Cuando ya estamos entrando en el sexto año de la crisis según dicen algunos y la empresas ya no pueden purgar mucho más sus plantillas con despidos, la cosa para conseguir levantar la empresa se torna complicada. Y no es que me ponga de agorero, pero el que os escribe, en el año 2008 en este mismo blog dijo que la crisis que se avecinaba haría que en el año 2020 el panorama de nuestro mercado laboral iba a ser completamente desconocido en este país y diametralmente distinto a lo que hemos conocido hasta ahora. Por desgracia, los presagios se han quedado cortos con lo que está ocurriendo en la realidad.
Yo creía que al final de esta década la mitad de los empleados de las empresas no estarían contratados mediante contratos por cuenta ajena, sino que serían realmente contratados por cuenta propia al servicio de su empresa, lo que se conoce como falsos autónomos.
Esto permitiría reducir los costes a las empresas a la vez que disfrutar de personal dedicado a ella el 100% de la jornada, pero sin pagar vacaciones, bajas, indemnizaciones por despido,…., mientras que el empleado dejaría de tener derecho a prestación en caso de desempleo, a disfrutar de vacaciones pagadas, pagas extras,….
Mismo trabajo (o más) a menor coste, lo que se traduce en una de las formas a las que estábamos abocados para mejorar nuestra productividad, ¿a costa de qué? Pues de esta figura que me atrevo a denominar como ‘emprendedor‘ autónomo.
El emprendedor tiene un espíritu diferenciado del trabajador por cuenta ajena. Posee unas habilidades, aptitudes y actitudes diferentes a éste que le hacen trabajar de ‘sol a sol’ por levantar su proyecto y estar en completo sacrificio para conseguir que su emprendeduría llegue a buen puerto. Es decir, posee un compromiso con lo que hace que no poseen los trabajadores por cuenta ajena. ¿Qué es lo que quieren los empresarios hoy por hoy? Sencillamente eso, que los profesionales que les prestan servicios sean como ‘emprendedores’ autónomos, es decir, que dejen la vida por proyectos que nos son propios sino que son de una empresa pero en condiciones de remuneración y derechos laborales de autónomos. Quieren lo bueno del emprendedor pero a un coste irrisorio. Igual se creen que un autónomo va a poner el mismo énfasis en lo que hace si el negocio es propio que si el negocio es de otro.
La productividad que debe de buscar las empresas hoy en día pasa por tener en plantilla a empleados con espíritu emprendedor, dispuestos a lo que sea para levantar y ayudar a su empresa, eso sí, a costa de recibir un justo premio por ese esfuerzo. Lo que pasa es que los empresarios quieren lo primero pero no quieren lo segundo. Lo único que están consiguiendo es desaprovechar un potencial talento de un emprendedor por racanear en las condiciones que ofrece. Lo más normal es que ese profesional cambie de empresa en la que mejoren sus condiciones o prefiera establecerse por su cuenta antes de ser el esclavo del señorito de la plantación.
¿Cómo deberíamos mejorar por lo tanto la rentabilidad? Ahora estamos produciendo lo mismos o menos pero los costes caen en mayor proporción, con lo que mejoramos en la productividad. Lo que debería de ocurrir es que produjésemos más a la vez que las condiciones de los empleados también mejoren aunque en menor proporción. Esto sería también una mejora de la productividad aunque con los empleados más a gusto que en el primer caso, donde solo están desmotivados y pensando en marcharse a las primeras de cambio.
Los empresarios actuales (muchos, no todos), con sus políticas erróneas de RRHH nos han llevado a donde estamos y en vez de aprender de ello, quieren seguir con las mismas ideas sin que la crisis les haya servido de nada para aprender.
Yo, en los tiempos que corren, pensando como los actuales empresarios, no contrataría en nómina a nadie nunca más, lo contrataría autónomo con la ventaja que en cualquier momento podría sustituirlo. Lógicamente se que ante esta situación no puedo pretender que quién contrate de el 100% de su talento por mi, pero como me sale más barato, puede que me llegue con que solo me de el 75% del mismo.
Lo siento señores empresarios ¡¡pensamientos mediocres solo conducen a empresas mediocres y así no saldremos de la crisis!!
Estoy de acuerdo, con esos pensamientos tan mediocres no se van a conseguir grandes logros. El problema es que ellos basan sus criterios en reducir costes en recursos humanos y ése nunca es un buen criterio. Es el inverso de la productividad. Ya lo dijo Eintein: seguir haciendo las cosas como siempre y esperar resultados diferentes es de necios.
Buenas tardes amiga Montse. Es así, como bien dices al final. Deberá de aparecer una hornada de nuevos empresarios convencidos de que el compromiso de sus empleados se consigue cuando ellos también se comprometan, y no solo quieran ir a su chalet en el Mercedes mientras los empleados malviven dejando la sangre en el camino. Mientras más tarde, más tiempo perdido 🙁
Excelente post, recomendado!!!!
🙂