Muchas son las tendencias actuales en materia de RRHH con respecto al denominado Recruiting 3.0 y cosas similares, dentro del cual se encuentran los nuevos procesos de selección, o mejor dicho, las nuevas formas de seleccionar. Pero hoy rompo una lanza en favor de algo tan tradicional y 1.0 como son las entrevistas de trabajo. Dudo yo que por mucho Recruiting 3.0 que se esté vendiendo, a nadie se le va a contratar en un trabajo sin pasar al menos una entrevista previa o, por lo menos, eso creo yo.
Por eso hoy prefiero recordaros aspectos necesarios que debéis de tener en cuenta en una entrevista de trabajo, ya que si pocas ofertas de empleo hay, menos incluso entrevistas con la cantidad ingente por desgracia de mano de obra desempleada.
Lo que si es verdad es que ya se ha hablado tanto de lo que debes y no debes de hacer en una entrevista de reclutamiento, que quiero daros hoy un enfoque distinto a nuestros consejos. Nada de que si esta o aquella vestimenta, que si tal o cual comunicación no verbal, que si preguntas trampa o preguntas ‘killers’. Sobre eso ya hay mucho escrito. Prefiero enfocaros el tema hacia aspectos más de la conducta y actitud con la cual sería conveniente el afrontar una entrevista de trabajo.
- Tú y solo tú. Estás en paro, llevas mucho tiempo buscando empleo y no tienes casi entrevistas, tienes cargas familiares urgentes,…. ¿Qué actitud debes de tener al afrontar la entrevista de trabajo? Pues una clara y sencilla: tú eres el perfil ideal para el puesto y así debes de hacérselo saber al reclutador. No es que te muestres servil en todo lo que te diga ni lo contrario, que vayas de prepotente y por encima de todo. Tu actitud ante la entrevista es la de dejar bien claro que para ese puesto no hay nadie mejor. No dudes, no titubees. ¡¡Eres el mejor candidato!! Los demás dan igual, sean quien sean. Piensa siempre que tu aporte de valor es insuperable. Si vas con la idea de probar, mirar lo que otros candidatos aportan y comparte con ellos, ¡¡date por muerto!! No hay nadie más que tú en el proceso. Afronta la entrevista como que nadie puede competir contigo y eso te ayudará a ver las cosas desde otra óptica.
- Confianza sí, pero la justa. Tu única confianza es en tí mismo. Solo tú debes de saber que llevas el mando de la entrevista. Como un boxeador que se considera mejor que su oponente y baja la guardia confiado, lo que le lleva a que le den un golpe que quede K.O. ¿Pensáis que el reclutador es un principiante? Todo reclutador que se precie intenta en la entrevista generar un clima de buen ambiente que haga que te confíes y bajes la guardia. Puede salir en ese momento aspectos personales que no gusten al reclutador. Pero eso es lo que busca realmente, es su labor, conocerte al máximo en diferentes situaciones. ¿No quedamos que eras el mejor? Si estás confiado de ello, piensa que el mejor suele ser el que menos errores comete y menos veces baja la guardia. Confía en ti mismo, en los demás, lo justo.
- Tu eres la parte débil, pero no lo debes de mostrar. Unido a todo lo anterior, tu eres realmente el que está sin trabajo. Debes de ir con actitud de que eres el perfecto candidato y no bajar la guardia en ningún momento. Pero a fin de cuentas el reclutador está trabajando y tu no. No debes de mostrarte inferior a él en ningún aspecto. Diría más, no debes compararte con otros candidatos incluso si el reclutador hace referencia a ellos durante la entrevista de trabajo. Recuerda que eres el perfecto candidato. Una muestra de debilidad, algo que te minusvalore y estás muerto. Con esto no quiero decir queseas agresivo durante la entrevista, con comunicaciones y mensajes cerrados y tajantes. Sabes que necesitas el puesto y que ellos necesitan a alguien, ellos pueden escoger y tú no, pero nunca se lo demuestres al reclutador.
- El pasado, pasado está. Para bien o para mal posees un pasado que te acompaña, que tú solo conoces a la perfección. No recurrir a él salvo que el reclutador pida una determinada referencia. No sea de los que cuentan la ‘batallita’ desde que hicieron la Primera Comunión. Ti vas a cubrir unas necesidades de un puesto en el futuro inmediato y eso es lo que tienes que aportarle en la entrevista y demostrárselo. Lo que fuiste ya pasó. Los éxitos profesionales duraron lo que duraron, ¿para qué aburrir al reclutador con cosas que realmente puede que ni le importen? Tu actitud es la de ser ‘solucionador’ no la de ‘apagafuegos’. Recuerda, vas porque te necesitan y te han llamado por lo que les puedes aportar A PARTIR DE AHORA. Volviendo al simil pugilístico, ¿tú crees que Mike Tyson puede aportar ahora una experiencia de boxear y que lo contrarían para un combate por ser quién fue? No vivas del pasado, piensa en lo que aportarás en el futuro.
- Ganar-ganar. No vayas nunca pensando en que a ver si suena la flauta y pasas la entrevista y eres el afortunado, aunque así sea. Vete con la idea fundamental de cualquier negociación: ganar-ganar. Tu ganas un trabajo y la empresa gana el mejor candidato posible. Si crees que no eres esa persona, no lo podrás demostrar. Tú ganas, pero ellos deben de saber que también ganan (ellos o el reclutador). Si el termina la entrevista con la sensación de que ha ganado y tú también, el puesto será tuyo. Si acaba con la sensación de haberte ‘vapuleado’ o que ha salido con la sensación de que lo has avasallado, ya puedes seguir mandado curriculums. Tu vas a ganar y que el gane y punto. Nadie puede perder.