Hoy me he decidido por un post más ‘coaching para el día a día’ que por una aportación más teórica.
Ayer hice una reflexión en Facebook que me gustaría recoger aquí también para despertarnos de la situación en la que nos encontramos.
¿Qué pensáis un país donde a un anciano de 85 años se le pide 1 euro por receta, dinero que se destina a sanear una empresa (Bankia) donde ya 5 directivos reconocen cobrar al año entre 200.000 y 360.000 euros sin saber porque y sin hacer nada, solo por asistir a una reunión al mes? Algo falla en una sociedad donde se castiga al necesitado para premiar al mediocre, corrupto y fariseo.
¿Qué confianza podemos inspirar a los demás cuando admitimos esto y no es que sea una cosa extraña, sino que es de lo más habitual?
Cada uno de nosotros debemos de confiar en nuestras capacidades para poder salir de la situación actual, pero visto lo visto, de poco vale el confiar en nosotros cuando lo que nos rodea es claramente hostil.
Un país donde la corrupción, la mediocridad, el despilfarro, la sinverguencería (o sinvergoncería),…., campan a sus anchas, quiere que los emprendedores levanten una situación donde el 1% de la población se está riendo del 99% de la misma, ¿cómo puede inspirar confianza a sus ciudadanos y a los países de su entorno?
Muchos de los países que nos rodean no son mediocres y tienen ojos para ver lo que aquí ocurre. Por ese motivo, aquel de nosotros que confíe en sus posibilidades, quiera trabajar y esforzarse por prosperar es bien recibido en los países de nuestro entorno, pero solo como individuos, no como país. ¡Nos han calado hasta el tuétano, a nosotros y a quien nos lleva dirigiendo más de 35 años!
Si creéis que no, ¿por qué no observáis el hecho de que un español que destaque en algo, salvo en contadas excepciones, se debe al reconocimiento que tiene en el exterior? En este país no confiamos en el individuo. Nos llega la mediocridad como sistema de valores, lo que nos llevará sin duda a quedar como una sociedad y un país mediocre.
¡CONFIANZA es lo que nos hace falta! En nosotros y sobre todo en mostrarla a los demás.
El día que desde fuera nos vean como profesionales en lo que hacemos en vez de ver un país donde se viene a coger borracheras veraniegas, podremos aspirar a salir de la crisis. Antes no.