Hoy no estoy haciendo un post completamente original ya que he preferido adaptar el realizado por Geoffrey James publicado en INC.com, ya que me ha parecido muy interesante y por ese motivo quiero compartir desde aquí también.
La mayoría de las personas vivimos vidas con una silenciosa desesperación porque nos centramos en cosas que no se pueden controlar: eventos externos a nosotros, cosas que sucedieron en el pasado o de lo que piensan los demás sobre nosotros. Como resultado de ello, no logramos concentrarnos en lo que podemos controlar y que es lo que nos puede hacer crecer personalmente y profesionalmente: nuestras propias creencias, nuestra propia actitud, nuestras propias emociones y nuestro propio comportamiento.
De estas cuatro cosas, con mucho, los más importantes son nuestras creencias, porque lo que creemos acerca de la vida laboral y de nuestro entorno personal determina en gran medida cómo nos sentimos (nuestra actitud y nuestras emociones) y las acciones que tomamos (nuestro comportamiento resultante).
Como pensaba Joel Baker, los mapas mentales que tenemos en nuestra cabeza son puestos por nosotros y, por lo tanto, nosotros somos los únicos que los podemos cambatir, superar o simplemente romper y que de esa forma se puedan romper ataduras que nos limitan a la hora de querer realizar algunas cosas.
Comparto la opinión de Geoffrey James de que hay una serie de creencias personales que si conseguimos superar puede que echen a la desesperación de nuestra cabeza y ayudarán a da un empuje emocional para manejar casi cualquier cosa que se nos ponga delante.
El define como 7 las principales. Yo personalmente añadiría alguna o corregiría otras, pero esta podría ser una lista de creencias que nos limita y que si superamos nos podrían hacer más resistentes al agresivo entorno:
1. El éxito de hoy puede generar ansiedad y desesperación mañana. Si dejamos que el éxito nos haga complacientes, nos olvidaremos de la motivación y de estar en estado de alerta adecuado. El éxito es bueno, pero sabiendo manejarlo.
2. Siempre, sin duda, aprendemos más de los fracasos que de los éxitos. Son una forma de renovar nuestra humildad, agudizar nuestra objetividad y nos hacen más resistentes.
3. Las metas que contienen la frase «Voy a intentar …» son contraproducentes. Si queremos marcarnos objetivos o metas que realmente nos motiven, utilizaremos frases como «yo quiero» y «yo debo».
4. Lo que hace que la mayoría de nosotros no hagamos algo es el miedo al fracaso. Si esto no lo sabemos gestionar de forma adecuada nunca haremos nada.
5. Lo que decimos debe de reforzar lo que pensamos, así que si algo está a punto de salir de nuestra boca que no sirve a ello, simplemente debemos mantener la boca cerrada.
6. Nosoros somos responsables de mi propia felicidad, así que cuando otras personas son desagradables con nosotros, recordemos ser amables con nosotros mismos.
7. Hay seis palabras mágicas que hacen que incluso la situación en las empresas más difíciles sea más fáciles de manejar: «No lo tomes como algo personal».
Las creencias -también- han de evolucionar con nuestras crecidas emocionales que nos llevan a una maduración mayor. Y si bien nos regresan «a la vieja fuente», lo cierto es que nos hacen circular -avanzando- en comprensión, a través del nuevo estado de maduración…para seguir caminando. Cuando me encontraba «en el punto antiguo «retro».. DURANTE MUCHOS AÑOS me sentí poco aplicada, y no comprendía. Luego cuando me explicaron que el camino es un ZIG ZAG «hacia adelante y hacia atrás» para seguir avanzando, me sentí en paz conmigo misma, pués no era «desaplicación» por mi parte, sinó «simplemente ignorancia» subsanada .
Cierto amiga Fina. La gente cree que un paso atrás o aun lado es siempre síntoma de retroceso, cuando realmente lo que sirve es para conseguir ver un punto de vista diferente de las cosas que te permita avanzar de forma inmediata. La sociedad no admite sin embargo de buen grado esto. Siempre considera que la pausa o el paso atrás es negativo, y eso es otro mapa mental y creencia que debemos de superar.
Un saludo