no es la desmotivación. El principal problema en nuestras organizaciones es la falta de autocrítica tanto de ellas como de sus miembros, lo que se traslada a una negativa capacidad de autoaprender de lo que se ha hecho mal.
El 2 de marzo del 2010, escribí en este blog el siguiente post, ‘Así no señores, así no‘, en el que comentaba que me parecía vergonzosa la famosa campaña de ‘Esto lo arreglamos entre todos’, indicando de que era una tomadura de pelo lo que en ella se planteaba.
Lo ocurrido en esta semana solo hace que confirmarme lo que en ese momento dije y me ha abierto los ojos para ver cual es el gran problema de nuestras organizaciones, o sea, empresas.
Esto solo lo podía arreglar aquellos que tuvieses en su mano la solución para ello. Dudo mucho que entre todos, aunque seamos muchos, se hubiera podido solucionar en aquel momento. Lo curioso es que esa campaña salió de los que tenían poder para arreglarlo (políticos, banqueros y grandes empresarios), pero en vez de tomar el toro por los cuernos prefirieron que lo tomásemos nosotros, aquellos que no teníamos capacidad para arreglarlo. Y pasó lo que tenía que pasar, ‘uno por el otro y la casa sin barrer’, o lo que es lo mismo ‘entre todos la mataron y ella sola se murió’.
Curiosamente, los tres grupos de poder mencionados antes, a saber políticos, banqueros y grandes empresarios, son los únicos que han abierto la boca esta semana para decir que es adecuado la subida del IVA, el recorte de los salarios, la supresión de pagas extras, los recortes en la ley de dependencia,… Entonces mi pregunta es, ¿por qué aquella campaña de ‘esto lo arreglamos entre todos cuando al final somos TODOS MENOS ELLOS los que sufrimos las consecuencias de su negligencia? La respuesta está clara: nuestras organizaciones no tienen capacidad de autocrítica.
Nuestras organizaciones, empresas, o mismamente las organizaciones gubernamentales, no tienen sentido de autocrítica de lo que han hecho mal durante años, por lo tanto están a gusto con lo que han realizado y lo continúan haciendo y esto es lo que nos ha conducido a la situación actual. No se ha querido aprender nada de lo mal hecho anteriormente y una organización que no aprende de sus errores estará condenada a repetirlos ‘per secula, seculorum‘.
Lo más grave en este caso es que se creen en el poder de criticarnos a nosotros, los ‘paganos’, aquellos que teníamos que salir de esto sin tener capacidad para ello, y por no hacerlo bien nos pagan con miseria, recortes sociales, empobrecimiento y caída clara del nivel de vida. Y TODO PORQUE ELLOS NO FUERON AUTOCRÍTICOS CON LO QUE HICIERON.
‘La Casta’ que posee el poder de nuestras organizaciones no es amiga de la autocrítica. Una reflexión correcta de lo hecho mal hasta la fecha habría hecho que hubiesen puesto remedio a los males ya hace un par de años por lo menos y que no tuviésemos que haber llegado a la situación insostenible actualmente.
El ejemplo ayer de uno de los miembros de ‘La Casta’, el personaje de nombre Andrea Fabra, demuestra el nivel de desprecio que se tiene por los ciudadanos y la falta de autocrítica a lo que ellos han hecho. Un personaje que es hija de un imputado por delitos fiscales, que construye aeropuertos para que paseen sus nietos,…., que es hermana del presidente de una CCAA que está en quiebra, que su marido es un ‘pijo moderno’ que en su blog critica a los gays llamándoles homosexuales con poder que consiguen favores políticos y prebendas (claramente homófobo), siendo además la mano derecha de la ‘caudilla de Madrid’,…. que tenga las santas narices de decir ¡que se jodan! los parados por que se le reduzca la prestación de desempleo, ya no me parece vergonzoso ni indignante, sencillamente me parece digno de una persona (alimaña) que merece la muerte más dolorosa conocida posible.
Nuestras organizaciones y por extensión nuestro país, no tiene solución si aquellos que poseen la llave en su mano no realizan autocrítica y quien aprender de los errores y aceptar sus males. Se limitan a cargar contra los más débiles, aquellos que no tienen en su mano ningún tipo de solución y a los cuáles echan la culpa de todos los males, hasta son el toro que mató a Manolete.
En este país somos muy dados a que las culpas son de los demás: que si es una crisis mundial, que si es culpa de los mercados y los especuladores, que si los funcionarios cobran mucho (mentira cochina!! y no soy funcionario), que pagamos menos impuestos que el resto de países (otra mentira cochina ya que en función de nuestra renta somos de los que más pagamos),… Pero eso si, ver como 400.000 personas en este país pertenecientes a ‘La Casta’ viven con privilegios, prebendas, coches oficiales, colocando a amiguetes a dedo en puestos de alta remuneración, o sea, creando una red clientelar de poder, no es algo que sea criticable, ni mal visto, ni censurable y mucho menos que merezca una autocrítica por su parte.
Nuestras organizaciones nunca han querido aprender de sus errores y eso no se debe a los subordinados, que no nos cuenten milongas. Eso es porque nuestros líderes han sido vergonzosamente negligentes en su autocrítica y mientras se ‘lo han llevado calentito’ la cosa iba bien, pero en cuanto la cosa se ha torcido, esto lo teníamos que arreglar entre todos, pero fíjate tú que al final lo acabamos pagando los de siempre, los paganos.
Sigo tu blog desde hace poco. En todas tus entradas me quedo con la duda de si estoy leyendo a un profesional competente o a un aficionado con mucho tiempo libre, la verdad. No quiero ofender y de hecho te sigo leyendo porque en casi todas las entradas hay algo que me llama la atención. Pero en esta creo que te has pasado. No creo que haya que desearle la muerte más dolorosa a nadie, por muy necio, incompetente o corrupto que sea.
En fin, ánimo con la tarea que tienes en este blog, que con la que está cayendo, es mucha. Un saludo