Tras ver este fin de semana un sensacional artículo en elcorreo.com titulado Lista de los 40 jefes, en el que con alta dosis de humor se describían 40 tipos de jefes o líderes que nos podíamos encontrar en nuestras organizaciones, me he vuelto a meter en este post en el tema del liderazgo efectivo como algo más necesario cada día.
Esta vez en vez de enfocarlo por el lado positivo, cosa que es lo normal, hablando de las características que debe de tener un buen líder, he preferido enfocarlo por qué es lo que no debe de hacer un buen jefe o líder.
Muchos de estos malos hábitos que tienen los líderes se deben a la falta o deficiente comunicación que tienen con los miembros de su equipo ya que sus opiniones ni son relevantes ni son tenidas en cuenta, ya que por algo son jefes y los demás los subordinados.
- Trata de forma injusta a sus colaboradores, a sabiendas de que es así.
- Sólo habla con sus subordinados para criticar o reñir por lo hecho mal en vez de motivar y conseguir ayudar.
- Reparte las tareas en su propio beneficio, es decir, no delega en bien del grupo, sino en el suyo con independencia de que no sea lo conveniente.
- Se suele creer Dios, en poder siempre de la razón, en vez de arbitrar y, sobretodo, ser neutral.
- Quiere imponer respeto y confianza a voz de mando y a gritos, en vez de usar el diálogo y la colaboración.
- Toma las decisiones por poder no por consenso
- No permite la participación de las personas que lo rodean (opiniones, comentarios, ideas, etc), porque pueden que le quiten poder e imagen.
- Suelen abusar en caso de que un tema lo dominen en vez de intentar formar y ayudar a los subordinados a mejorar lo que hacen en ese tema.
- Siempre tienen razón, son expertos y menosprecian lo que digan los demás.
- Disfrutan ridiculizando y criticando a miembros de su equipo.
- Suelen ser orgullosos y no dan el brazo a torcer porque si son jefes, tienen razón ‘porque sí’.
- Tienen pánico a que se los critique y reaccionan de forma agresiva y vengativa frente a eso.
- No hay opiniones diferentes a las suyas válidas.
- Todas las medallas son para él, haya tenido o no algo que ver en el éxito obtenido.
- No saben diferenciar lo personal de lo profesional, se toman todo a pecho como si fuese un ataque personal a ellos mismos.
Hola, José Luis
Creo que hay dos temas muy importantes a evaluar con relación a los «jefes malos»: la falta de preparación en gestión de personal y la aburrida tendencia a convertir la jefatura en un culto al ego, y por tanto, mis empleados no son mis colaboradores sino mis aduladores.
Me he encontrado con esa situación recientemente en mi vida profesional, y por primera vez: A los jefes hay que adularles para conseguir un ascenso, y hay que aplaudirles las decisiones que toman, aún cuando vayan en contra del buen sentido comercial.
Buenas Joel.
Ese es el perfil del jefe, o jefecillo, que tenemos por aquí, el que prefiere que se le adule antes de que se critique de forma constructiva cualquier orden que transmite. Nunca se equivoca y está por encima del bien y del mal.
Así nos ha ido, ‘dedismo’ y ‘pelotismo’ es lo que ha triunfado siempre en nuestras empresas 🙁
Un abrazo